Según un nuevo estudio de la Universidad Pompeu Fabra la hora a la que nos ponemos de parto podría influir en que al final nuestro hijo termine naciendo por cesárea.
Tras estudiar cómo fue el nacimiento de 6.163 bebés en cuatro hospitales públicos españoles, se ha concluido que, entre las 11 de la noche y las 4 de la madrugada, la probabilidad de tener una cesárea no programada aumenta en 6,3 puntos y que podría deberse al cansancio de los médicos, que tienen que soportar turnos de trabajo demasiado largos.
Turnos de trabajo demasiado largos
Tras comparar los datos, recogidos entre 2014 y 2016, los investigadores llegaron a la conclusión de que, aunque las madres que dan a luz a lo largo del día tienen características similares, las cesáreas no programadas aumentan de noche.
Según los autores del estudio, la salud materno-fetal no es el único factor que influye a la hora de decidirse por esta intervención. La estructura de turnos en los hospitales (con guardias de 24 horas) y el cansancio acumulado podría hacer que, delante de casos dudosos y que quizás acabarían en una cesárea más tarde, se decida hacer la intervención antes, durante estas horas:
"Nuestros resultados sugieren que los médicos pueden ser menos tolerantes a la progresión natural de la tarea que conlleva un parto, que consume mucho tiempo. Los incentivos relacionados con el tiempo libre son muy importantes, y los médicos están más predispuestos a realizar procedimientos que aceleran el parto. Por lo tanto, sería necesario revisar los incentivos creados por la estructura de turnos y las largas horas de trabajo de los médicos en los hospitales públicos, a fin de reducir las intervenciones evitables".
Tests de Apgar ligeramente más bajos
El estudio ha servido también para comparar los resultados que obtenían los bebés nacidos por parto vaginal en comparación con los de cesárea en el Test de Apgar: "Nuestra investigación sugiere que las cesáreas no indicadas médicamente pueden tener un impacto negativo y significativo en la salud del recién nacido, tal como se mide con las puntuaciones del test de Apgar, pero que el efecto no es lo suficientemente grave para traducirse en resultados más extremos", afirman los autores.
Los niños (sanos) nacidos por cesárea obtienen de media un punto menos que los nacidos vaginalmente en el Test de Apgar, realizado en los minutos 1 y 5 después del nacimiento (con notas de 8,8 y 8,7 respectivamente). Entre 7 y 10 puntos se considera que el bebé está en buenas condiciones después del nacimiento.
Menos cesáreas, más ahorro
El estudio termina ofreciendo datos sobre importante ahorro económico que supondría reducir el número de cesáreas evitables en los hospitales públicos. Si tenemos en cuenta que el coste medio de una cesárea para el sistema de salud público es 1.692,97 euros más elevado que un parto vaginal, al eliminar esas cesáreas evitables, los hospitales de la muestra podrían conseguir una reducción de costes alrededor de 675.000 euros.
"Estas cifras, aplicadas a todas las comunidades autónomas supondrían un ahorro de más de 47 millones de euros para el sistema sanitario público estatal, una cifra que, teniendo en cuenta el salario medio de un médico especialista (45.970 euros) y el número total de hospitales públicos en España (453), permitiría que cada hospital contratara más de dos médicos adicionales. Este hecho ayudaría, al mismo tiempo, a aliviar la necesidad de largas horas de trabajo".
Y aquí se centran en la economía porque el estudio lo ha realizado un centro de investigación especializado en estos temas, pero reducir la tasa de cesáreas evitables debería ser una prioridad porque tienen riesgos tanto para la madre como para el bebé y afectan a futuros embarazos.
El objetivo debe ser reducir la tasa de cesáreas al 10-15% de los partos, como recomienda la Organización Mundial de la Salud y que circunstancias como nacer de noche o el cansancio de los médicos no influyan en el nacimiento de nuestro hijo.
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