El coronavirus llegó para cambiar el mundo como lo conocíamos, volteando nuestras vidas de cabeza, transformando por completo nuestra rutina y estilo de vida. El impacto que ha tenido en cada familia ha sido uno muy fuerte y sin duda nos cambiará a todos.
Así que aprovechando que hoy es el Día Internacional de las Familias, comparto una reflexión acerca de cómo nos está cambiando la pandemia: desde los retos que ha traído, hasta lo positivo y los temas que ha puesto sobre la mesa.
Tiempos difíciles para todos
No hay duda que el confinamiento nos ha puesto las cosas difíciles a todos. No solamente debemos evitar salir y continuar con nuestras vidas como solíamos hacerlo, ahora también debemos asumir otros roles que no teníamos y hemos mudado al interior de nuestro hogar muchas actividades.
En el caso de quienes tenemos niños en edad preescolar y primaria, nos hemos encontrado convertidos en los profesores de nuestros hijos, tratando de enseñarles temas y lecciones, sin tener mayor conocimiento previo o preparación de cómo debemos educar a los niños en casa.
De igual forma, el trabajo se ha trasladado a nuestras casas, haciendo que miles de padres y madres que trabajaban fuera de casa, deban adaptarse a trabajar remotamente. Y claro, aunque algunos hayamos hecho teletrabajo desde antes o seamos autónomos, ahora que sumamos las lecciones de nuestros hijos todo se complica.
A todo esto, se añaden las tareas de siempre: cocinar, lavar, limpiar, organizar, mientras esperamos con muchos miedos y dudas, deseando que todo esto termine pronto y podamos comenzar poco a poco una nueva normalidad.
Son retos que no esperábamos y que nos han puesto a prueba desde el día uno, haciendo que muchos mostremos nuestro lado fuerte frente a los hijos, esperando el momento en que ellos duerman para poder desahogarnos o hablar del tema y así evitar preocuparles demasiado. Y claro, dejándonos exhaustos.
Más unidos que nunca
Pero también, aunque en principio pueda ser difícil de ver, la cuarentena nos ha traído muchas cosas positivas, porque a pesar de la distancia social, estamos más unidos que nunca y aprendiendo y comprendiendo muchas lecciones que quizás antes no habíamos notado.
Por un lado, la situación ha sacado lo mejor de nosotros: esperanza, fortaleza, resiliencia, comprensión, empatía. Las familias nos encontramos encerradas en nuestros hogares, trabajando juntos mientras atravesamos esta complicada etapa.
Millones de personas están fortaleciendo sus vínculos familiares y de amistad, recurriendo a formar creativas para hacerlo: videollamadas, canciones, vídeos con mensajes positivos, abrazos virtuales, decoración en los balcones, pequeños detalles que alimentan el alma.
Padres, madres e hijos están reunidos en casa, compartiendo el tiempo juntos, apoyándose, aprendiendo unos de otros, descubriéndose y conociéndose mejor. Millones de padres haciendo lo posible por divertirse y hacer más llevadero el confinamiento, para que el día de mañana éste sea un buen recuerdo para sus hijos.
La conciliación: nuestra gran asignatura pendiente
Desde luego, una situación tan extrema y particular como ésta, también ha sacado a relucir muchos temas y problemáticas, algunos que se han venido arrastrando desde hace tiempo, pero ahora finalmente han sido puestas sobre la mesa, a la vista de todos.
Una de ellas, y la que más nos preocupa a miles de madres y padres, es el tema de la conciliación. Si antes era difícil, ahora que nos encontramos metidos en casa haciéndolo todo, encontrar un equilibrio es prácticamente imposible. Para muchas familias, simplemente no está dentro de sus posibilidades ser padres y profesores.
Además, también está el tema de la vuelta a la normalidad. Para que los padres y madres puedan comenzar a regresar a sus oficinas, necesitan un apoyo para el cuidado de sus hijos mientras las escuelas permanecen cerradas, y aunque muchas familias han recurrido a los abuelos, en esta ocasión, esto no es algo muy posible.
¿Qué sucederá entonces? ¿cuáles serán las medidas que se necesitarán tomar para garantizar el bienestar físico, económico y social de las familias? Sin duda hay mucho camino por recorrer, pero esperamos que con esta situación, finalmente se hagan los ajustes necesarios para acercarnos más a una verdadera conciliación.
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