Para las madres que se han perdido las primeras veces de sus hijos

Ser mamá no es fácil. Sí, es hermoso, te llena de miles de momentos dulces y emotivos, te empuja a ser una mejor persona y tus hijos se vuelven un gran motivante para tener la fortaleza de hacer casi cualquier cosa. Pero no es un trabajo fácil y sin duda, también tiene sus momentos oscuros o tristes.

Uno de estos momentos, que sólo puedes vivir al tener hijos, es no poder estar presente en momentos clave del desarrollo de tus hijos: como sus primeros pasos o su primera palabra. Por eso, hoy quiero dedicar unas palabras a todas las madres que se han perdido las primeras veces de sus hijos.

Yo también me perdí las primeras veces de mi hija

Antes de comenzar con el mensaje que deseo transmitirte hoy, quiero contarte un poco acerca de mi situación como madre, y explicarte por qué este es un tema muy especial y sensible para mí. Hoy tengo la fortuna de trabajar desde casa, pero no siempre fue así.

Cuando mi hija nació, al igual que millones de madres, tuve que volver a mi trabajo en cuanto terminó mi baja por maternidad. Fue uno de los momentos más tristes y desoladores de mi vida, pues a pesar de que sabía que mi hija estaría en buenas manos, me partía el corazón apartarme de su lado estando tan pequeña.

Los meses transcurrieron y las horas lejos de ella me parecían eternas. Me sentía culpable por abandonarla, pero en ese momento no tenía más opción, necesitaba ese trabajo. Naturalmente, me perdí muchos momentos valiosos a su lado, y eso me dolía. Pero nada me dolió tanto, como el día en el que me perdí sus primeros pasos.

Lo recuerdo como si fuera ayer, y han pasado más de tres años. Yo estaba sentada en mi escritorio trabajando, cuando recibí en mi móvil un vídeo de mi pequeña a sus 11 meses dando sus primeros pasos. Y al igual que Serena Williams, lloré por no haber estado presente en este momento. Aunque sabía que no dependía de mí, me sentí muy triste y culpable.

Hoy entiendo que a veces hay sacrificios que como madres debemos hacer y no tenemos otra opción. Pero justamente porque sé lo doloroso y difícil que ésto puede ser, es que he decidido dedicar unas palabras para aquellas madres que al igual que yo, se han perdido las primeras veces de sus hijos.

No te sientas culpable: no siempre es posible estar presente

Algo que nos llega a muchas con la maternidad, además de todos los cambios físicos, emocionales y en nuestro ritmo de vida, es la famosa y a veces agobiante culpa. Pareciera que las madres siempre debemos sentirnos culpables por algo: que si trabajamos o no, que si damos pecho o no, que si hacemos esto o aquello. La culpa siempre nos acompaña, pero no deberíamos permitírselo.

Es cierto: hay muchas situaciones que nos gustaría fueran distintas, pero seguro muchas de ellas no dependen de nosotros, o su solución no está en nuestras manos. A veces, trabajar fuera de casa es la única opción que tenemos o lo hacemos porque deseamos seguir desarrollando nuestro lado profesional. Ambas situaciones son válidas y no debemos sentirnos culpables por ello.

Desde luego que duele no estar presente en las primeras veces de nuestros hijos, pero debemos aceptar que esto a veces, es una fantasía. Estar disponibles y súper atentas a absolutamente todas las primeras veces de nuestros hijos, no siempre es posible. Ni siquiera es un pensamiento realista.

Es verdad que muchas soñamos con estarlo, pero existen decenas de situaciones que pueden hacer que esto no siempre se cumpla. Desde trabajar fuera de casa, hasta salir unos minutos a hacer algún pendiente como ir al banco o una consulta médica mientras nos cuidan a nuestros hijos. Incluso estando en casa con ellos podríamos perdérnoslas por ir al baño o estar cocinando mientras papá está con el bebé.

Así que con esto quiero decirte algo que me hubiera gustado escuchar en ese momento: no te sientas culpable por no haber estado. Esto no te hará menos madre, ni una mala mamá. Y te garantizo que no será la única vez que puedas ver a tu bebé aprendiendo a hacer algo.

También las segundas veces son especiales... y las terceras y cuartas

Cuando me perdí los primeros pasos de Lucía, una compañera de trabajo, quien ya tenía dos hijos y había pasado por algo similar, me dijo algo que nunca olvidaré: la 'primera vez' es cuando tú la miras hacerlo. Me encantó. Y es que el valor de esos momentos, no se encuentra únicamente en si es la primera vez que nuestros hijos lo hacen o no.

La verdadera importancia de esas primeras veces está en la alegría de compartir esos momentos. Hasta donde sabemos, ¡nuestro bebé bien pudo hacer algo por primera vez en un momento en el que nadie estaba mirando! Lo que las hace realmente emotivas, es ese sentimiento y celebración que se hace en compañía.

Cada momento que vivimos al lado de nuestros hijos es un momento que debemos atesorar, celebrar y recordar. Día tras día van aprendiendo cosas nuevas y todas son igual de especiales ante sus ojos: ¡está descubriendo sus capacidades mientras explora el mundo a tu lado!

Así que no te agobies tanto si no has podido estar presente la primera vez que tu bebé hizo algo frente a alguien, suelta esa culpa y disfruta las segundas, terceras, cuartas o quintas veces: tu bebé seguirá perfeccionando lo que está aprendiendo a hacer y le encantará tenerte ahí aunque no sea la primerísima vez que hace algo.

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