Como afortunadamente me cuenta todo lo que hace en la guarde ha sido imposible que fuera una sorpresa.
Los últimos días ha habido algunos actos fallidos al estilo de "mami, ¿te puedo decir que estamos haciendo una flor para regalar a las mamás o es un secreto?" con los que era imposible no reírme y a la vez comérmela a besos.
Ayer era el último día de cole, el día que los niños se llevarían a casa el regalo “sorpresa" que habían hecho para las mamás.
Así es que cuando fui a recogerla, apenas me vió aparecer por la puerta toda nerviosa exclamó “¡el regalo!" y siguió "mamá, te tengo una sorpresa, lo hice yo solita", olvidando sus despistes anteriores.
Aún estando preparada para recibirlo, cuando me entregó la flor envuelta en papel celofán verde se me hizo un nudo en la garganta. Nos dimos un abrazo muy grande, se me cayeron las medias y hasta alguna lágrima.
Su maestra le dijo que debía entregármelo el domingo, pero lógicamente su ansiedad se lo impidió, así que cuando llegamos a casa lo abrimos y me contó los detalles de la artesanal elaboración con sales teñidas de varios colores. (¡pobre maestra!)
Aunque eso de hacerlo completamente con sus propias manos con menos de tres años es de dudar, el sólo hecho de que haya estado dedicada un rato a hacerme un regalo me derrite.
Coloqué la flor en un sitio privilegiado de la casa donde puedo verlo a cada rato. Más adelante la guardaré para siempre en mi caja de los recuerdos con una nota que diga: mi primer regalo del día de la madre.
En Bebés y más | Día de la Madre