Toda mujer tiene derecho a ser informada acerca de las medidas que se van a llevar a cabo en el proceso de su parto con el fin de poder tomar una decisión al respecto. Insisto: la mujer tiene derecho a decidir cómo proceder en cada momento en su parto, después de que se le informe de los riesgos y beneficios de cada procedimiento.
Por eso, cuando a la protagonista de esta historia se le hizo una episiotomía sin su consentimiento, y además se hizo después de que ella se negara, se cometió un acto de violencia obstétrica y una violación de la ley de autonomía del paciente. Ahora la matrona se enfrenta a un juicio por este motivo.
La madre se tapó la vagina con las manos
Según informa la Cadena Ser, la mujer estaba de parto cuando la matrona se dispuso a hacer un corte en su sexo para aumentar el espacio por el que debía pasar el bebé. La madre no había dado su consentimiento y al ver lo que iba a hacer se tapó con las manos para evitarlo, mientras le decía "No me cortes, no me cortes".
Pero la matrona siguió adelante y lo hizo. Como la "rebeldía" de la madre no le pareció bien, la matrona le dedicó un comentario demoledor tras nacer su pequeña. Mientras el resto del personal sanitario felicitaba a la mamá por su recién llegada hija, ella dijo que no tenían que felicitarla por nada porque se había portado muy mal. Y que por eso no merecía que le dieran a la niña en brazos.
Una maniobra que tiene consecuencias
La episiotomía es un corte en el perineo que debe realizarse solo en casos muy concretos. La OMS hace años que la considera una medida muy cuestionable como prevención de desgarros mayores, y por ello recomienda que se limite su uso.
Sin embargo, muchos profesionales siguen practicándola indiscriminadamente después de muchos años de facilitarle las cosas a ellos (al hacer más grande la salida del bebé el parto es más fácil y rápido), hasta el punto que en España se llegó a hacer hasta en el 80 por ciento de los partos.
Ahora Edurne, la madre, sufre de incontinencia urinaria y dispareunia (dolor al mantener relaciones sexuales), y tanto por obviar sus deseos como por el trato vejatorio que recibió, decidió denunciar a la profesional, que ya declaró el pasado martes en el juzgado de Barakaldo.
En España se realizan en el 45% de los partos
La tasa de episiotomías en España ha descendido mucho en los últimos años. Se calcula que actualmente se realiza en el 45% de los partos, que es un descenso notable con respecto al 2010 (más del 82%), pero que es aún insuficiente si tenemos en cuenta que hay países que se mueven entre el 10 y el 15%.
Podríamos decir que, de las mujeres que tienen parto vaginal, una de cada dos sale con una episiotomía en nuestro país. Esto no debería ser así si hacemos caso a las recomendaciones del Ministerio de Sanidad en su Estrategia de Atención al Parto Nomal en el Sistema Nacional de Salud.
Según leemos en la guía que debería utilizarse como protocolo de los centros sanitarios, no debe practicarse episiotomía de rutina en el parto espontáneo. Esto quiere decir que solo debe hacerse uso de esta técnica si hay necesidad clínica: en caso de que haya sospecha de compromiso fetal o si se va a hacer uso de instrumentos para ayudar en el expulsivo del bebé.
Es más, durante mucho tiempo se realizaban episiotomías a las mujeres que habían tenido un desgarro importante en sus partos anteriores (de tercer o cuarto grado), para prevenir que sucediera de nuevo, y la evidencia dice que el riesgo de desgarro grave después de haber tenido uno anterior es el mismo que el del resto de mujeres. Por este motivo, tampoco se recomienda realizarla en esta situación, a menos que haya motivos clínicos para ello.
Lo importante no es solo que el bebé esté bien
El trato que la matrona profirió a esta mujer es deleznable. Una vergüenza. Como profesional de la salud respetuoso y consciente de la fuerza y el poder que tienen nuestros actos y nuestras palabras, no puedo más que censurar sus acciones y hacerlas visibles para que, si puede ser, no se repitan.
Ya hace dos meses publiqué un durísimo post con más de 50 frases horribles que algunas mujeres reciben en los hospitales cuando van a dar a luz a sus bebés, muchas veces asustadas y esperando encontrar apoyo y cariño de parte de los profesionales. Lo hice para destapar las vergüenzas de esos profesionales que se creen con el poder de hacer y decir lo que quieran, aunque eso suponga un recuerdo terrible e imborrable en la mente de las mujeres hasta el punto que, en muchos casos, no se atreven a volver a ser madres por el miedo a vivir algo así de nuevo.
Y es que muchas veces, cuando una mujer explica que su parto fue un desastre, que tiene un recuerdo horrible del trato que recibió, la sociedad le contesta con un "Lo importante es que el bebé está bien". Y sí, claro que eso es lo verdaderamente importante, pero cuando no hay riesgo, cuando no ha habido peligro, cuando el parto podría haber sido un parto normal y todo iba bien, no hay razón para conformarse solo con eso (de hecho, nunca hay que conformarse solo con eso, porque cuando el parto se complica el respeto debe primar igualmente).
No es de recibo que se hagan maniobras gratuitas sin el consentimiento de las mujeres, ni que se las trate como a niñas estúpidas. No es de recibo porque son las mujeres, las madres, las protagonistas junto a su bebé. Ellas solo van al hospital por si pasa algo, no para que en el momento de cruzar la puerta se les robe su parto y su momento.
Por eso animo a todas las mujeres a que hagan como esta mamá: que se quejen, que reclamen, que denuncien... porque los malos profesionales se aprovechan del argumento de "lo importante es que el bebé está bien" y del cansancio y el dolor de la madre, que muchas veces prefiere no reclamar por tal de no remover un recuerdo tan doloroso y por tal de no gastar fuerzas en ello, sino en cuidar de su bebé.
Fotos | iStock
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