Tal vez simplemente te encuentres en las primeras semanas de embarazo y ya notes estos compañeros molestos que hacen que te sientas hinchada. O tal vez no hagan su aparición hasta unos meses después. Pero pocas son las embarazadas que se libran de ellos. Hoy hablamos de los gases en el embarazo.
Los gases en el embarazo se forman en el aparato digestivo y pueden acabar su ciclo en nuestro interior saliendo expulsados por la boca o, si están en los intestinos, por el ano. Son una de las molestias más embarazosas durante el embarazo y se asocian a las molestias digestivas que sufrimos en esta etapa.
Los gases se forman en el sistema digestivo de dos formas: al ingerir aire y cuando las bacterias del intestino grueso descomponen la comida no digerida. La mayor parte de los gases en el estómago se producen al tragar aire y normalmente se liberan al eructar. Los que llegan al intestino o se producen allí, salen en forma de ventosidades o flatulencias.
¿Por qué tenemos más gases en el embarazo?
La causa de los gases está tanto en los cambios hormonales (la progesterona relativa el funcionamiento del aparato digestivo) como en el aumento del tamaño del feto que aprisiona el estómago y los intestinos, todo lo cual dificulta las digestiones especialmente en la recta final del embarazo, cuando son más frecuentes las indigestiones y la acidez.
Respecto al ardor o acidez, es una sensación de hinchazón y quemazón en la boca del estómago que sube por el esófago y a menudo va acompañada de pequeñas regurgitaciones de la comida (vómitos que no llegan a salir por la boca) y una repetición de eructos.
El aumento de la fibra en la dieta de la embarazada también puede producir un aumento de las flatulencias, pero no dejes de tomarla por eso, ya que el efecto es mucho peor que unos simples gases. Nos referimos al estreñimiento (que también podría aumentar las flatulencias) o las hemorroides que verdaderamente pueden afectar el bienestar de la futura mamá. Además, recordemos que los alimentos ricos en fibra no solo son beneficiosos para una correcta digestión, también ayudan a controlar el peso, a reducir los niveles de colesterol, prevenir la hipertensión o controlar la diabetes.
Los gases en el embarazo pueden resultar muy molestos para la futura mamá, y tal vez nuestra pareja tenga que ser más comprensiva que de costumbre, pero puede que el feto ni los note. Posiblemente al bebé solo le lleguen amortiguados los sonidos gástricos e intestinales, sin afectarle en absoluto.
En lo único que podrían perjudicar los gases al bebé es si la madre, por culpa de estos, ve afectada su alimentación y deja de comer correcta o regularmente. Por ello, y por nuestro propio bienestar, es importante que aprendamos las maneras de reducir los gases o las molestias que estos nos ocasionan.
Reducir los gases en el embarazo
Es importante que te encuentres lo mejor posible en esta etapa y tal vez puedas hacer algo por reducir los molestos gases en el embarazo, mejorando las digestiones. Sigue estos consejos:
Evita las comidas copiosas, que aumentan la sensación de hinchazón y sobrecargan el sistema digestivo. No se trata de pasar hambre, sino de aumentar el número de comidas al día, tomando menos cantidad y escogiendo los tentempiés más saludables en el embarazo.
Come tranquilamente, despacio, sin engullir y sin estar incómoda. Comer deprisa hace que tomemos más aire junto a los alimentos, así como la tensión o la ansiedad durante las comidas. Mastica bien los alimentos para facilitarle la tarea al estómago.
Evita los alimentos que producen gases, que pueden variar de una persona a otra. Posiblemente, ya conozcas cómo reacciona tu cuerpo a determinados alimentos, pero en general se puede decir que las cebollas, coles, habichuelas o judías blancas, o los alimentos fritos y los postres ricos en azúcar suelen producir más gases que otros.
Abstenerse de las bebidas con gas.
Intenta ser regular en la evacuación y no estar mucho tiempo sin ir al baño, lo cual favorecería la acumulación de gases.
No retengas los gases. Evidentemente, puedes buscar el mejor lugar para ello y por suerte a la embarazada se le presuponen las visitas frecuentes al baño.
Además, para mejorar las digestiones en general, puedes controlar tu aumento de peso, no llevar prendas ajustadas, no acostarte inmediatamente después de haber comido, evitar las comidas muy grasientas o especiadas, practicar ejercicio de manera habitual...
Si lo que te preocupa son los eructos, evita las comidas que "repitan" con olor fuerte como el ajo o determinados fritos.
En fin, recordemos que todas las personas emitimos gases cada día pero que si estás embarazadas probablemente sufras más las molestias de los gases. Por suerte, estos desagradables compañeros vuelven a su nivel habitual anterior al embarazo una vez hemos dado a luz.
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