Los errores cometidos jugando al ajedrez se convierten en enseñanzas para los niños que lo practican

El ajedrez es un juego que desarrolla muchas capacidades y habilidades que se complementan y que enriquecen la formación infantil que se recibe en escuelas y colegios. Los científicos rusos analizaron a mediados del siglo XX cuál era el impacto del ajedrez en el aprendizaje de los niños y encontraron más de 25 variables que influían en su formación y capacitación. Por ejemplo, la autocrítica, la capacidad de aprender de los errores cometidos, disfrutar del éxito, la previsión de consecuencias, la capacidad para relacionar, la visión espacial y la resolución de problemas son recursos que los niños adquieren por aprender a jugar al ajedrez.

Además todas estas capacidades son muy valoradas en los informes que periódicamente evalúan la formación de los alumnos en informes de rendimiento escolar como PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes). Así que se están desarrollando muchas iniciativas que intentan trasladar el juego del ajedrez a la escuela después de que en marzo de 2012 el Parlamento Europeo aprobara una declaración en la que se promueve al ajedrez como asignatura por su mejora de la creatividad, intuición y memoria. Aunque muchas de las propuestas se orientan a gestionar el ajedrez como actividad extraescolar sí hay iniciativas que integran el aprendizaje del ajedrez con el programa académico y de educación del alumno.

Y aunque a los niños les guste y practiquen el ajedrez en la escuela, la limitación más importante es la formación necesaria del equipo docente para conseguir el éxito en la formación. También es fundamental disponer del apoyo de legislaciones para alcanzar el objetivo de que los más pequeños puedan mejorar su capacidad para concentrarse, esforzarse, gestionar las relaciones sociales y adquirir muchas más habilidades. Así que el reto es utilizar el ajedrez como herramienta transversal para enseñar a resolver problemas complejos teniendo a los profesores con formación técnica y acreditada para poder optimizar el potencial que tiene el ajedrez en la educación de los niños.

El ajedrez se puede empezar a practicar desde los cinco años que es cuando se empiezan a construir conocimientos y habilidades matemáticas. Así los niños pueden llegar a memorizar la colocación de las fichas en un tablero e incluso algún movimiento. En todo caso con cinco años ya son capaces de aprender los movimientos de cada pieza, su valor, reglas básicas y estrategias para desarrollarlas. Antes de los cinco años se trabaja con los niños movimientos del cuerpo sobre tableros de ajedrez gigantes en el que los pequeños utilizan y aplican conceptos abstractos como las filas, las columnas y las diagonales. Además se les puede enseñar a imaginar jugadas desarrollando en los niños la visión espacial y la relación causa efecto.

Es a partir de los 12 o 14 años cuando los niños empiezan a madurar y a sacar partido de sus conocimientos académicos, de la práctica continuada del ajedrez, de la experiencia adquirida jugando muchas partidas y del entrenamiento.

Imagen | Carlos Bussenius

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