¿Recuerdas aquella época cuando eras niño o niña? Quizás tienes muchos buenos momentos guardados en tu memoria, o tal vez solo pequeños fragmentos de días que fueron importantes para ti. Yo recuerdo que cuando era niña, los días y años me parecían más largos y por alguna razón, sentía prisa por crecer.
Ahora que soy mamá, me doy cuenta que sí, quizás los días son largos y hasta complicados, pero sin duda los años son cortos. Por eso hoy quiero hablarte de aprovechar esa etapa, en la que aún son pequeños, porque cuando menos lo esperes, ya no lo serán más.
Nuestros primeros años como padres
En las primera semanas y meses de vida de nuestros hijos, pasamos por cambios grandes en nuestra vida. Nuestra rutina y estilo de vida cambia, para dar paso a esta nueva etapa como papá y mamá. Llega nuestro bebé y con él llegan las desveladas, el cansancio eterno y nos activamos en modo alerta, para cuidar a ese pequeñito en nuestras vidas.
Con todos esos cambios y tareas que ahora debemos realizar, a veces nos pasa a los padres que -especialmente en los momentos en los que nos sentimos cansados o sobrepasados- deseamos que las cosas cambien o avancen más rápido, con la esperanza de poder tener un respiro o se nos hagan más fáciles.
Cuando son bebés y lloran de manera inconsolable, deseamos que pudiesen hablar para saber qué es lo que necesitan. Cuando aún les llevamos en brazos, podemos pensar en que el día en que por fin caminen solos, descansaremos. Y así, muchas veces vamos viviendo cada etapa pensando en el futuro, y no en el presente.
Los primeros años como padres están llenos de retos, sorpresas, dudas y miedos. Pero también hay muchas cosas maravillosas que ocurren en la infancia de nuestros hijos, y que no debemos perdernos por estar deseando que las cosas sean más fáciles. Es una etapa agotadora, sí. Pero también es una etapa fugaz.
En tan solo un año, nuestros hijos cambian de una manera increíble. De depender totalmente de nosotros para todo, cuando llegan a su primer añito ya son capaces de sentarse por sí solos, algunos de dar sus primeros pasos y otros son expertos en comer sin necesitar de nuestra ayuda.
Entonces un día, nos damos cuenta que ese precioso bebé es ahora un niño, y que atrás han quedado esos días en los que no podían hacer nada sin nuestra ayuda. Y así es como seguirá ocurriendo con el paso de los años, ellos aprendiendo más y necesitándonos menos. Nuestros hijos crecerán, y no hay nada que podamos hacer para evitarlo.
Aprovecha ahora que son pequeños
Es cierto que hay días en los que nos sentimos sobrepasados, aquellos en los que parecen no tener fin las situaciones difíciles o complejas. Pero un día ya no será así. Un día todos esos problemas serán parte de un pasado que seguramente, añoraremos.
Recordemos que las etapas difíciles también tienen su lado positivo, y que el padecer o disfrutar esos momentos, dependerá en gran parte de nuestra actitud. Así que quiero invitarte, a que pienses un momento, en las pequeñas cosas que hoy hacen tus hijos.
Hoy, tú eres su mundo, su lugar seguro. Ellos recurren a ti y te llenan de besos y abrazos. Son tus admiradores más dedicados y aman imitar todo lo que haces. En la infancia, su imaginación es increíble y da pie a que juguemos con ellos, tengamos fantasías y creamos en ilusiones. Nos invitan a volver a ser niños con su inocencia y su alegría. Disfruta esa sonrisa inocente, esa manita pequeña que desearía no soltarte jamás.
Un día, todas esas cosas desaparecerán. Tus hijos dejarán de jugar contigo porque preferirán ver la televisión o escuchar su música favorita. Pronto no querrán que les demos besos o que les llevemos de la mano por la calle, porque "ya son mayores". Llegará un punto en el que preferirán salir con sus amigos antes que con nosotros, sus padres.
Por eso, aprendamos a disfrutar y valorar lo que nos regala cada etapa. Perdamos más el tiempo con ellos, dándonos tiempo para aprovechar todas esas cosas hermosas que ellos hacen. Nuestros hijos serán niños solo una vez, disfrutémoslos ahora que son pequeños.