No pueden apretar el pie del bebé, tampoco ser demasiado gruesos, ni quedar pequeños ni grandes.
Parece que no, pero escoger el calcetín adecuado es toda una ciencia. De hecho, en el cajón de los calcetines de mis niñas hay algunos intactos porque les resultan incómodos y otros súper gastados porque les quedan como un guante.
Acertar con la talla correcta es fundamental. No pueden ser demasiado pequeños, ni demasiado grandes.
Según consejo de mi abuela, la medida correcta se mide cerrando el puño de la mano del niño. Desde la punta hasta el talón tiene que alcanzar para rodear el puño. Mi madre lo ha usado toda la vida para comprarnos calcetines y ha dado resultado.
Hay tejidos y tipos de calcetines adecuados para cada etapa del año.
En invierno, se pueden usar los calcetines más gorditos, aunque no los súper gruesos; esos mejor dejarlos para salidas al campo. En casa es mejor que estén abrigaditos pero que sus pies tengan libertad de movimiento.
Cuando empieza el buen tiempo, con los calcetines finos es suficiente, especialmente si van a usar zapatos que puedan rozarles los pies.
Para estar en casa, sobre todo cuando el bebé comienza a ponerse de pie y a caminar solito, hay unos calcetines con incrustaciones de goma en la planta del pie.
Son muy prácticos para esa etapa pues sienten la libertad de no llevar zapatos, pero a la vez evita que se resbalen.
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