Son muchas las frutas que maduran durante el verano y que proporcionan un gran surtido a la hora de elegir la más adecuada. Si optamos por proporcionar al pequeño un trozo de sandía, debemos tener en cuenta que esta fruta resulta un poco indigesta si se consume tras una copiosa comida, lo mejor es proporcionarle al pequeño esta fruta cuando la comida ha sido un poco ligera o cuando tiene sed, ya que la sandía es muy diurética y quita la sed además de refrescar. Un melocotón proporciona una acción laxante que estimula las secreciones del estómago, también es algo diurético. Su sabor encanta a los pequeños y más aún si está en su punto ideal de maduración.
Cuando le damos ciruelas al niño estamos proporcionándole una fruta que combate el cansancio, es muy recomendable tras un paseo por el campo o tras los juegos cotidianos. La ciruela estimula el sistema nervioso, es un potente desintoxicante y un eficaz diurético.
Para un niño cansado también son muy recomendables los albaricoques pues son muy ricos en vitamina A y poseen propiedades antianémicas y reconstituyentes. También es complementaria una tajada de melón, que como el albaricoque, aporta una importante cantidad de vitamina A y C y es un verdadero remineralizante natural.
La verdad es que cada fruta aporta su granito de arena para un adecuado desarrollo del niño, por eso es muy importante realizar variaciones y proporcionar diferentes frutas, seguro que le encantará.
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