Hemos leído en el International Center for Research on Women, un artículo de Sarah Degnan titulado ‘It’s time to end child marriage’. En él la autora estima en 25000 las niñas que a diario son obligadas a casarse contra su voluntad, algunas tienen tan sólo ocho años, otras son adolescentes. Este hecho acaba con los sueños de las pequeñas y se convierte en una situación trágica.
“En lugar de crecer para ser mujeres que puedan contribuir al bienestar general de sus familias y comunidades, la mayoría de las novias menores de edad abandonan la escuela"
El matrimonio de niñas es más frecuente en África subsahariana y en Asia meridional. Es una situación que viola los derechos humanos y se trata de la forma más generalizada de abuso sexual y explotación de las niñas. Ente las consecuencias negativas (y además de la consecuente falta de libertad en la toma de decisiones que atañen a la propia vida) están la reducción de oportunidades para recibir educación y la inhibición de la participación en actividades comunitarias. Sin embargo en la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) está recogido el derecho a elegir y aceptar libremente el matrimonio. Y en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, se estipula que el compromiso matrimonial y casamiento de un niño / niña no tendrán efectos jurídicos, así que todos los países implicados deberían tomar todo tipo de medidas para especificar una edad mínima de matrimonio.
Como parte de una delegación de PLAN, hace unos meses nueve adolescentes de Sierra Leona, Malaui, Camboya, Paquistán y Camerún, expusieron la problemática del matrimonio forzado ante la Comisión sobre el Estatus de la Mujer (celebrada en Naciones Unidas). Falmata tiene 17 años y reside en Sierra Leona, ella manifestó "represento a todas las niñas de Sierra Leona y nuestro derecho a decidir cuándo y con quién queremos casarnos. El matrimonio infantil debería ser penado con la cárcel"
Y si es importante reforzar las leyes, aún lo es más educar a las comunidades, puesto que en algunos lugares el matrimonio temprano es comúnmente aceptado en comunidades musulmanas e hindúes. E independientemente de aspectos culturales o religiosos, muchas veces familias con pocos recursos y sometidas a presiones sociales piensan que no existen otras alternativas.
Consecuencias del matrimonio precoz:
Abandono de la educación: las niñas casadas dejan la escuela
Problemas de salud: embarazos precoces, contagio de enfermedades de transmisión sexual.
Malos tratos: y muchas veces las niñas que pretenden negarse a casarse contra la voluntad de sus progenitores, son castigadas o asesinadas.
Según datos de Unicef:
En países como Bangladesh, Chad, Guinea, Malí, Níger y la República Centroafricana, más del 60% de la mujeres contrajeron matrimonio o vivían en pareja antes de cumplir 18 años (1987 / 2006)
Las mujeres que viven en el 20% de los hogares más pobres muestran una mayor tendencia a contraer matrimonio a una edad más temprana que las que viven en el 20% de los hogares más prósperos.
Las mujeres que cuentan con una educación primaria son notablemente menos propensas a contraer matrimonio o vivir en pareja que las niñas que no han recibido una educación.
Podemos imaginar que el matrimonio infantil conlleva trabajos forzados, esclavitud, prostitución y violencia. Y esto a pesar del objetivo de los padres de esas niñas que han consentido por necesidades económicas o porque pensaron en proporcionar una tutela a sus hijas.
Indudablemente una mejor educación de las comunidades sería necesaria, ello junto con unas leyes decisivas que apuesten por un desarrollo saludable de las niñas y adolescentes.
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