'La idea de tenerte' y el exitazo detrás de las comedias románticas tiene una explicación: a nuestro cerebro le encantan los finales felices

El romance es uno de los géneros más populares, tanto en la literatura como en el cine. Pero también, suele ser criticado por "vendernos una fantasía" al mostrar relaciones, situaciones y personas que no siempre coinciden con la realidad, especialmente en el caso de las comedias románticas.

Sin embargo, y a pesar de que sí, sabemos que no son un reflejo fiel de la vida real, las películas de este género han tenido épocas muy exitosas, como lo fueron por allá en los años 90 donde Meg Ryan parecía estar en todas las películas de Nora Ephron, la reina indiscutible de la comedia romántica.

Pero aunque durante algún tiempo el cine se ha enfocado más en otros géneros, como las películas de superhéroes tan populares en los últimos 15 años, el reciente estreno de 'La idea de tenerte', ha vuelto a poner la comedia romántica en la mira.

Tanto la película protagonizada por Anne Hathaway, como 'Cualquiera menos tú' -protagonizada por Sidney Sweeney y estrenada hace algunos meses- han tenido tanto éxito que ya se habla de un resurgimiento importante de este género.

Y no es porque antes de estas dos películas no hubiera otras. Hubo algunas muy divertidas como 'Crazy, Stupid, Love' y otras más dramáticas como 'Los imprevistos del amor'. Pero las historias románticas de los últimos años no habían tenido el mismo impacto que en décadas anteriores.

¿Qué es lo que han hecho diferente 'La idea de tenerte' y 'Cualquiera menos tú'? Al parecer el hecho de ser casi tributos a las comedias románticas de los 90, donde el amor y los finales felices estaban por encima de todo y pese a todo. Y la explicación a esto, sorprendentemente, podemos encontrarla en la ciencia.

Nuestro cerebro ama los finales felices

Foto | 'Cualquiera menos tú'

La realidad es que amamos los finales felices. Sí, incluso cuando terminan con una declaración exagerada de amor y un "vivieron felices para siempre" donde todo es perfecto y en armonía. Y el culpable es nuestro cerebro.

De acuerdo con un estudio de la universidad de Cambridge, tener un final feliz es clave para que consideremos algo como enteramente positivo.

Nuestra habilidad para evaluar una experiencia de forma retrospectiva es importante porque nos ayuda a darle un valor en general, que posteriormente nos puede servir como una guía para saber si dicha experiencia merece ser repetida o si es mejor evitarla.

Sin embargo, como humanos tenemos la tendencia a poner mucho peso en el final de esas experiencias. Por ejemplo, si tenemos un día en el que todo nos ha salido de maravilla, pero cuando estamos por terminarlo sucede algo desagradable, tendemos a ignorar todo lo bueno que vivimos horas antes y nos enfocamos sólo en la negativo.

En cambio, si quizás no tuvimos el mejor de los días, pero al finalizarlo sucede algo positivo o que nos emociona mucho, le damos menos valor a lo negativo y nos sentimos felices, incluso si la mayor parte del día lo habíamos pasado mal.

Algo similar sucede cuando vemos una comedia romántica: si los protagonistas terminan juntos y felices, calificamos la experiencia como algo positivo y que queremos repetir. Dicho de otro modo, valoramos la película como buena, incluso si ésta se ha excedido en lo cursi o lo ridículo.

Y es que aunque reconocemos que éste tipo de películas puede crear expectativas falsas sobre el amor, lo cierto es que a veces necesitamos desconectar y reírnos un rato, por lo que son a las que muchos regularmente recurrimos cuando queremos ver algo que nos divierta y levante el ánimo.

Foto de portada | 'La idea de tenerte'

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