La alergia a la lactosa no existe. La alergia a las proteínas de la leche de vaca sí, y puede llegar a ser mortal

El pasado miércoles falleció una chica de 17 años alérgica a las proteínas de la leche de vaca tras ingerir un café que contenía leche. Los hechos ocurrieron en la localidad de Manzanares (Ciudad Real) y aunque la joven fue ingresada de urgencia con un shock anafiláctico, nada se pudo hacer por su vida.

Este desgraciado suceso pone una vez más en evidencia el riesgo vital que puede acarrear una alergia alimentaria, y la importancia de que toda la sociedad en conjunto esté sensibilizada con este tema. Sin embargo, lamentablemente sigue existiendo mucha confusión entre los términos 'alergia' e 'intolerancia'. No en vano, es posible que en referencia a este caso, en los últimos días hayas leído titulares de medios que  hablaban de "alergia a la lactosa".

La alergia a la lactosa no existe. Hablamos de "intolerancia a la lactosa" o de "alergia a las proteínas de leche de vaca", dos afecciones completamente diferentes que por responsabilidad social todos deberíamos conocer.

Alergia a las proteínas de leche de vaca: qué es y qué consecuencias tiene

La alergia es una reacción exagerada del organismo ante una sustancia (alérgeno) que para la mayoría de las personas es inocua. Cuando una persona alérgica entra en contacto con el alérgeno en cuestión, su sistema inmunológico se altera, creando mecanismos de defensa que resultan dañinos.

En el caso de la alergia a la leche, la reacción siempre se produce frente a las proteínas, y nunca ante los azúcares.

Síntomas de la alergia a las proteínas de leche de vaca.

Existen dos tipos de alergia a las proteínas de leche, en función del mecanismo que las provoque, y cada una de ellas ocasiona unos síntomas:

  • no mediada por inmunoglobulina E: los síntomas son más tardíos, lo que dificulta mucho su diagnóstico (deposiciones con sangre roja, vómitos, diarrea, poca ganancia de peso, estreñimiento, reflujo gastroesofágico, cólicos severos...)
  • mediada por inmunoglobulina E (IgE): su reacción es muy rápida, casi inmediatamente tras tomar leche, y los principales síntomas son reacciones cutáneas, síntomas respiratorios, edema... o incluso anafilaxia y shock.

La alergia a las proteínas de leche de vaca puede causar la muerte

Como sucede con cualquier otra alergia alimentaria, la alergia a las proteínas de la leche de vaca puede comprometer la vida del paciente. Esto sucede cuando la reacción alérgica es tan severa que acaba desencadenando una anafilaxia.

Los síntomas iniciales más característicos de una anafilaxia son el picor, la sensación de hormigueo, intranquilidad y malestar general. Después van apareciendo síntomas más graves como sensación de opresión en la garganta, dificultad para tragar o sensación de ahogo.

Cuando el sistema cardiovascular se ve afectado, los síntomas que se presentan son de extrema gravedad, y se caracterizan por dolor torácico, desmayo, palpitaciones, bajada de la tensión arterial y pérdida del conocimiento (shock).

Según datos de Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex (AEPNAA), la mortalidad como consecuencia de una reacción alérgica grave se sitúa entre el 0'05 y el 2%, y si bien son tasas bajas, se trata de muertes que podrían evitarse reconociendo los síntomas a tiempo y sabiendo cómo actuar.

Los alérgicos a las proteínas de leche NO pueden consumir leche ni productos lácteos

Aunque desgraciadamente se trata de una confusión habitual incluso en el ámbito de la hostelería, un alérgico a las proteínas de leche jamás debe consumir leche, aunque esta no lleve lactosa.

La lactosa es el azúcar natural de la leche, pero a lo que un alérgico reacciona es a las proteínas propias de la leche (caseína, Alfa-lactoalbúmina, Beta-lactoalbúmina...) Por tanto, aunque esa leche no llevara lactosa, las proteínas siguen estando presentes.

Tampoco deben consumir productos con lactosa, aunque en el etiquetado no especifique ninguna proteína de leche. Como advierte AEPNAA en este artículo, "hay proteínas que acompañan a la lactosa y que no se pueden eliminar en su totalidad en los procesos de purificación pudiendo desencadenar reacciones en personas muy sensibilizadas".

