Tener el SIDA es una de las causas por las que se recomienda no amamantar a un bebé y darle por tanto leche artificial que la sustituya.
Parece ser que dejará de ser una contraindicación puesto que científicos estadounidenses han desarrollado un método que previene el contagio del SIDA en niños amamantados.
Investigadores de la empresa Lavax, de Illinois, han conseguido aislar una cepa de bacterias lácticas prebióticas que habitan normalmente en la cavidad bucal, similares a las del yogur o el kéfir. Estas bacterias tienen la capacidad de capturar el virus de la inmunodeficiencia humana sujetándose a su “envoltorio".
La bacteria crece y se reproduce en la leche, por tanto con una simple inoculación en el bebé se garantiza la protección hasta el momento del destete.
Los principales destinatarios de este hallazgo, son, a bote pronto, los países en vías de desarrollo, (por no decir pobres) ya que no tienen acceso a leche de fórmula, a agua potable ni a medidas de higiene mínimas que puedan asegurar la supervivencia a los bebés. Es por ello que, pese a que la madre tenga el SIDA, amamantar a un bebé con el riesgo de contagio es un mal menor.
El único problema es que la cepa no sobrevive más de 4 semanas a temperaturas superiores a 33 grados y en África no van precisamente sobrados de refrigeradores.
Por suerte, los mismos científicos han hallado un agente protector que hace que pueda preservarse la cepa durante 12 semanas.
Esperemos que este sistema se ponga en marcha lo antes posible y, lo que es más importante, que su coste sea lo suficientemente bajo como para que realmente llegue a los que más lo necesitan.
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