Cada día vemos más claro que el hambre en el mundo y el calentamiento del planeta van de la mano. Hay cosas que podríamos hacer como ciudadanos y como padres y sin embargo ¿vamos a dejar este problema a nuestros hijos o nos lo tomamos en serio de una vez?
Por eso desde 1979, Naciones Unidas trató de mover conciencias, marcando en el calendario el día 16 de octubre como el Día Mundial de la Alimentación.
Se trata de fortalecer la solidaridad a nivel mundial en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza. Una lucha que desde 1979, sigue estando igual de vigente.
Estamos cambiando el clima con nuestra forma de vivir y los expertos señalan que esto está afectando a la agricultura a nivel mundial y por tanto a la alimentación de todos los seres humanos.
Cultivar alimentos de manera más sostenible, más respetuosa con el medio ambiente, respetando y cuidando los recursos naturales mucho más de lo que se ha hecho hasta ahora, es imprescindible.
Porque además, por otro lado, la población mundial no deja de crecer y se calcula que para el año 2050 estemos en los 9.600 millones de personas.
En Septiembre de 2015, la Cumbre de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, conseguía que 193 países se comprometieran con acabar el hambre en el mundo en los próximos 15 años. Es un objetivo ambicioso fijado para 2030 que además sólo se podrá lograr si al mismo tiempo se consigue hacer frente al tremendo problema del cambio climático.
Piensa en global, actúa en local
Nuestra responsabilidad como ciudadanos es exigir que poco a poco los sistemas alimentarios se vayan adaptando y se hagan sostenibles, que se invierta en el desarrollo rural y se apoye a los pequeños agricultores.
Pero además, tenemos una responsabilidad enorme como padres, tenemos mucho que enseñar a nuestros hijos de cara a su propio futuro.
- Muchas escuelas, por ejemplo, se están planteando la inclusión de la agricultura como asignatura en sus planes de estudio. Es una forma de implicar a los niños en los modos de producción de frutas y verduras, conocer los alimentos y la forma de producirlos, les lleva a consumirlos más y a respetar más el entorno natural. Y no son pocas las escuelas que tienen un pequeño huerto en el que los niños participan de forma activa.
Es fácil darse cuenta que cuanto más y mejor sepamos cocinar, más y mejor nos alimentaremos e incluso, menos residuos generaremos en nuestras cocinas. Aprovechamos mucho mejor la comida que sobre para evitar que acabe en el cubo de la basura y organizamos mejor nuestra despensa y por tanto nuestra economía. Todo eso además, podemos hacerlo haciendo a los niños partícipes de ello
Este año 2016, es el año internacional de las legumbres. Aprender a reconocerlas, hablar de ellas, conocer su origen y sus características alimentarias y por supuesto, cocinarlas y disfrutarlas, es algo que deberíamos hacer por la salud de nuestra familia y la educación de nuestros hijos. Hay muchas formas de aprender más allá de los libros y cualquier excusa es buena para ponerlas en marcha.
Aprovechando las legumbres, aprendiendo a cocinarlas y utilizando y cocinando alimentos como puede ser el queso, podríamos reducir la cantidad de proteínas animales de nuestra dieta y de la de nuestros hijos. Algo que es bueno para nosotros, para nuestra salud y que afecta también de forma muy positiva a la lucha contra el calentamiento global.
Algo fundamental siempre para educar a nuestros hijos es el ejemplo que les damos nosotros con nuestro comportamiento. Si queremos que ellos coman de una manera saludable, tendrán que vernos a nosotros comer también de manera saludable. Además, es bueno que tengamos muy en cuenta que los ?alimentos? dirigidos a los niños, a nuestros hijos, no suelen ser los más sanos que podemos ofrecerles.
- Cuantos menos productos procesados consumamos, mejor para nuestra salud, siempre será más sano que preparemos un delicioso bizcocho casero con nuestros hijos para desayunar o merendar o que cocinemos algún postre juntos de chocolate por ejemplo para un día más especial, a que compremos uno producto procesado, lleno de embalajes y residuos y cargado de azúcar en exceso, cuanto menos de estos, mejor para todos incluido el planeta.
Vía | fao.org
Fotos | iStockphoto
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