Los peligros de compartir imágenes íntimas en internet: las claves de un experto para que los adolescentes eviten la sextorsión

Parece increíble, pero nuestra vida está al alcance de todos, aunque esa no sea nuestra intención. Cada día las redes sociales se nutren de imágenes nuestras que compartimos con nuestros amigos, pero que también están al alcance de cualquiera que no lo sea.

Y, los adolescentes son especialmente activos en este aspecto. Son su forma de contar al mundo la cantidad de cosas que hacen, lo divertidos que son, lo bien que se lo pasan y la cantidad de amigos que tienen. Pero, parece que son poco conscientes de los peligros que entraña compartir fotos, más aún si son íntimas, suyas o de los demás, o aunque se envíen de modo privado.

¿Cómo podemos hacerles reflexionar sobre el sextorsión o el ciberbullying? Jorge Flores, director de Pantallas Amigas, plataforma especializada en las buenas prácticas de los adolescentes en internet, nos ayuda en la tarea.

Las chicas, las más vulnerables

Mujeres adultas, jóvenes y adolescentes son las víctimas más comunes en ver violada su privacidad por la difusión sin consentimiento de imágenes íntimas suyas.

"Este delito es independiente de que las víctimas conocieran o no la existencia de esas imágenes, que consintieran su producción o incluso que las tomaran ellas mismas. Tampoco exime del delito el hecho de que en las imágenes en cuestión aparezca también la persona que las ha hecho públicas".

Así de contundente se muestra Jorge Flores al intentar terminar con una práctica de ciberacoso o ciberbullying, cuando esas imágenes son utilizadas para ridiculizar a un joven o incluso para vengarse de él: lo que se conoce como "Pornovenganza", por ejemplo cuando se difunden íntimas tras romper la relación y así dañar a la pareja.

El envío de imágenes íntimas propias a través del móvil se conoce con el nombre de sexting, una práctica cada vez más habitual en adolescentes e incluso en niños.

Al margen de consideraciones morales o legales por cuestión de edad, tiene riesgos asociados con graves consecuencias para quien lo practica que, en ocasiones, han provocado incluso el suicidio.

En su mayoría los acosadores atacan a niñas y adolescentes, quienes son victimizadas por otras personas, chicos y chicas incluso de su misma edad.

Es obvio decir que, aunque es preciso conocer los riesgos del sexting para poder tomar decisiones informadas y también saber cómo poder reducirlos si deseamos sextear se debe poner el foco en quienes cometen el delito o participan del mismo con sencilla, pero nada inocua, acción de compartir.

Por eso, el director de Pantallas Amigas anima a los jóvenes a reflexionar sobre estas cuestiones antes de enviar una imagen íntima:

  • Las relaciones cambian, y cuando envías una imagen dependes de esa otra persona que puede difundirla sin tu consentimiento. Aunque te parezca imposible hoy, debes pensar que tu pareja puede llegar a usar esa imagen íntima para burlarse de ti si se rompe la relación, algo que es común que suceda porque sois muy jóvenes.

  • La protección de la información digital es difícil, y puede escaparse de las manos con rapidez y su difusión llegar a ser incontrolable.

  • Una imagen, aunque te parezca increíble, puede proporcionar mucha información sobre ti mismo e incluso para localizarte, si se distribuye por internet.

  • El riesgo de ciberbullying es real, si cae en manos poco adecuadas.

El adolescente debe entender que es un ciberdelito

La distribución no consentida de imágenes íntimas supone la vulneración de los derechos de las personas que en ellas aparecen y, en consecuencia, está castigada por la Ley, y de forma especialmente grave si se trata de imágenes de menores de edad.

En este tipo de ciberdelito hay un claro culpable que es la persona que realiza esa vulneración de la intimidad por primera vez divulgando la imagen. Sin embargo, son cómplices quienes redistribuyen esas imágenes.

Se trata de un ciberdelito en aumento que afecta especialmente a las mujeres que además lo hace en edades cada vez más tempranas. La abundancia de smartphones conectados con tarifa plana, la normalización de algunas prácticas íntimas vistas en Internet y una sociedad machista suponen un caldo de cultivo adecuado.

Jorge Flores incide en esta realidad y nos habla de la campaña de Pantallas Amigas "Si no eres tú, no puedes compartirlas", que tiene por finalidad hacer comprender a niños y adolescentes, pero también a adultos, la imperiosa necesidad de no compartir imágenes íntimas y qué hacer si se reciben en nuestro teléfono móvil.

