El periódico Nuevo Pekín desveló la existencia de una red de traficantes que utilizaba un ferrocarril que cruzaba el país de sur a norte para vender a los niños. Tras conocer un poco más el caso, se acusa a las familias pobres que habitan en pueblos aislados de vender a sus bebés por 3.000 yuanes (300 euros) por una niña y 5.000 yuanes (500 euros) por un niño.
Después el precio se multiplica, pues los pequeños son entregados en adopción o vendidos por los traficantes por 20.000 yuanes (2.000 euros). La ausencia de denuncias se debe a que las familias al completo son cómplices del tráfico infantil. Fue la sospecha que provocaron cuatro mujeres que iban acompañadas de bebés en el tren y que lloraban sin consuelo al ser alimentados con agua azucarada. Tras la sospecha y la detención, las mujeres tuvieron que confesar.
Gao Xue Yu, una de las investigadoras del caso, afirma que “la venta de un hijo puede hasta triplicar los ingresos familiares anuales". Estas familias contactan con el traficante y este ya tiene comprador cuando hace el negocio con la familia. Después se soluciona el tema del registro del bebé con un nuevo pago por parte del comprador de unos 28 mil yuanes.
No hay un culpable, es como un pez que se muerde la cola, así que es desde la cabeza de donde se tiene que comenzar a poner soluciones. Habrá quien se quede inmune al vender un bebé, pero también habrá quien no sea capaz de soportar el dolor de entregar a un hijo con el fin de subsistir.
Vía | 20 Minutos Más información | Univisión En Bebés y más | Tráfico de bebés, desgraciadamente una situación muy real