Complicaciones en el parto: qué problemas pueden presentarse al momento de dar a luz

La mayoría de los partos se desarrollan sin problemas. Cuando se han realizado todos los controles durante el embarazo y la gestación se ha desarrollado normalmente, el parto suele ocurrir sin imprevistos.

Sin embargo, hay complicaciones excepcionales que pueden presentarse al momento de dar a luz, que en su mayoría derivan en cesárea. Veamos algunas de ellas:

No progresión del parto

Es una de las complicaciones más habituales al dar a luz junto con el sufrimiento fetal. El trabajo de parto puede desviarse provocando patrones anormales en las contracciones, en la dilatación del cuello del útero o en el descenso del feto a través del canal de parto.

Hay factores que pueden influir como la desproporción entre la pelvis de la madre y la cabeza del bebé, inducir el parto con el cuello muy cerrado o una presentación anómala del bebé.

Las contracciones se vuelven demasiado débiles e irregulares estancando la dilatación del cuello uterino y la progresión del parto. Para solucionarlo se suele inducir el parto con oxitocina por vía venosa, una hormona sintética que estimula las contracciones de parto. También se puede recurrir al descanso materno o al cambio en la posición de la madre. Si aún así el parto no progresa y puede haber riesgo para la madre o para el bebé, se recurre al uso de fórceps o de cesárea.

Sufrimiento fetal

El bebé está monitoreado en todo momento durante el parto. Si se detectan cambios preocupantes en la frecuencia cardiaca del bebé que corroboran que no está recibiendo el oxígeno necesario, se habla de pérdida de bienestar fetal o sufrimiento fetal. Otro signo de que pudiera existir es la presencia de meconio en el líquido amniótico, un signo de que sufre una falta de oxígeno. En este caso se realiza una cesárea de urgencia pues el bebé podría aspirar el meconio y causarle problemas pulmonares.

Son muchas las razones por las que puede producirse sufrimiento fetal en el bebé: fiebre materna durante el parto, compresión de la vena cava debido a la postura de parto de la madre, alteraciones en la placenta, cordón corto, infecciones, malformaciones, etc.

Algunos de los factores que pueden predisponer al sufrimiento fetal durante el parto son: edad materna (menos de 20 y más de 35 años), ser el primer parto o haber tenido muchos partos previos, hipertensión, diabetes o infección materna, antecedentes de muerte fetal, prematuridad o malformaciones.

En cada caso, el médico evaluará si es necesario practicar una cesárea o se puede continuar el parto por vía vaginal con una vigilancia exhaustiva.

Prolapso de cordón

Se produce cuando una vez que se ha roto la bolsa de aguas, el cordón umbilical sobresale por el cuello uterino antes que la cabeza del bebé. Es raro que ocurra, se da un caso entre 1.000, pero supone un grave riesgo.

La presión de la cabeza sobre el cordón podría comprimirlo interrumpiendo el flujo de oxígeno que el bebé recibe. En el monitor se puede ver como desciende su ritmo cardíaco. Cuando hay prolapso de cordón es necesario realizar una cesárea de emergencia para evitar que el bebé pueda sufrir una lesión por falta de sangre. Hasta que se produzca la intervención se empuja la cabeza del bebé para evitar la presión sobre el cordón.

También puede presentarse un prolapso de cordón con la bolsa intacta cuando el cordón se encuentra delante de la cabeza del feto pero no asoma por la vagina. Por su parte, se denomina prolapso de cordón oculto cuando éste se encuentra no por delante, sino junto a la presentación del bebé.

El prolapso puede producirse tanto si el bebé está colocado de nalgas o en presentación cefálica, pero ésta es la más peligrosa por la presión que ejerce la cabeza sobre la pelvis tiende a ser más intensa.

Entre los factores que predisponen al prolapso de cordón se encuentran: prematuridad y bajo peso, embarazos gemelares, alteración en la presentación del bebé o alteraciones de la pelvis materna.

