Al ver ayer la noticia en el telediario me quedé espantada. Las imágenes de los bebés cayendo al vacío son sobrecogedoras.
Se trata de un ritual de 500 años de antigüedad que se celebra en algunas comunidades musulmanas de la India en el que los bebés nacidos en el último año son lanzados desde una torre de 15 metros de altura para asegurarles buena salud a lo largo de su vida.
Los niños caen sobre una tela blanca elástica sostenida por algunos hombres, quienes a pesar de las críticas recibidas aseguran que en cinco siglos ningún niño ha sufrido accidentes, aunque cueste creerlo.
Para quienes no entendemos sus tradiciones consideramos este bizarro ritual como una práctica salvaje. Sin embargo, ellos lo ven como una bendición.
Yo lo encuentro absolutamente reprobable y condenable, al igual que todas las prácticas en las que se pone en peligro la integridad física de los niños como privarlos de un nacimiento seguro, de asistencia médica, abandonarlos en un cubo de basura no más nacer y demás atrocidades realizadas incluso antes de que nazcan.
Vía | Telecinco