Cuándo y cómo cambiar al bebé del capazo a la silla

Con el capazo ocurre lo mismo que con la cuna: los bebés lo aman o lo odian, pero es difícil encontrar un término medio. Mis dos peques lo utilizaron y lo disfrutaron muchísimo porque les encantaba salir de paseo para ver los árboles moverse, tenían libertad de movimiento y además dormían unas siestas memorables con el vibrar de las ruedas, así que fue un elemento imprescindible para nosotros.

La duda, sin embargo, surge cuando al bebé se le queda pequeño. ¿Es ese el momento de pasarle a la silla? ¿Cómo deberíamos hacer el cambio? Hoy resolvemos las preguntas más frecuentes que se presentan en ese momento.

Cuándo cambiar al bebé del capazo a la silla

El condicionante de hacer el cambio no debe ser el tamaño del capazo, el peso, la edad, el tamaño del bebé, ni que levante un poco la cabeza para mirar qué está sucediendo fuera de él. El momento clave en el que definitivamente el bebé está preparado para hacer el cambio, es cuando es capaz de estar sentado y mantiene la columna estable.

Aunque esto suele ocurrir alrededor de los 6 meses, no es regla, ya que cada niño tiene un ritmo de desarrollo distinto y no todos logran tener la fuerza suficiente en el cuello y la espalda a esa edad. Eso debemos verificarlo fuera de él, sentándole en un sitio seguro donde podamos ver que el bebé logra mantener la posición de una forma cómoda.

Si el bebé aún no la mantiene, y en caso de que el capazo se le haya quedado pequeño, lo que debemos hacer es cambiarle a uno más grande (cuestión complicada si nuestro cochecito tiene un tamaño estándar y es pequeño), o portearle.

Es verdad que la silla aporta muchos beneficios, especialmente por la cantidad de estímulos que va a recibir el bebé mientras ve el paisaje sentado, observándonos mientras paseamos y les hablamos (es, sin duda alguna una gran motivación para lanzarse a explorarlo todo), pero darnos prisa para hacer el cambio puede ser perjudicial para su desarrollo postural.

Como hacer el cambio del capazo a la sillita

Imagen: Walking Mum

Cuando hemos comprobado que el bebé ya tiene la fuerza suficiente en la espalda para sentarse, podemos ponerle en la silla, ajustando la posición a la más reclinada que tiene. Es importante verificar que dichas posiciones son ergonómicas (consultando las instrucciones del fabricante), y que el bebé se encuentra cómodo.

Es fundamental que este cambio se haga de forma paulatina: no es recomendable ni ponerle el primer día durante mucho tiempo en la sillita y el ángulo de inclinación se debe ir ajustando poco a poco.

También es importante utilizar los accesorios de las sillas (arnés y reposapies), de forma correcta y ajustarlos al tamaño de los niños para que puedan ir de una forma cómoda y segura.

También te puede gustar

Portada de Bebés y más

Ver todos los comentarios en https://www.bebesymas.com

VER 0 Comentario