Cuando los colegios cerraron y comenzamos con la educación desde casa, me preocupé especialmente por este tema. Dentro de la flexibilidad que la situación requería, procuraba que los niños hicieran sus deberes diariamente, tuvieran una tabla de rutinas y en caso de que ellos lo demandaran, pudieran ampliar su actividad con fichas y recursos online acordes a su nivel.
Con el inicio del tercer trimestre he decidido relajarme porque me he dado cuenta de que las lecciones que están aprendiendo mis hijos (especialmente el mayor, que está en últimos cursos de primaria) van mucho más allá de lo que pueden encontrar en los libros, y esto es lo que realmente le servirá para su vida y su futuro profesional. Así estamos viviendo nosotros el aprendizaje a distancia.
Las ventajas que aporta el aprendizaje online
Antes del confinamiento, cuando mi hijo llegaba a casa después del colegio, lo primero que hacía era estudiar para el día siguiente o terminar sus deberes escolares. Tenía esta rutina tan interiorizada que no era necesario estar detrás de él para recordárselo, así que al cambiar de forma tan radical la situación, se quedó un tanto perdido.
Ahora ya no sirve eso de apuntar en la agenda los deberes para el día siguiente y limitarse a guardar el libro correspondiente en la mochila. Ahora le ha tocado aprender a organizar sus tareas, seguir las clases y comunicarse con sus profesores mediante Google ClassRoom, o manejar Zoom para las tutorías o reuniones de grupo con sus profesores y compañeros.
Personalmente, considero que esta nueva forma de aprender le está aportando múltiples ventajas, como por ejemplo:
- Desarrollo de competencias digitales, algo básico en el mundo en el que estamos
- El aprendizaje resulta más divertido y atractivo para el niño, lo que contribuye a elevar su motivación e interés en los estudios
- Flexibilidad a la hora de aprender y de realizar las tareas. Y es que si antes el alumno debía regirse por los estrictos tiempos que marcaba el horario de las clases, ahora dispone de una mayor flexibilidad a la hora de asimilar conceptos, estudiarlos y ejercitarlos. En definitiva, el aprendizaje asíncrono permite al niño aprender siguiendo su propio ritmo.
Aunque en el caso particular de mi hijo también destacaría una mayor concentración en las clases virtuales con respecto a las presenciales (en las que al contar con más estímulos alrededor era más fácil que se distrajera), la labor del profesor es fundamental en estos casos, pues no es igual de sencillo mantener la atención del alumnado en una clase presencial que hacerlo de manera online.
Autonomía y responsabilidad
Sumado a todo lo anterior, añadiría la autonomía y responsabilidad que los niños están desarrollando con esta experiencia, pues sus actividades diarias ya no están tan marcadas y dirigidas como lo estaban cuando iban al colegio, sino que ahora depende en gran parte de ellos.
Por ejemplo, -y salvo ocasiones en las que se precise estar conectado en un horario concreto- mi hijo prefiere asistir a sus clases virtuales y hacer sus deberes en horario de mañana. Así que él mismo se pone el despertador, desayuna, se asea y comienza con su ClassRoom.
Pero esto no le va bien a todo el mundo. De hecho, conozco varios casos en los que está ocurriendo justamente lo contrario, y el hecho de no contar con un horario y una guía externa está haciendo que muchos niños se distraigan con más frecuencia, estén más "desconectados" o les cueste más trabajo seguir el ritmo de las clases desde casa.
Está claro que no hay dos niños iguales, y lo que a uno le puede funcionar mejor, a otro no y viceversa.
Creatividad
Precisamente, el no tener ahora unas rutinas y horarios tan marcados y disponer de más tiempo libre, ha hecho que muchos niños exploren al máximo su creatividad, regalándonos obras de arte maravillosas en forma de manualidades, dibujos libres, poesías, historias, canciones, bailes...
Además, en nuestro caso, esta nueva forma de enseñar ha convertido las asignaturas de Educación Física, Música y Dibujo en tres materias libres, creativas y divertidas que mi hijo está disfrutando más que nunca, pues le están permitiendo poner a prueba su ingenio y su capacidad de desarrollar trabajos/actividades acordes a su forma de ser, de sentir y de pensar.
Aprendizaje autodidacta
Aunque desde el colegio de mis hijos siempre se ha fomentado la investigación, el pensamiento crítico y el papel autodidacta del alumno, ahora más que nunca mi hijo se está dando cuenta de que el aprendizaje depende sobre todo de él: de sus ganas, su empeño y de los recursos que utilice para ampliar sus conocimientos.
En este sentido, ha descubierto que hay vida más allá de los libros de texto y los libros de consulta de la biblioteca, a los que antes recurría para hacer sus trabajos. Vídeos de youtube, páginas web educativas, herramientas digitales de aprendizaje, museos virtuales, aplicaciones, contenidos televisivos, experimentos caseros... ¡Todo suma a la hora de aprender algo nuevo!
Empatía y compañerismo
Otras dos grandes cualidades que estoy observando con esta nueva situación, es el fomento de la empatía y el gran compañerismo entre los alumnos. Y es que si antes mi hijo tendía a relacionarse en los patios y horario de comedor con sus mejores amigos, ahora entiende que todos sus compañeros están viviendo la misma situación, y es asombroso ver cómo se apoyan, se ayudan y se animan.
Obviamente, nada puede sustituir el calor de un abrazo y una conversación cara a cara, pero puestos a ver el lado positivo, creo que los alumnos ahora comparten más tiempo, confidencias y están más unidos que nunca.
Igualmente, siento que está ocurriendo lo mismo con la relación profesor-alumno, pues más allá del plano académico, el profesor es también ahora la figura que les mantiene unidos a aquello que anhelan, que entiende por lo que están pasando, que flexibiliza la enseñanza a las circunstancias actuales y personales, y que siempre encuentra la palabra de aliento que necesitan para que el ánimo no decaiga.
Pero no todo son ventajas...
Aunque en líneas generales, en nuestro caso encuentre bastantes ventajas en esta nueva forma de aprender (si bien hay aspectos de la educación presencial que jamás podrán ser sustituidos), también conozco varias familias cuyos hijos no lo están llevando especialmente bien.
Una mala conexión a Internet, dispositivos tecnológicos poco potentes, insuficientes o inexistentes , o como comentaba antes, la necesidad de tener unas rutinas más guiadas, está complicando el ritmo de aprendizaje de algunos niños. Quizá, tampoco ayude el hecho de que muchos padres tengan que teletrabajar mientras sus hijos estudian, y no puedan disponer de todo el tiempo necesario para acompañarles y guiarles durante este importante cambio.
Y vuestros hijos, ¿cómo están viviendo "el cole en casa"? ¿Sacáis ventajas de esta situación o por el contrario, os está constando adaptaros a ella?
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