Quienes tenemos hijos, sabemos que las salidas fuera de casa requieren ser planeadas con antelación, pues además de revisar horarios tenemos que preparar todo lo que necesitaremos según la edad de nuestros hijos.
Una de las salidas que suelen tener las familias son las comidas o cenas fuera de casa. Por ello, y para facilitar este momento, te compartimos siete consejos para ir a un restaurante con bebés y niños pequeños.
Elegir bien el lugar
Comienzo nuestra lista de consejos con este punto, pues no solo debemos enfocarnos en elegir el lugar por el tipo de comida que ahí ofrezcan, sino por el ambiente que hay dentro del restaurante.
Por ejemplo, si vamos a salir a comer con un bebé, elegir un restaurante en el que haya mucho ruido o en el que acostumbren poner música fuerte o a volumen alto no sea la mejor opción. Lo mismo aplicaría para niños pequeños si un restaurante es elegante o de lujo: podría no ser el mejor lugar para un niño que quiere correr o que se desespera muy rápido.
Toma en cuenta sus horarios
Y con esto me refiero al horario de tus hijos. Si aún son pequeños y toman siesta, es importante que al momento de planear nuestra salida a comer fuera de casa tomemos esto en cuenta y nos aseguremos que vaya descansado para que no se sienta irritable ni incómodo.
Una alternativa para esto, es darle de comer antes de ir al restaurante (en el caso de bebés y niños pequeñitos), tras lo que posteriormente querrá tomar una siesta y puede acompañarlos dormido en su cochecito.
Por otro lado, esperar a que les de hambre o salir cuando cuando estamos muy cerca de la hora a la que acostumbran comer puede ser contraproducente, pues recordemos que al asistir a un restaurante habremos de esperar, desde el momento en que llegamos, hasta que nos toman la orden y finalmente traen los alimentos.
Revisa el menú con antelación
Asegura que el restaurante ofrezca opciones para tu hijo, especialmente si tiene alguna alergia alimentaria. Muchos sitios hoy en día ofrecen un menú infantil, aunque como sabemos, una vez que hemos iniciado la alimentación complementaria los niños pueden comer casi de todo, con excepción de algunos alimentos que debe evitar según su edad.
Prepara todo lo necesario
Las necesidades de un bebé o niño en un restaurante no son las mismas que las nuestras. Comencemos por su asiento. Idealmente, investiga si el restaurante tiene tronas para bebés o asientos especiales para niños pequeños. De no hacerlo, conviene considerar llevar una trona portátil.
Para el momento de comer, y según la edad del niño, habremos de empacar diversas cosas que nos facilitarán la salida. Por ejemplo, para un bebé o niño pequeñito que aún no sabe utilizar con precisión los cubiertos o que come con sus manitas, un babero, toallitas húmedas y un cambio de ropa son imprescindibles. Un vasito entrenador o con tapadera tampoco está de más.
Lleva algo para entretenerle
Ir a un restaurante, además de comer, requiere que esperemos sentados mientras toman nuestra orden y nos traen los alimentos. Para un niño pequeño, éste puede ser un momento desesperante.
Por eso es importante que vayamos preparados con algo para entretenerle mientras esperamos. Para los bebés y niños pequeñitos, puede ser algún juguete o un libro que le guste. Para los mayores, podemos llevar un libro para colorear o juegos magnéticos de viaje.
Mantén expectativas realistas
Así como nuestra rutina cambia cuando nos convertimos en padres, muchas otras experiencias de vida se transforman, e incluso en algunas ocasiones se vuelven un poco complicadas. Por ello, es importante que cuando se trate de actividades con bebés o niños pequeños, mantengamos expectativas realistas.
Aunque es probable que si seguimos los consejos enlistados tengamos una salida placentera, los imprevistos suceden y es posible que nuestros hijos ese día simplemente no estén de humor o no se sientan cómodos. En caso de que se presente una rabieta o nuestro bebé comience a llorar, debemos ser pacientes y recordar que aunque nosotros tenemos años visitando restaurantes, para ellos es algo nuevo y reciente.
Ten un Plan B
Finalmente, un consejo de mamá precavida: siempre ten un Plan B. Como mencionaba en el punto anterior, a veces surgen imprevistos que nosotros no podemos controlar y es mejor si estamos preparados en caso de que debamos cambiar de plan.
Quizás el restaurante cerró temprano ese día o tal vez fuimos a una hora en la que está demasiado concurrido y la espera para tener una mesa es demasiado larga para un bebé o niño pequeño, y es mejor dejar nuestra visita a ese restaurante en particular para otro día.
Entender que estas cosas pueden suceder, y estar preparados con otra opción, no solamente ayuda a que nuestra salida no termine en una mala experiencia, sino que además enseñamos a los niños a buscar soluciones o alternativas cuando se presenta algo inesperado.