Nos recomienda que expliquemos a nuestros hijos que:

  • La libertad es un derecho fundamental y por eso hay que respetar la intimidad ajena y exigir que cuiden la tuya.

  • Antes de compartir imágenes íntimas piensa en los peligros que conlleva para las personas implicadas.

  • Que tu pareja haya consentido que os grabéis en vuestra intimidad no te da derecho a compartir.

  • Guardar imágenes íntimas en el móvil puede suponer graves daños por accidente, error o intervención de terceras personas.

Qué hacer cuándo se recibe una foto de otra persona

Jorge Flores recuerda que:

  • Una imagen privada no deja de ser privada al llegar a tu móvil. Sigue perteneciendo a su protagonista.

  • Por eso, cuando ves o compartes imágenes íntimas sin el consentimiento de su protagonista, estás violando sus derechos, aunque sea muy amigo tuyo.

  • Si una persona decidió realizarse una imagen íntima no es asunto tuyo ni hay motivo para la burla o el insulto.

  • Recibir una imagen íntima de otra persona, conocida o desconocida, anónima o identificada, no significa que tengas derecho a guardarla, publicarla o distribuirla.

  • Además, si alguien ha violado la intimidad de otro joven, publicando sus imágenes, no seas cómplice y corta la cadena de envíos. Borra la imagen que te llegó. Con ello evitarás el daño a esa persona y las consecuencias legales que pueden recaer sobre ti.

  • Incluso, puedes pedir a tus padres que te ayuden en el camino y denunciarlo.

Si aún no estás convencido, el experto en tecnología pide que ayudemos a nuestro hijo a realizar un ejercicio de reflexión:

"¿Qué pensarías si alguien hiciera un agujero, por ejemplo, en el vestuario del instituto? Seria un delito, una violación de intimidad, ¿verdad? Pues cuando envías una imagen íntima de alguien, estás haciendo un agujero en su vida privada".

¿Cómo actuar si nuestro hijo es el afectado?

Jorge Flores confirma lo que los padre ya sospechamos: que aunque revisemos el móvil de nuestros hijos y les prevengamos de los graves peligros de compartir imágenes suyas, puede ocurrir que terminen siendo víctimas de ciberacoso a causa de ellas.

Los niños tienen móvil cada vez a edades más tempranas y una imagen se hace y se envíe n un momento y nosotros no poidemos estar con ellos ni vigilarles siempre.

Así que si ocurre, el experto aconseja que el menor lo hable con sus padres cuanto antes para tomar las medidas legales oportunas.

Con el asesoramieto adecuado, se intenta localizar la fuente que ha enviado las imágenes, se advierte a los compañeros del colegio que es contenido indebido y que verlas y difundirlas puede ser constitutivo de delito.

Además de estos pasos imprescindibles si nuestro hijo es víctima de ciberacoso por difusión de una imagen íntima sin consentimiento, el director de Pantallas Amigas señala que es muy importante inculcar a nuestros hijos medidas de autoprotección, "porque un despiste en un momento dado puede tenerlo cualquiera y enviar una imagen a otro móvil sin pensarlo demasiado".

Pero, ante todo, prevención

Por eso, además de procurar que no envíe imágenes íntimas, conviene asesorarle sobre qué hacer si no conseguimos evitarlo para mantenerle lo más seguro posible si llega a practicar sexting. Desde Panallas Amigas nos invitan a hablarle así:

  • Valora hasta qué punto la persona destinataria merece tu confianza y está preparada para proteger tu privacidad e intimidad.

  • Excluye de la imagen o vídeo partes que puedan ayudar a conocer tu identidad (rostro, marcas corporales, objetos o entorno) y metadatos como la geolocalización.

  • Confirma que quien recibiría tu mensaje desea tenerlo y cuenta con aviso previo para que no resulte incómodo o problemático.

  • Evita el uso de redes Wi-Fi públicas durante el envío y solicita a quien se la envías que haga lo mismo.

  • Selecciona el medio o aplicación que mejor se adapte a tu propósito con las mayores garantías. Existen apps específicas para ello y también sistemas de encriptación.

  • Centra tu atención en lo que haces. Verifica bien qué y a quién envías antes de pulsar. No hay opción a arreglar un error

  • Elimina del móvil (y de la nube) las imágenes íntimas, las usadas o las pruebas. Solicita a quien se las envías que haga lo mismo.

Fotos | iStock

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