¿Comen poco vuestros hijos?: puede que estos consejos y trucos os ayuden

No habíamos hablado aún en nuestro Especial Alimentación Infantil sobre los niños que ‘comen poco’: para muchas familias la hora de la comida parece convertirse en un campo de batalla en el que las estrategias son sustituidas por amenazas, castigos y llantos. Pero en ocasiones en el intento de que los niños se lleven algo a la boca, los adultos acaban permitiendo alimentos poco saludables, aún a costa de tenerse que levantar de la mesa para preparar un plato alternativo, o coger un paquete de bollos que se ofrece al pequeño.

La alimentación (especialmente en el caso de los niños) debe ser suficiente para cubrir las necesidades del organismo, equilibrada en nutrientes, y basarse en la ingesta de raciones justas y no excesivas. Es mucho más importante vigilar la calidad que la cantidad, y esto es algo que nos puede guiar a la hora de entender a los niños que creemos que no comen bastante, pero en realidad se están alimentando bien.

Y ¿por qué es importante la calidad?, pues ni más ni menos que porque la alimentación correcta es la base de una nutrición adecuada. La diferencia entre las dos acciones estriba en que la primera es un acto consciente y la segunda no, sin embargo es muy importante entender que el organismo utiliza los alimentos que le proporcionamos para realizar sus funciones vitales. ¿Por qué los padres nos debemos involucrar para que los niños ‘coman de todo’?, pues evidentemente porque están creciendo y queremos que se mantengan saludables. Pero ¿qué es comer de todo?, sin duda se trata de ingerir diaria y equilibradamente alimentos de todos los grupos. Así los adultos somos los responsables de ofrecer una alimentación equilibrada a los pequeños.

Es decir si un niño come judías y zanahorias ya está comiendo verduras aunque no le gusten los guisantes y los pimientos

Pero no pocas veces nos desesperamos porque los niños preferirían comer pasta diariamente, y en cambio no conseguimos que prueben las verduras, ¿nos estamos equivocando en algo? ¿cómo podemos cambiar esta y otras situaciones similares?

Consejos básicos para las familias

Puede que funcionen, pero antes que nada dejadme recordar que comemos por necesidad (y si queréis por placer), pero comer no debe ser una obligación, así que no olvidemos que se debe valorar la conducta alimenticia de los niños teniendo en cuenta factores como la fase de crecimiento en la que se encuentran, el ejercicio físico que desarrollan y el descanso diario. Son estos factores que inciden en el apetito.

1.-Se deben ofrecer alimentos sanos y de calidad diariamente, sin importar la actitud alimenticia de los niños. Al mismo tiempo se adecúan las raciones a su tamaño, edad y hábitos de comida.

2.-No se prohíben los alimentos insanos pero tampoco se tienen a la vista (ni se permite que los coman diariamente) se les explica por qué preferimos llevarnos al parque un envase con cerezas a dos batidos de chocolate.

3.-No se les obliga a comer, para que no desarrollen un rechazo permanente.

4.-Mostraremos un comportamiento respetuoso hacia los momentos de la comida: entender que los alimentos nos nutren y los necesitamos, es tan importante como conservar hábitos y normas que nunca debieran desaparecer (si estamos todos comemos a la vez, nadie se levanta hasta que no acaben los demás, no vemos la televisión mientras comemos, etc.)

5.-Los niños pueden necesitar según algunos expertos hasta 10 intentos de ofrecerles un determinado alimento antes de que lo acepten.

Seguro que reunimos a todos los amigos de la misma edad de nuestro hijo, descubriremos que su alimentación es muy distinta, y su apetito también. Aún en el supuesto de que a todos estos niños les estuvieran ofreciendo una alimentación variada y saludable, no todos comerían la misma cantidad.

Pero revisemos nuestras propias expectativas, ¿tenemos paciencia al ponerles en el plato una verdura que no suelen aceptar? ¿sabemos ofrecer alternativas? (bueno si no te gustan los melocotones no los tienes que comer, pero para merendar deberás elegir entre plátano, pera o albaricoque), ¿entendemos que los niños saben cuándo parar de comer porque ya no les apetece más?, ¿nos mostramos intranquilos cuando no se acaban el plato y les damos un bollo de chocolate para que se llenen?

¿Hay trucos para que coman de todo?

  • No ceder (en general) permitiendo que los peques elijan lo que comer, creo que la nutrición no es negociable (al menos no lo es en mi casa). Y eso que mis hijos son de los que se pelan un plátano o se lavan uvas para merendar, pero conseguir esto requiere paciencia y persistencia. No hubiera sido así si hubiera cedido sistemáticamente a dejarles comprar golosinas cuando es hora de realizar una de las comidas.

  • Ellos disfrutan más si se implican ayudando a ultimar los detalles de la comida o poniendo la mesa.

  • No dejar que coman entre horas: las comidas que necesitan son cinco, no más. Al mismo tiempo si estamos fuera de casa llevaremos alimentos saludables por si nos pilla la hora del almuerzo o de la merienda fuera.

  • Permitir que la hora de la comida sea una oportunidad para en encuentro entre padres e hijos, potenciando el diálogo y sin dejar que afloren los conflictos en un momento tan importante. Y es que la ansiedad puede reducir el apetito de los pequeños.

  • Nuestras intervenciones serán amables y cariñosas, pero también firmes. No se debe castigar a un niño por no querer acabarse el plato, o por rechazar la merluza con almendras que tanto nos ha costado preparar. Sin embargo los platos saludables no se sustituirán por caprichos repletos de grasas o aditivos.

  • Predicar con el ejemplo, si el padre o la madre comen mucha carne grasa y pocas verduras, no pretendamos transmitir un mensaje de salud a los niños, y sobre todo no pretendamos que ellos mismos lleguen a comer de todo.

  • Y ahora voy a hacer una excepción al punto en el que comento que no debemos ceder permitiendo que ellos elijan. Esto debe ser normalmente así porque somos los padres los que planificamos compras y comidas, pero como ya dijimos hace unos meses, los niños suelen aceptar mejor la alimentación saludable cuando les permitimos participar.

Y ello implicaría que les dejemos planificar (por ejemplo) una o varias comidas semanales, con la condición claro está de que incluyan en ellas alimentos saludables. Tamibén podemos confeccionar el menú para los siete días con ayuda de nuestros hijos, para que descubran nuestro criterio, y también a combinar alimentos de todos los grupos.

Desde los dos años hasta la pubertad los niños siguen creciendo aunque a menor velocidad que en los primeros años de vida, y a partir del inicio de la adolescencia vuelven a crecer más rápidamente. Quizás sea este el motivo de que muchos niños pequeños no coman todo lo que ‘quisiéramos’, es decir su crecimiento sigue aunque va más lento

Esto sólo es una indicación de las raciones que puedan necesitar los pequeños, pero en realidad cada persona es un mundo, y cada uno es el que debe decidir cuándo ha tenido bastante. Y esto es tal relativo como que en la práctica hay muchos niños de seis, ocho o diez años que en realidad sí que crecen muy deprisa.

Recordad que la comida debe ser uno de los momentos agradables del día, y que no puede ser objeto de castigos ni premios. Y dejadme añadir que hay ocasiones en las que se debe consultar necesariamente con el pediatra, entre ellas podemos encontrar las pérdidas de peso o el hecho de que el niño cambie de humor y podamos relacionarlo con el hecho de que está comiendo poco. Y por supuesto ante la duda vale la pena contar con los profesionales, como mínimo nos sentiremos aliviados.

Imagen | griffhome En Peques y Más | Niños inapetentes: cómo debemos actuar

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