En Bebés y más hemos hablado ampliamente sobre la atención al parto y sobre la gran cantidad de cosas que todavía deben cambiar con respecto a los nacimientos.
Hemos contado los maltratos que se comenten en algunas maternidades, la falta de respecto con la que se trata en ocasiones a las parturientas y las dificultades que suele atravesar una madre cuando reclama su derecho a parir como ella quiera.
Está claro que es imprescindible que la atención al parto se vuelva más humana y más sensible con las necesidades de la madre, su pareja y el bebé, los verdaderos protagonistas en ese momento.
Sean cuales sean las preferencias de la madre, el equipo médico debe estar ahí para apoyar, asesorar, asistir y por supuesto informar sobre lo que considere, pero siempre dándole la oportunidad de decidir a la mujer.
Como se ha dicho recientemente en un Congreso de expertos “los hospitales públicos españoles (y agrego: muchos privados) siguen viendo a la embarazada más como a una enferma que como a una mujer que va a dar a luz un niño".
La embarazada que va a dar a luz pasa a ser algo así como el envase de un bebé al que hay que hacer nacer, se le ordena qué hacer, cómo y cuándo sin derecho a decir ni “mu". Desde luego, ese no es el concepto de dar a luz a un hijo.
Siempre defiendo el derecho a que cada mujer decida como quiere parir. Una buena información es lo primero y luego cada cual puede elegir cómo quiere dar a luz y dónde de acuerdo a lo que es más afín a su forma de ser y pensar. Lo importante es que nadie elija por ti y desde luego sentirte bien tratada en un momento tan importante en tu vida y en la de tu bebé.
Creo que casi todas hemos tenido experiencias en la atención al parto o en el seguimiento del embarazo que no nos han convencido, que nos hemos sentido maltratadas o que debíamos hacer lo que nos decían sin darnos opción.
Eso no puede ser, debe cambiar. A nadie le gusta que le traten así y menos en un momento tan especial. Falta un gran ingrediente emocional que es fundamental en la atención a la embarazada. A veces parece que los profesionales se metieran en su rutina laboral sin diferenciar si tratan con plantas o con personas que tienen sentimientos, miedos, necesidades y dudas.
En un acontecimiento como es un nacimiento nadie puede negar que el aspecto emocional es clave en el desarrollo del parto. Si la mujer se siente a gusto, contenida, querida y bien tratada el parto irá mejor, en cambio sentirse temerosa, insegura y ausente no favorece para nada el proceso fisiológico de parir.
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