Muchas personas nos lo dicen, pero la mayoría no nos damos cuenta hasta que somos padres: el tiempo pasa volando. Cuando tenemos hijos, comenzamos a vivir el tiempo en etapas, algunas nos parecen largas y otras nos parecen cortas.
Como madre que ya no tiene bebé de brazos, hoy quiero dirigirme a las mamás que aún lo tienen, para que aprovechen al máximo esta etapa.
A ti que tienes aún un bebé de brazos
No importa si tu hijo o hija tiene siete días, tres meses o un año. Si aún tienes un bebé de brazos, te voy a decir el que considero es uno de los consejos más valiosos sobre esta etapa: aprovéchala. Seguro muchas personas te han compartido algo que consideran útil, pero yo quiero compartirte algo desde el corazón.
El tiempo vuela, y cuando tenemos un bebé todo cambia. Es cierto que sentimos que las noches se vuelven cortas porque nuestro descanso se mira reducido, y que los días pueden parecer largos por todas las cosas pendientes por hacer además de cuidar a nuestro bebé.
Aunque no lo parezca, los días pasan rápido. Cuando menos lo esperas, tu bebé levanta solito la cabeza. Luego se da la vuelta. Después comienza a sentarse por sí solo. Entonces comienza a gatear. Y un día, te sorprende con sus primeros pasos. A todos nos emocionan mucho cada uno de esos momentos, y los esperamos con mucho anhelo.
Pero hoy quiero invitarte a que, aunque está bien desear que lleguen esos hitos en su desarrollo, disfrutes y no tengas prisa porque él crezca. Tu hijo será pequeño solo una vez, así que aprovecha al máximo ahora que aún puedes llevarlo en brazos.
Acércalo a ti, déjale sentir el calor de mamá. Dale todo tu amor, bésalo, ámalo, mímalo. Háblale bajito y con ternura. No temas decirle lo mucho que significa para ti y dile cuánto llena de alegría tenerle entre tus brazos.
Cada vez que puedas, llévalo contigo, pegadito a ti. Porque no siempre será pequeño, no siempre pesará unos cuantos kilos. Ahora es el mejor momento para disfrutar de esa pequeña personita que tiene todo en miniatura. Toma sus manitas, acaricia sus piecitos. Llénalo de besos.
No tengas miedo de abrazarlo demasiado ni de cargarle todo el tiempo. Créeme, los bebés no se acostumbran a los brazos, no se van a malcriar y tampoco pasará esa falsa advertencia que muchos dicen acerca de que luego no te dejará hacer nada porque querrá estar pegado a ti.
Malcriar a un bebé es imposible. Él te necesita ahora más que nunca, porque tú eres su refugio, su lugar seguro. No tengas nunca miedo de darle demasiado amor. Es exactamente lo que necesita en esos primeros años de su vida.
Si aún tienes un poco de dudas, puedes estar tranquila: también la ciencia recomienda que les lleves en brazos, pues tiene múltiples beneficios no sólo para él, sino también para ti. Piensa en el poder que tiene un abrazo y ahora imagina lo que siente un pequeño e indefenso ser humano que ha llegado a un mundo desconocido. ¿No te gustaría sentirte rodeada de calor y cariño? Cuando abrazas a tu bebé, él se siente más seguro.
La vida, la casa, todo puede esperar. Tu bebé seguirá creciendo, y en un parpadeo, lo verás más tiempo fuera de tus brazos que dentro de ellos. Esto no quiere decir que ya no te necesite, tus brazos seguirán siendo su refugio durante muchos años más, pero probablemente ya no será tan fácil tomarle como cuando era pequeñito.
Así que disfrútalo mamá, tú que aún tienes un bebé de brazos. Porque el día que menos lo esperes, dejará de ser bebé, para convertirse en niño y recordarás con nostalgia aquellos días en los que se perdían horas abrazados en su propio mundo.