Quedarse embarazada, esperar a tu bebé durante muchos meses, al día en que le toca nacer, y de repente tener que correr a urgencias porque el parto sucede antes de tiempo y el bebé nace cuando aún no le esperabas. Un momento de nervios, ansiedad y felicidad, por conocerle al fin, pero en el que todo se vuelve amargo, por no poder estar con él.
Es lo que sucede muchas veces cuando un bebé nace prematuro, que su estado es tan frágil que no puede estar con su madre en unas cuantas horas, como en el caso de esta madre y su bebé, que estuvieron separados durante 60 interminables horas. Un móvil captó el momento en que volvieron a estar juntos y ese fue el momento exacto en que una madre se enamora por siempre de su bebé.
Nació 10 semanas antes
Hugo llegó al mundo 10 semanas antes de lo esperado, tal y como explican en DailyMail, en un parto por cesárea de urgencia. Tras ese momento, el bebé tuvo que ingresar en la unidad de cuidados intensivos neonatales para recibir los cuidados necesarios para asegurar su supervivencia.
A su madre, Jessica, no le quedó otra que tener que lidiar con el extraño sentimiento de vacío temprano. Vacío por no estar ya embarazada, cuando debía estarlo, y vacío por no estar tampoco con su bebé, cuando ya lo había dado a luz.
Y esperó, y esperó, por 60 largas horas, hasta que los médicos consideraron que era un buen momento para que madre e hijo empezaran a conocerse y a amarse.
El momento en que una madre se enamora por siempre de su bebé
El vídeo se compartió en el canal de Facebook de Love What Matters, lleva más de 7 millones de visitas y aunque dura apenas 30 segundos parece difícil no emocionarse con la escena.
Una escena que me recuerda a la que ya he explicado en más de una ocasión: en una conferencia del neonatólogo Adolfo Gómez Papí (uno de los responsables de que el Método Madre Canguro llegara a España) a la que acudí hace unos años, explicó que tuvieron un caso muy curioso de una chica de 16 años que dio a luz a un bebé prematuro.
El bebé tuvo que ir a la incubadora y ella no había tenido demasiado apoyo de su familia. No se sentía demasiado responsable de su bebé y, al parecer, no ponía mucho interés en verle. Entonces la acompañaron a la unidad de neonatos, sacaron a su bebé de la incubadora y se lo pusieron en el pecho, piel con piel, a modo de madre canguro. Imaginad que sucedió en el tiempo que estuvieron juntos para que dijera algo que nadie esperaba: "ya nunca me separaré de mi bebé".
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