Cuando nos convertimos en madres y padres, no solamente tenemos una nueva y enorme responsabilidad, también vamos adquiriendo y desarrollando habilidades que hasta entonces no habíamos tenido y que en ocasiones, son gracias a situaciones que solo vivimos quienes tenemos hijos.
Para reírse un poco de ellos mismos, algunos padres han compartido una dinámica que nos ha parecido muy divertida: decir que tienen hijos sin decir, literalmente, que tienen hijos.
Así que para divertirme un poco, me he dado a la tarea de unirme a esta tendencia y comparto mi propia lista (inspirada en mí y otros padres y madres) de las diversas maneras que podemos decir que tenemos hijos, sin decir que tenemos hijos.
Puedo hacer todo con una sola mano
La primera de una larga lista de habilidades de quienes tenemos hijos. Al tener que llevar a nuestros hijos en brazos durante los primeros años, llega un momento en el que prescindimos de uno de nuestros brazos y hacemos todo con una sola mano.
No le tengo asco a nada
Hay algo que nadie te dice de la vida con hijos: vas a hacer muchas cosas totalmente asquerosas. Desde cambiar un pañal explosivo hasta comerte las sobras que dejan los niños y recibir besitos con baba (y a veces, mocos), terminamos por perderle el asco prácticamente a todo.
No uso ropa blanca
Si algo nos enseñan las experiencias asquerosas que vivimos con nuestros pequeños, es que siempre vamos a terminar manchados de algo.
Nunca voy al baño sola
Esto en particular nos sucede con mayor frecuencia a las madres. Aprendemos a ir al baño con audiencia, primero porque no queremos dejar al bebé solo ni un momento, y después porque son ellos quienes no quieren despegarse de nosotros. Durante años.
Bebo el café frío
El café se vuelve imprescindible, pero las múltiples demandas y ocupaciones de la vida con hijos hacen que éste se enfríe u olvidemos que lo estábamos recalentando por tercera vez. Así que nos rendimos y lo bebemos frío.
No necesito despertador
No, de verdad. No necesitamos poner la alarma una noche antes ni preocuparnos por quedarnos dormidos. Para eso están nuestros hijos, que nos despiertan antes de que salga el primer rayo de sol.
El sueño está sobrevalorado
¿Quién dijo que los seres humanos necesitábamos dormir ocho horas diarias para poder funcionar correctamente? Los padres y las madres somos la prueba viviente de que no necesitamos tantas horas de sueño.
No sé lo que es dormir una noche del tirón
Cuesta creerlo, pero además de decir que necesitan ocho horas de descanso, hay personas que afirman dormir toda la noche sin despertar. Nosotros lo hacemos en episodios.
Mi bolso parece el bolso de Mary Poppins
¿Recuerdas ese bolso misterioso donde Mary guardaba de todo, hasta una lámpara? Pues las madres lo tenemos. Lo que pidas, encontrarás: una tirita, un juguete, un paquete de galletas, medicina para la fiebre, toallitas húmedas. Eventualmente abandonamos la pañalera, pero no el contenido.
Tengo un máster en enfermedades infantiles
Y si llevamos el bolso lleno de cosas, es porque además de todo lo que ya sabíamos antes de tener hijos, ahora tenemos un máster en enfermedades infantiles, gracias al cual somos expertos en identificar síntomas y tenemos a la mano los posibles remedios.
No conservo cosas frágiles en casa
Primero gatean, después caminan y posteriormente trepan por todos lados. Su curiosidad es insaciable: quieren tocarlo y conocerlo todo. Pero sus manitas no saben de fragilidades, y mejor las guardamos por algunos años.
He visto todos los estrenos... de Disney
¿La última película de superhéroes? Ni idea... ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que vi una. ¿El estreno más reciente de Disney? ¡Claro que ya lo he visto! Y hasta dos veces.
Me sé la coreografía de Baby Shark
Tal vez no he escuchado los éxitos musicales más recientes, pero permíteme apantallarte con la coreografía de Baby Shark, la sé de principio a fin.
Tengo dulces escondidos en mi armario
Me gusta compartir, pero a veces tengo ganas de disfrutar un chocolate o golosina sin darle a nadie más. Así que los guardo para comerlos a escondidas cuando tengo oportunidad.
El baño es mi santuario
La vida con hijo es demandante, agotadora y muchas veces ruidosa... así que a veces digo que voy al baño y en realidad solo me encierro unos minutos a escuchar algún podcast corto o revisar mis redes sociales. Culpable.
Puedo trabajar en ambientes ruidosos
Esto en particular es cierto para quienes trabajamos desde casa, ya sea con frecuencia u ocasionalmente. El trabajo y la vida con hijos se vuelven uno: nos sentamos frente al ordenador, mientras al lado (o sobre nosotros) nuestros hijos demandan nuestra atención. Así que eventualmente aprendemos a trabajar rodeados de distracciones.
Soy experta en contar historias
Leer un cuento en voz alta no es cualquier cosa, pero gracias a los cuentos que leemos a los niños noche tras noche, nos volvemos expertos en contar historias, cambiando voces acordes al personaje y poniéndole mucha emoción a los momentos clave de la historia.
Mi superpoder es ser una enciclopedia
Debemos tener siempre respuestas a sus constantes "por qués" y además los explicamos de manera sencilla y entendible para ellos (aunque no siempre recordemos todo).
Los Legos son dolorosos
¿Quién diría que unos juguetes tan pequeñitos y aparentemente inofensivos podrían hacernos tanto daño? Si no piensas que son dolorosos es porque no has pisado uno (aún).
En mis ratos libres soy modelo de futuros artistas
Esto no lo saben muchos, pero a veces futuros pintores, estilistas y artistas plásticos nos han usado como modelo. Aunque no siempre nos avisen con antelación.
El silencio me da miedo (a veces)
Para algunas personas, el silencio es paz y tranquilidad. Para quienes tenemos hijos pequeños solo puede significar dos cosas: es la hora de la siesta... o hay una travesura en proceso.
¿Cómo dirías tú que tienes hijos sin decir que tienes hijos? Cuéntanos qué agregarías a la lista.
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