Bambi y Winnie the Pooh se convierten en asesinos de película por cosas del copyright: qué necesidad había

Recientemente, se dio a conocer en redes sociales el próximo estreno de una película de Bambi, aquel ciervo tierno que popularizó Disney en su película de 1942. Sin embargo, esta nueva historia es muy distinta a lo que muchos esperaríamos: se trata de un filme de horror, que cambia por completo el tierno personaje que conocemos.

Sin embargo, éste no es el primer personaje clásico infantil que alguien ha decidido tomar y convertir en un asesino sediento de venganza: Winnie the Pooh también protagoniza una película similar que se estrenará en unos meses.

Te contamos qué está pasando con estos personajes infantiles y cómo es que han terminado siendo convertidos en algo totalmente opuesto a lo que originalmente eran.

Todo comenzó con Winnie the Pooh

Como sabemos, Winnie the Pooh está basado en el tierno personaje de los poemas, historias y cuentos infantiles creados por el escritor A. A. Milne y el ilustrador E. H. Shepard, inspirados en el hijo del escritor. Desde la década de los años 60, Disney era dueño de los derechos de este personaje, presentándonos a ese tierno oso amante de la miel que hoy en día conocemos.

Sin embargo y de acuerdo con las leyes de derecho de autor estadounidenses, desde enero de 2022 Winnie the Pooh pasó a ser del dominio público, debido a que ya habían pasado 95 años desde la publicación de su primera historia. En resumen: Winnie the Pooh se volvió un personaje que cualquiera puede utilizar, y aunque Disney conservaría los derechos de la versión que ellos crearon, ya no tiene la exclusividad sobre él.

Básicamente cualquier persona puede tomarlo y hacer sus propios libros, películas, series o mercancía, tal y como sucede con otros personajes del dominio público, como las princesas de los cuentos de los hermanos Grimm (entre las que se encuentran Cenicienta y Blanca Nieves) y de quienes se han hecho decenas de películas, series y reinterpretaciones o retellings.

Este tipo de noticias suelen pasar desapercibidas, pero la nueva liberación del personaje se viralizó cuando se anunció la realización de una película titulada 'Winnie the Pooh: Blood and Honey' (que en español se traduciría como 'Winnie the Pooh: Sangre y Miel'), un filme independiente slasher, género perteneciente al terror y caracterizado por uno o más personajes que persiguen y espían a un grupo de personas, usualmente con armas punzocortantes.

De acuerdo con la sinopsis de la película, la historia transcurre después de que Christopher Robin se marcha la universidad, lo que aparentemente ocasiona la ira de Winnie y compañía al sentirse abandonados por él, convirtiéndolos en asesinos con sed de venganza. Sin duda algo totalmente opuesto a la historia original.

En una entrevista, el compositor de la música de la película declaró que el director fue criticado y señalado por personas que afirmaban que el filme arruinaría sus infancias, a lo que éste respondió: "eso es lo que intento hacer, arruinar la infancia de todos".

Y tal parece que la popularidad que le ha dado el anuncio de esta primera película le ha funcionado, pues como mencionábamos al inicio, esta semana se dio a conocer que tiene planeado producir una película similar con otro entrañable personaje infantil en 'Bambi: The Reckoning' ('Bambie: el ajuste de cuentas'), dirigida por Scott Jeffrey.

En este caso, la historia sería protagonizada por un Bambi rabioso que buscará venganza contra el cazador que disparó a su madre, comenzando así una larga serie se asesinatos. Al igual que Winnie the Pooh, Bambi es ahora un personaje de dominio público desde enero de este año.

¿Querría el autor este destino para sus personajes?

En primera instancia, resulta inquietante -y quizás hasta perturbador- ver cómo toman un personaje infantil y lo convierten en alguien que desea atemorizar y asesinar. Pero si nos vamos al origen de la historia, lo es aún más. Tomemos como ejemplo a Winnie the Pooh.

Quienes conocen un poco de la historia de este personaje, sabrán que Christopher Robin, el niño que aparece en las historias, está inspirado en el propio hijo de A. A. Milne: Christopher Robin Milne, y que tanto Pooh como sus otros compañeros, están basados en los muñecos de peluche reales con los que Christopher jugaba en el bosque.

De hecho, el origen de estos personajes es uno que tiene un toque conmovedor, pues el escritor los inventó al pensar en cuentos para su hijo, en los que les contaba sobre un maravilloso mundo de fantasía en el que habitaban Winnie the Pooh y sus amigos, retratando la infancia de su Christopher.

Si nos ponemos a pensar en la opinión del autor, creo que no erraríamos en asumir que no le gustaría que se hiciera una versión en la que los peluches se vuelven en contra de su hijo y buscan hacerle daño solo por haberlos "abandonado" al irse a la universidad.

¿Debería haber límites en las reinterpretaciones de ciertas historias?

Las reinterpretaciones o retellings nos ofrecen una versión diferente de una historia usualmente reconocida. Las personas creativas, especialmente aquellas que disfrutamos ampliamente de la literatura y el cine, sabemos que son una excelente opción para darle un giro diferente a ese final que no nos gustó o para adaptar alguna obra clásica a los tiempos modernos.

Hace unos años, por ejemplo, se puso de moda tomar ciertos libros del dominio público como 'Orgullo y Prejuicio', e introducir en ellos los personajes de moda: zombies. Como resultado, tuvimos libros y películas con historias que ya conocíamos... pero con zombies. Sin duda bastante cuestionables y lejos de ser filmes merecedores de premios, pero al final de cuentas reinterpretaciones que hasta resultan cómicas o divertidas.

Sin embargo, en el caso de personajes infantiles la situación es diferente. No es lo mismo tomar un libro para adultos y añadirle un elemento terrorífico o sobrenatural, que elegir a un personaje infantil y transformarlo en un asesino en serie.

Al caso de Winnie the Pooh y Bambi se añade otro más, pues el mismo director y productor de estas película declaró recientemente que se encuentra preparando otra en la misma línea y basada en otro personaje clásico infantil: Peter Pan, también de dominio público.

¿Era necesario transformar así un personaje infantil?

En lo personal, me encuentro ligeramente inclinada a favor de las reinterpretaciones. Después de todo, los mismos cuentos infantiles que hoy contamos a nuestros hijos están basados en historias de siglos atrás, algunas de ellas con orígenes realmente escalofriantes y que no son aceptables hoy en día.

Los cuentos de Grimm son un buen ejemplo de historias infantiles que se han ido dulcificando y actualmente son apreciadas por millones de niños alrededor del mundo. En este caso el cambio ha sido positivo, pues muchas de ellas incluso nos ofrecen lecciones o moralejas que podemos transmitir a nuestros hijos.

Pero como madre, y conociendo la libertad con la que hoy en día tienen acceso a muchas cosas los niños a través de internet, debo admitir que esta nueva versión perturbadora de conocidos personajes infantiles no me gusta, y no puedo evitar preguntarme: ¿era necesario transformar así un personaje infantil?

Seguramente habrá quienes digan "claramente esta versión no es para niños, que no la vean y ya está". Pero en ese caso, ¿no hubiera sido mejor crear un personaje desde cero? A fin de cuentas, el público objetivo de Winnie the Pooh siempre habían sido los niños, empezando por el hijo del creador.

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