Después del parto, muchos cambios se producen en el cuerpo de la mujer, desde el más evidente que es cómo se reduce la barriga a otros más desconocidos. Hoy hablamos de esos cambios en tu cuerpo que te pueden sorprender después de tener un hijo, cuando te miras al espejo y te preguntas, ¿pero qué es esto?
De algunos cambios oirás hablar en las clases de preparación al parto o los leerás en la "biblia de la embarazada" de turno, pero otros podrían sorprendernos porque los han pasado por alto, porque nadie nos lo contó. Aquí va un aviso de navegantes, para que nada os pille por sorpresa después de dar a luz.
¿Es normal sudar tanto?
La mayoría de mujeres que han dado a luz van a notar que sudan muchísimo durante unos días. Este exceso de sudación en el postparto es una función fisiológica normal y nada preocupante. Durante el embarazo se ha producido un aumento de agua en los tejidos que va a ser eliminada durante las primeras semanas de puerperio a través de la orina y el sudor. No olvides reponer líquidos para mantenerte hidratada y mantén las adecuadas medidas de higiene para no sentirte mal en este aspecto.
Los pies en el postparto
Como hemos señalado, que la barriga reduzca su tamaño es lo esperable, pero tal vez te sorprenda ver lo rápido que empequeñecen los pies tras el parto, cuando al final del embarazo parecían botas y no podías calzar ningún zapato anterior de lo hinchados que estaban. Y es que los pies hinchados en el embarazo son muy frecuentes, sobre todo en el tercer trimestre, debido al edema producido por el exceso de líquido en los tejidos y que afecta sobre todo a pies y tobillos.
En el postparto el cuerpo empieza a regular la retención de líquidos y, a no ser que estés inmovilizada (por ejemplo una cesárea podría favorecer la hinchazón de pies) las extremidades irán recuperando su tamaño anterior. Eso sí, no significa que tengas que volver a los tacones, probablemente necesites durante unas semanas un calzado cómodo que te permita descansar y favorezca la circulación.
La barriga en el postparto
Sí, el vientre se reduce nada más dar a luz gracias a la labor de los entuertos o contracciones postparto. Pero no pensemos que va a quedar como en los anuncios de revista o en las sesiones de fotografías de las modelos. Lo normal es que la barriga quede flácida debido a que los músculos abdominales se estiran durante el embarazo.
Con el paso de los meses, una buena dieta y la práctica de ejercicio vayamos poco a poco a recuperar su tamaño y consistencia anterior. Aunque puede que esto nunca se logre y tampoco pasa nada si estamos sanas. El tema de las estrías, por ejemplo, es uno con el que tendremos que convivir, como vemos en un apartado siguiente.
Cambios en la piel, ¿a mejor o a peor?
Si los cambios hormonales afectaron a tu piel para peor, tras el parto lo más probable es que veas mejorar el cutis y la piel en general. Aunque las manchas como el cloasma suelen tardar más en desaparecer (unos meses), el acné o las espinillas del embarazo dejan paso a una piel más suave y lisa.
Por otro lado, ten en cuenta que el estrés y la fatiga de los primeros días tras el parto pueden hacer que el cutis presente más imperfecciones, que veas las arrugas más marcadas... Nada que no mejore con un buen descanso (¡que llegará, aunque en estos momentos no veas el momento!).
Cambios en las estrías
Respecto a las estrías (suelen hacer su aparición en el vientre, los pechos o las caderas), después del parto se volverán paulatinamente más claras, aunque su desaparición completa es imposible. De cualquier forma, recuerda que el postparto es un momento clave para tratar las estrías.
Cambios en los pechos
Aunque el cuerpo y especialmente los pechos se han estado preparando durante nueve meses para la llegada del bebé, es ahora cuando notarás los cambios más importantes en los pechos, cuando se produce la subida de leche y aparece cierta inflamación y las mamas aumentan de volumen con la lactancia. Es probable que también notes cambios en los pezones y areolas, no solo de tamaño sino también de coloración.
¡Se me cae el pelo!
A menudo a las mujeres embarazadas les crece el pelo más rápidamente gracias a un riego sanguíneo profuso y el aumento de estrógenos, pero tras el parto es frecuente una detención del crecimiento y una disminución del volumen del cabello con una caída importante entre los dos y los cinco meses posparto ("efluvio telógeno"). Posteriormente volvemos a nuestro volumen y ritmo de crecimiento anterior, alrededor de un año después de dar a luz.
¿Dónde están mis uñas?
Al igual que el pelo y la piel, las uñas sufren cambios sorprendentes durante el posparto asociados a la alteración hormonal. Si en el embarazo habían crecido de manera notable y estaban fuertes, tras el nacimiento del bebé notaremos que se quiebran fácilmente y se debilitan por capas.
La báscula nos sonríe
Algo que puede sorprender (¡positivamente!) a las mujeres después del parto es la rapidez con la que bajamos de peso los primeros días. En pocas horas, el útero pesa la mitad, eliminamos líquidos retenidos, el volumen de circulación sanguínea desciende, se elimina la placenta, el líquido amniótico, el bebé ya no está dentro... Todo hace que fácilmente podamos perder seis kilos "de un tirón" (el tirón del parto).
Un mes después, el útero ha vuelto a su tamaño y peso normal. Pero no pensemos que vamos a estar en nuestro peso anterior. Lo normal es que, tras el rápido descenso de peso de los primeros días, la báscula empiece a detenerse y tengamos que hacer ejercicio y llevar una dieta adecuada para, gradualmente, seguir perdiendo esos kilitos de más, junto a la lactancia que es una gran aliada también en este sentido.
Y a ti, ¿te sorprendió alguno de estos cambios en el cuerpo tras el parto? ¿Vivisteis alguno de ellos de una manera especial? ¿O pasaron desapercibidos entre tantas emociones de los primeros días con el bebé?
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