Cuando leí esta entrada de Mamás Viajeras hablando sobre el Silver Towers Playground en Manhattan, pensé lo mismo que la persona que hace el comentario a pié de página. ¡Pero si en Valencia hay una atracción mucho más grande y divertida!
Si el primero es un enorme muñeco sentado cuyas piernas, brazos y tórax son toboganes, el segundo es una escultura que se podría calificar de gigantesca, ‘en la que como vayas con niños muy pequeños, te vas a hartar de correr persiguiéndolos, ellos emocionados, y tú temiendo perderlos’.
Conforme crecen los peques, la cosa cambia porque van y vienen a su antojo, y además como el recinto está semi cerrado (se accede por una única entrada), la preocupación por si se extravían disminuye considerablemente.Veréis, en el tramo XII del cauce del Río Turia, se encuentra el parque de Gulliver: punto de encuentro, lugar de reunión, y sobre todo un sitio para pasar horas jugando con los niños, o descansando tras varias carreras sobre el cuerpo de un pobre Gulliver atrapado por los habitantes de Liliput.
Si vais, podréis imaginar fácilmente que vuestros niños son pequeños liliputienses fastidiando al ‘gigante’, y mientras ellos subirán (o treparan) hasta arriba y buscarán el mejor lugar para volverse a deslizar otra vez hasta el suelo.
Tan grande es que caben familias enteras, ¿he dicho familias? grupos de personas que llegan juntas hasta el lugar. Nuestra primera vez fue una excursión de nuestra AMPA al Bio Parc de Valencia, después de ver a los animales, comimos fuera del recinto del Gulliver y entramos casi corriendo porque todos los menores de 15 años que iban en el autobús tenían muchísima prisa en subir al gigante.
Una vez allí, y para sorpresa (o no tanto) de muchos, acabamos subiendo (y bajando) madres, padres y hasta abuelos, eso sí, debíamos turnarnos para cuidar de los bebés que por esa vez se quedaron sin atracción. Confieso que evité algunos de los toboganes (he perdido algo de mi atrevimiento con la edad), pero disfruté muchísimo, y me reí como nunca.
En Valencia es un lugar emblemático, y aunque en esta ciudad hay muchísimo arte e historia que descubrir en familia, también podemos dejar los asuntos más serios por unas horas y dedicarnos a visitar el Gulliver, o el Oceanográfico (de la CAC), y hasta el agradable Jardí Botànic. Y si tenéis miedo de que haga demasiado calor, evitad las horas centrales del día (el parque abre hasta las 20 horas) y recordad que la gran zona recreativa que forma el antiguo cauce del río, está repleta de grupos ajardinados y arbolados.
Fijaros en esta foto, y observad el sombrero de Gulliver caído al suelo, en su interior descansa una réplica de la figura, ¡asombroso!
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