Si tu hijo parece tener "mamitis" no estás imaginándolo: te contamos por qué los niños nos necesitan más que nunca

La cuarentena nos ha traído muchos cambios, no solamente de rutina, al verse interrumpidas todas nuestras actividades diarias, sino también de mentalidad y definitivamente de comportamiento y actitud, dándonos muchos momentos de reflexión ante la situación actual.

Pero además, al igual que otras madres me lo han comentado, he notado que mi hija se la pasa siguiéndome todo el día, e incluso pareciera que ha dado algunos pasos atrás en ciertas cosas. Así que si tu hijo parece tener lo que algunos llaman "mamitis", no estás imaginándolo: te contamos por qué los niños nos necesitan más que nunca.

No existe la "mamitis" como tal

Antes de explicar por qué durante la cuarentena tu hijo parece seguirte a todas partes y demandar tu atención la mayoría del tiempo, quiero aclarar que en Bebés y más no creemos que exista la "mamitis" como tal ni que sea un problema, pues sabemos que eso que han llamado así, es simplemente una necesidad de afecto y seguridad.

Le decimos "mamitis" porque es una forma de decir o explicar que los niños desean pasar más tiempo con su madre o necesitan más de ella, y como lo hemos comentado en otras ocasiones, tener "mamitis" es en realidad lo normal, particularmente durante los primeros años de vida.

Mi hija me sigue a todos lados

En dos meses, mi hija cumplirá seis años. Como cualquier niña de su edad, realiza y le gusta hacer muchas cosas sin mi ayuda, desde algunas pequeñas como servirse un vaso de agua, hasta otras un poco más grandes, como doblar y guardar su ropa.

Sin embargo, desde hace un tiempo, después de una semana en cuarentena, noté que comenzaba a pasar todo el tiempo pegadita a mí. No solamente se acercaba a mí mientras trabajaba o cocinaba. Si yo me retiraba de una habitación, me seguía de inmediato.

También, me di cuenta que durante el día me hablaba para todo tipo de cosas, desde pedirme muchos abrazos o que nos sentáramos juntas en el sofá, hasta mostrarme todo el tiempo lo que estaba haciendo: si dibujaba, si leía, si hacía un torre con sus juguetes, si daba una pirueta.

Al principio pensé que era aburrimiento por el encierro y traté de darle más actividades, hasta que un día compartí una fotografía nuestra en mis historias de Instagram y a modo de broma comenté que parecía que tenía "mamitis", a lo que varias mamás me respondieron contándome que sus hijos estaban igual.

Me pareció curioso que no fuera la única y comencé a observar con mayor atención cada vez que me hablaba o me pedía algo, y además de notar que me buscaba con mayor frecuencia, también note que había tenido algunos "retrocesos", como regresar a mi cama cuando ya dormía en la suya y pedirme cosas que ella ya estaba acostumbrada a hacer por sí sola.

Fue ahí, cuando entendí que en realidad no se trataba tanto de que ella se sintiera aburrida o le hiciera falta con quién socializar (somos tres en casa y diariamente hacemos videollamada con sus abuelos, tía, prima y amigos), sino de los efectos que estaba ocasionando el encierro en ella.

Eso que nosotros podemos ver e interpretar como "mamitis", es en realidad su necesidad de sentirse seguros y protegidos en un momento en el que toda su vida ha cambiado y no hay una respuesta clara ni precisa acerca de cuándo volverán las cosas a la normalidad.

El no poder salir de casa, ni visitar a la familia o ver a sus amigos del cole, indudablemente tiene un impacto en su bienestar emocional, por más que hagamos el intento de llevar una rutina similar a la que teníamos antes de la pandemia. Nuestros hijos ahora se sienten nerviosos e inseguros, y naturalmente, nos buscan a nosotros.

Cómo debemos actuar ante estos cambios

El apego seguro es la base para criar hijos felices, y en esta época llena de incertidumbre, con tantas dudas y medidas de prevención, no sorprende que lo que más necesitan los niños es seguridad y compañía. ¿Y de quién la obtienen? De sus padres.

Entonces, lo mejor que podemos hacer es simplemente estar para ellos. En lo personal, sé que es difícil tratar de balancear todo lo que debemos hacer ahora desde casa: crianza, trabajo y educación de los hijos, pero es necesario estar lo más presentes que podamos con ellos.

Para nosotros, la solución ha sido integrar a mi hija en prácticamente todas las actividades que hacemos dentro de casa. Por ejemplo, si estamos trabajando, le damos un pequeño espacio en el mismo escritorio o mesa para que dibuje y así nos sienta cerca pero nos permita continuar trabajando.

Si estamos cocinando, la invitamos a que nos ayude a preparar algunas cosas, como lavar las verduras o mezclar los ingredientes al seguir una receta. Al lavar la ropa, nos ayuda a separarla u ordenarla. Todas estas, son cosas que ya conocía y hacía de forma ocasional, pero ahora hacemos lo posible por integrarla aún más, logrando así que se sienta acompañada.

Y por último, pero no menos importante, atendemos sus necesidades de afecto y cariño cuando las pide, dándole un hueco en su lugar seguro: nuestros brazos, así tengamos que poner en pausa el trabajo o no hacer los deberes por una tarde. Porque en una situación como la que estamos viviendo, ni nuestro trabajo ni lo académico son lo más importante. Lo más importante, es que todos estemos bien.

Así que tranquilos, porque esta "mamitis" que ha surgido durante la cuarentena, al igual que otras etapas de nuestros hijos, no será para siempre. Pero mientras tanto, compartamos este valioso tiempo con ellos y démosles ese afecto y seguridad que necesitan ahora más que nunca.

Fotos | iStock, @unamamamillennial
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