Esto significa que sea el tipo de alergia que sea (mediada por IgE o no mediada por IgE), un alérgico a las proteínas de leche de vaca debe seguir una dieta estrictamente libre de leche, productos lácteos y derivados.

Es la alergia más común en la infancia

La alergia a las proteínas de la leche de vaca es la alergia alimentaria más común en bebés y niños pequeños. Se calcula que su incidencia se sitúa entre el 2 y el 8 por ciento.

La APLV suele tener un buen pronóstico de curación en los primeros años de vida, y si no desaparece de forma espontánea existen programas de inmunoterapia oral con una gran tasa de éxito. No obstante, cada caso es único y debe tratarse de forma individualizada y siempre bajo supervisión médica.

Intolerancia a la lactosa: qué es y qué consecuencias tiene

Cuando algún alimento no es asimilado por el organismo debido a una carencia digestiva, enzimática o metabólica, se habla de intolerancia. A diferencia de las alergias, en las intolerancias no entra en juego el sistema inmunológico.

La intolerancia a la lactosa se produce porque el cuerpo es incapaz de digerir el azúcar de la leche (lactosa). Es la enzima lactasa, que está presente en el intestino delgado, la encargada de descomponer la lactosa en azúcares más simples (glucosa y galactosa), para que puedan ser absorbidos por el torrente sanguíneo.

Cuando la actividad de la enzima es demasiado baja, la lactosa no se puede digerir y pasa al intestino grueso, donde es fermentada por las bacterias de la flora intestinal. Esto puede provocar síntomas intestinales como flatulencia, dolor y diarrea.

Los intolerantes a la lactosa no deben consumir productos que contengan lactosa, aunque sí pueden tomar lácteos sin lactosa.

Aunque la intolerancia a la lactosa provoca síntomas molestos y desagradables, no pone en peligro la vida de la persona.

La alergia a la lactosa NO existe

Como decimos, la lactosa es un azúcar que puede causar intolerancias digestivas a las personas que carecen de la enzima lactasa. Los azúcares NO causan alergias. Las alergias alimentarias están causadas por las proteínas de los alimentos.

Los intolerantes a la lactosa pueden consumir lácteos sin lactosa

La dieta de un intolerante a la lactosa debe adaptarse a sus síntomas y diagnóstico concreto.

En este sentido, hay pacientes que toleran bien los lácteos fermentados,  leche en pequeñas cantidades o productos con bajo contenido en lactosa. Mientras que otras personas con un nivel de intolerancia más fuerte deberán eliminar por completo la lactosa de la dieta.

La Asociación Española de Pediatría recomienda "evitar una restricción excesiva si no es estrictamente necesario".

Es una condición que se da especialmente en la etapa adulta

Aunque la intolerancia a la lactosa puede comenzar en la niñez o la adolescencia, los síntomas tienden a ser más notorios en la adultez. También existe un tipo de intolerancia a la lactosa en la infancia que es transitoria y que está asociada a enfermedades que causan daño a la pared intestinal. Sucede por ejemplo tras una diarrea, si se padece celiaquía, si tienen otras intolerancias alimentarias, parásitos...

Un resumen de los principales conceptos

La alergia a la lactosa no existe. Existe la alergia a las proteínas de leche de vaca.

La alergia es una reacción del sistema inmunológico. La intolerancia es una reacción a nivel intestinal.

Síntomas muy distintos. Los síntomas de una reacción alérgica son variados y pueden llegar a ser graves o incluso comprometer la vida. Los síntomas de una intolerancia a la lactosa son exclusivamente digestivos y nunca van a desencadenar una reacción grave como la anafilaxia.

Métodos diagnósticos diferentes. La intolerancia a la lactosa se detecta mediante el Test de hidrógeno espirado o H2 que consiste en la administración por vía oral de pequeñas dosis de lactosa en un tiempo determinado. También puede diagnosticarse con un estudio de azúcares y sustancias reductoras en heces.

La alergia a las proteínas de leche de vaca se diagnostica mediante pruebas cutáneas (prick-test) y análisis de sangre para determinan el nivel de anticuerpos IgE frente a las proteínas de la leche.

Los alérgicos a la leche NO pueden consumir leche ni productos lácteos, mientras que los intolerantes a la lactosa pueden seguir tomando leche siempre que esta no lleve lactosa.

Foto de portada | Freepik

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