La maternidad es una experiencia como ninguna, que llega repleta de nuevos retos y nuevas aventuras. Pero también, la maternidad es acompañada de un cambio drástico de rutina, en el que muchas de las cosas que solíamos hacer pasan a segundo plano.
Entre las demandas y responsabilidades de la maternidad, es poco el tiempo que tenemos para hacer otras cosas fuera de nuestro papel de madres, por lo que algunas cosas que siempre hemos considerado básicas o simples adquieren un valor distinto al que solían tener. Pasan a ser auténticos lujos.
Hemos recopilado nueve lujos de madre que son pocos, pero que sin duda se aprovechan al máximo cuando tenemos oportunidad de disfrutarlos.
Dormir ocho horas seguidas
Una de las cosas que brilla por su ausencia cuando recién nos convertimos en madres, es el descanso. Pasará mucho tiempo antes de que podamos volver a dormir una noche completa (y muchas de ellas lo harás en modo de alerta), pero en las ocasiones en las que finalmente esto sucede y logramos dormir ocho horas seguidas, se siente como si hubiésemos ido a un spa.
Comer todo un plato caliente
Además de la falta de descanso, hay otra cosa que las madres parecemos no tener nunca: tiempo. Con las necesidades de bebés y niños, además de las múltiples responsabilidades de mil cosas más, nos acostumbramos a hacer las cosas a la velocidad de la luz o en episodios.
El problema, es que además de hacer las cosas de forma acelerada, en ocasiones las prisas tampoco nos dan tiempo de cubrir necesidades tan básicas como comer, haciendo que terminemos comiendo: apresuradas y a medias o, cuando finalmente nos sentemos a comer, nuestro plato ya se haya enfriado.
Ir al baño sola y cerrar la puerta con llave
Dice un meme que tener un hijo es tener una versión de tí misma en miniatura que te sigue a todos lados - y no podría ser más cierto. La palabra "privacidad" prácticamente desaparece cuando tenemos hijos.
Seguro que más de una madre (al igual que yo) ha tenido que ir al baño con su hijo en brazos, porque simplemente no había otra opción. Pasarán algunos años antes de que volvamos a disfrutar la soledad del baño, pero eventualmente llegará.
Darte un baño sin interrupciones
Hablando del baño y la privacidad, otra cosa que se vuelve un lujo cuando te conviertes en madre es el aseo personal. Por lo regular, las madres terminamos dándonos una ducha de cinco o diez minutos, que encima suele ser interrumpida.
Pero cuando finalmente logramos darnos un baño, sin prisas ni interrupciones, tiene un efecto similar al que comentábamos cuando hablamos de dormir ocho horas seguidas: nos sentimos como si hubiésemos estado todo el día en un spa.
Ver una película del tirón
Tener hijos significa cambiar la programación de casa durante el día, y nuestras pelis favoritas se ven sustituidas por las series infantiles del momento. Como muchas madres, optaba por ver películas en la noche, ya que mi hija se había dormido, pero como yo también me sentía rendida no las veía del tirón y terminaba viéndolas como si fuesen una miniserie: en episodios.
Leer un libro (y terminarlo)
Una de mis más grandes pasiones es la lectura. Pero como muchas otras madres lectoras, esto pasó a segundo plano cuando nació mi bebé. Leer un libro se convirtió en un reto, no solo porque no me quedaba tiempo para hacerlo, sino porque en lugar de entretenerme, la lectura terminaba por arrullarme de lo agotada que me sentía.
Eventualmente he podido ir recuperando este hábito, y aunque aún no tengo tanto tiempo como quisiera, poder sentarme a leer un libro y terminarlo (aunque a veces se sienta como una eternidad) es un gran logro y uno de mis lujos de madre.
Tener un pasatiempo
Hablando de cosas que nos gustan, otra cosa que se vuelve un lujo cuando somos madres -y que en muchos casos eran parte de nuestra identidad- son los hobbies o pasatiempos. Actividades como la lectura, la costura o la jardinería, pasan a ser algo secundario para lo que no nos queda mucho tiempo mientras nuestros hijos son pequeños.
Comprarte algo para ti
Tener hijos supone un gasto considerable. Desde las cosas básicas que necesitan como alimentación y ropa, hasta las que son "extra" como juguetes y otros, nuestras compras se ven enfocadas en adquirir cosas que son para ellos.
Pero además de esto, solemos darle prioridad a sus cosas, y dejar las nuestras "para la próxima". Después de todo, ¿qué madre no piensa inmediatamente en sus hijos cuando ve algo que podría gustarles o se les vería lindo? Sin embargo, tenemos que recordar que nosotras también importamos y no es egoísta darnos un pequeño regalito lujo de vez en cuando.
Dormir hasta tarde un fin de semana
Finalmente, algo que sin duda se vuelve algo que pocas veces disfrutamos las madres: dormir hasta tarde en fin de semana. Aunque seguro hay niños a los que no les gusta levantarse temprano, en la mayoría de las casas los peques suelen despertar temprano y con muchas ganas de ver a mamá.
Pero como madre con varios años de experiencia, puedo decir que llegará el día en que nuestros hijos duerman un poco más los fines de semana, ¡y vaya que disfrutamos ese descanso extra!
Foto de portada | Andrea Piacquadio en Pexels