Vueltas de cordón

El 30% de los niños nace con vueltas de cordón. Es una situación frecuente que en la mayoría de los casos no representa un riesgo para el bebé.

Lo más frecuente es que el bebé presente una circular de cordón, pero puede tener hasta cuatro dependiendo de su longitud y sólo en algunas ocasiones puede detectarse mediante una ecografía. Casi siempre, el médico se da cuenta al momento de asomar la cabeza del bebé.

El cordón puede estar colocado alrededor del cuello, del brazo, del tórax o de la pierna del bebé y en ciertos casos el médico puede realizar una maniobra para deslizar el cordón o cortarlo si está muy apretado.

Sin embargo, con la presión de las contracciones de parto y al descender por el canal de parto el cordón puede tensarse disminuyendo el flujo de sangre entre la madre y el bebé pudiendo causar sufrimiento fetal. Si el monitor muestra alteraciones en el ritmo cardíaco o las vueltas de cordón impiden descender al bebé, se deberá practicar una cesárea.

Distocia de hombros

Es una complicación poco frecuente en las presentaciones cefálicas, es decir cuando el bebé está colocado con la cabeza hacia abajo. Ocurre cuando la cabeza asoma al exterior pero el hombro del bebé está atascado contra el hueso de la pelvis de la madre.

El médico intentará desatascar el hombro por medio de maniobras obstétricas para evitar que se produzca una lesión en los nervios del hombro del bebé, en el cuello o una fractura de clavícula. Se procurará proseguir con el parto vaginal, pero de fracasar el intento y suponer un riesgo de asfixia, se acude a la cesárea.

No siempre puede prevenirse la distocia de hombro, es una complicación que surge al momento de dar a luz, pero existen factores de riesgo como: bebés grandes (macrosomía), diabetes gestacional, obesidad de la madre, pelvis pequeña, embarazo prolongado, una excesiva ganancia de peso durante el embarazo o tener antecedente de distocia de hombro.

Desprendimiento de placenta

Es una complicación grave que ocurre cuando la placenta se separa de la pared del útero antes de la salida del bebé. El desprendimiento puede ser parcial o total y puede suceder en cualquier momento del embarazo o en el momento del parto.

Cuando la placenta se despega del útero durante el parto, las contracciones pueden facilitar el desprendimiento y provocarse una hemorragia. Al desprenderse la placenta se interrumpe el suministro de flujo de sangre y de oxígeno al bebé. El médico evaluará el riesgo dependiendo del grado de desprendimiento, por lo que es posible que decida practicar una cesárea.

Los factores de riesgo que pueden predisponerlo son: hipertensión de la madre, enfermedades cardiacas, diabetes, tabaco, abuso de drogas, alcohol y edad avanzada de la madre.


Embolia o embolismo de líquido amniótico

Es una complicación muy poco frecuente (1 x 30.000 casos) y letal, con una tasa de mortalidad en el 80 por ciento de los casos. Es una de las causas más frecuentes de muerte obstétrica.

Ocurre, por lo general en partos complicados, cuando se produce la obstrucción de una arteria pulmonar de la madre por el líquido amniótico.

Un émbolo formado por líquido amniótico entra en la circulación sanguínea materna y va hacia los pulmones obstruyendo una arteria pudiendo provocar alteración del ritmo cardíaco de la madre, insuficiencia respiratoria, colapso o parada cardíaca.

Si se produjera, el médico debe hacer nacer al bebé con urgencia mediante una cesárea y atender a la madre.

Entre algunos de los factores de riesgo se encuentran: edad materna avanzada, dinámica uterina intensa, embarazos prolongados e inserción de materiales de monitorización.

Están son algunas de las complicaciones que pueden presentarse en el parto al momento de dar a luz, que aunque son poco frecuentes, pueden presentarse y hacer que el médico tome las decisiones más adecuadas para la salud de la madre y del bebé.

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