Nueve errores frecuentes que cometemos los padres de los recién nacidos y cómo evitarlos

La llegada de un bebé a casa es todo un acontecimiento. Y también una gran mezcla de emociones. Por un lado, nos sentimos llenos de alegría al tenerle finalmente en nuestros brazos, pero por otro, también nos sentimos llenos de muchas dudas y temores típicos de madres y padres primerizos.

Las primeras semanas con el bebé suelen ser mucho de prueba y error mientras aprendemos a manejar este nuevo rol, por lo que hemos decidido hacer un pequeño recopilatorio de aquellos errores frecuentes que cometemos los padres primerizos y cómo evitarlos.

Esperar que el bebé se adapte a nuestra rutina

Comienzo la lista con uno de los errores que con mucha frecuencia cometemos, especialmente si somos padres primerizos: esperar que el bebé se adapte a la rutina que nosotros ya teníamos establecida. La realidad es que la llegada de un bebé viene a voltear todo nuestro mundo de cabeza, y las rutinas no se quedan fuera de esta transformación.

Aunque es verdad que hay muchas cosas que debemos seguir haciendo de la forma usual, es importante entender que no es el bebé quien debe adaptarse a nuestra rutina, sino nosotros a la de él. En esos primeros meses, es importante que seamos flexibles y acomodemos nuestras actividades de modo que cubrir sus necesidades sea nuestra principal prioridad.

Tener expectativas muy altas

Podríamos decir que este segundo error es uno que comenzamos a cometer incluso desde antes de que nazca el bebé. Y es que cuando nos preparamos para la llegada del bebé, comenzamos a planear y tomar decisiones acerca de lo que haremos respecto a su cuidado, alimentación y crianza.

Sin embargo, es importante recordar que cada bebé es único y siempre existe la posibilidad de que las decisiones que tomamos previamente no sean las mejores para el nuestro o que no sea posible realizarlas por algún motivo. Al igual que el punto anterior, ser flexibles y no tomar decisiones rígidas es clave.

No tener control con las visitas

Hay opiniones divididas sobre las visitas postparto: unos las aman y agradecen, mientras que otros preferimos evitarlas, al menos durante los primeros días. Independientemente de tu decisión o postura sobre ello, en ambos casos es importante tener un control con las visitas.

Si decidimos tenerlas, establecer horarios en los que mamá y bebé se sientan cómodos para recibirlas (y preferentemente, que sean visitas de ayuda). Si decidimos no tenerlas, explicar que preferimos tener privacidad y quizás proponer una fecha para que nos visiten después. Aunque sabemos que muchas personas no pueden esperar para conocer al bebé, la comodidad y tranquilidad de mamá y bebé siempre debe estar por delante en ambas situaciones.

Llevar al bebé a sitios muy concurridos

Aunque los bebés no necesiten de un silencio absoluto para estar bien, si es necesario que al menos durante las primeras semanas -digamos, en lo que se adapta al mundo fuera de la barriga- permanezca en un ambiente de tranquilidad. Ya habrá tiempo para enseñarle a ser sociable más adelante.

Además, no olvidemos que su sistema inmunológico puede no estar completamente desarrollado, haciéndolo más vulnerable a los gérmenes y bacterias que pueden estar presentes en sitio donde se reúnan o transiten muchas personas. De momento, las visitas en casa o a casa de otros familiares son suficientes, pero eso sí, siguiendo siempre las debidas recomendaciones sobre el contacto con bebés pequeñitos, como lavarse las manos antes de tocarlo y no permitir que le den besos.

No sacarle de casa

El hecho de que no recomendemos llevarle a sitios concurridos no significa que debamos tenerle encerrado. Hay madres a las que les da terror sacar a su bebé de casa por todo lo que podría pasarle, pero los extremos tampoco son buenos y podemos sacar al bebé desde el primer día.

Una de las mejores formas es tomando un paseo diario, que beneficia a todos: el bebé recibe esa luz del sol necesaria para la síntesis de vitamina D (siempre de forma indirecta pero sin tapar el cochecito con una manta), mientras que mamá retoma poco a poco la actividad física y además se dispersa o despeja un poco de la rutina en casa.

Abrigarles en exceso

Este es uno de los errores que con mayor frecuencia cometemos los padres y que en muchos casos lo seguimos cometiendo cuando nuestros hijos ya no son recién nacidos: nos da frío a nosotros y creemos que nuestros hijos necesitan otras tres capas de ropa, pero no es así.

En el caso de los recién nacidos muchos padres se sienten confundidos sobre este punto porque saben que su sistema de termorregulación aún no funciona muy bien. Sin embargo, esto no significa que debamos abrigarles como si fuesen a entrar a un congelador.

Recordemos que los bebés deben llevar solo una capa más de ropa que la que llevamos los adultos, mientras que los niños deben ir abrigados igual que nosotros, de preferencia en capas, para así poner o quitar más o menos según se requiera.

Bañarle todos los días

Este es otro ejemplo de un error que cometemos al pensar que las necesidades del bebé son las mismas que las nuestras, pero un bebé no se ensucia ni suda al igual que un adulto, y por lo tanto, no es necesario ni recomendable bañarle con tanta frecuencia.

Hay investigaciones que han comprobado que no es aconsejable bañar al bebé todos los días, pues además que su piel es más delicada, estaríamos removiendo la capa protectora que su cuerpo crea de forma natural, y que le protege contra influencias ambientales, gérmenes infecciosos y bacterias.

Es importante aclarar que aunque no debemos bañarle diario, sí hay partes del cuerpo que no podemos descuidar y tenemos que limpiar con frecuencia: la zona del pañal, la zona del cuello y las partes de su cuerpo donde haya pliegues, como axilas e ingles.

No seguir tu instinto

Cuando tenemos un bebé, nos vemos inundados con consejos de otras personas, pero quienes realmente conocemos a nuestro bebé (y mejor que nadie más) somos nosotros. Además de las recomendaciones del pediatra, es importante escuchar y seguir tu instinto.

Si sientes que algo no anda bien, no te quedes con la duda. Si te aconsejan que hagas algo, pero no es funcional o práctico para ti o tu bebé, no lo sigas. Siempre haz lo mejor para tu bebé.

No llevarle más tiempo en brazos

Finalmente, y un error que veo que muchos padres cometen con su recién nacido y que incluso en su momento llegué a cometer y arrepentirme rápidamente, es no llevarle más tiempo en brazos. Muchos nos vemos influenciados por el famoso "no le cojas, que se acostumbra", una frase que ya debemos erradicar.

Los brazos son una necesidad básica del bebé y como tal, no debemos negársela. Cuando menos lo esperes tu bebé habrá crecido y por experiencia propia te digo: extrañarás tener a tu bebé de brazos. Tu hijo será pequeño sólo una vez. Disfrútalo.

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