Cuida los oídos de tus hijos: son muy vulnerables a los ruidos

Vivimos rodeados de ellos, a menudo más de lo que nos gustaría, y hay muchas pruebas de que un nivel alto de ruidos afecta negativamente a la salud. Los niños son más vulnerables que los adultos a padecer los efectos del ruido.

Una exposición prolongada al ruido fuerte puede provocar alteraciones cerebrales, cardiovasculares, auditivas, afectar al nivel de estrés... Cuanto más pequeños son los niños más cuidado hemos de llevar a la hora de que estén expuestos a niveles altos de decibelios.

Cuando son pequeños, los ruidos fuertes modifican el cerebro de los niños y pueden afectar a la interpretación del habla, ya que se provoca una creciente dificultad para distinguir los sonidos del discurso.

Se conoce que los niños que viven en hogares ruidosos suelen presentar un menor desarrollo cognitivo y lingüístico. También pueden sufrir déficits de atención y de memoria, disminuye su motivación y pueden aparecer efectos negativos en su autoestima. También padecen más ansiedad que otros niños.

Incluso desde antes de nacer, cuando el feto ya puede oír, hay que procurar un ambiente adecuado. La audición en las personas se inicia en el periodo gestacional y si la mujer embarazada está expuesta a un ruido crónico la salud del feto puede verse afectada, con pérdida de audición e incluso retraso en el nacimiento.

Hace poco que se celebró el Día Internacional de la Atención Otológica y la OMS advierte de que 1100 millones de jóvenes de todo el mundo podrían estar en riesgo de sufrir pérdida de audición debido a prácticas auditivas perjudiciales.

Y aunque lo de ir a discotecas o utilizar auriculares para escuchar su música preferida aún lo vemos muy lejano para nuestros hijos, hay otros factores que a ellos les afectan.

Según la OMS la mitad de los casos de pérdida de la audición se podrían evitar mediante la prevención primaria. Entre los consejos para minimizar los riesgos de una pérdida de audición, recuerda no exponer a ruidos fuertes y/o prolongados a los niños, limitar el tiempo diario de utilización de los aparatos de audio y a un volumen adecuado, hacer las revisiones auditivas periódicas...

También es importante vacunar a los niños contra las enfermedades de la infancia, en particular el sarampión, la meningitis, la rubéola y la parotiditis.

Recordemos que la pérdida de audición puede ser hereditaria o causada por rubéola materna o complicaciones en el parto, y también por algunas enfermedades infecciosas tales como las meningitis y las infecciones crónicas del oído, así como por el uso de fármacos ototóxicos, la exposición al ruido excesivo y el envejecimiento.

Como vemos, algunos de estos factores los podemos controlar en buena medida. Los niños son uno de los colectivos más vulnerables ante los efectos nocivos del ruido y hemos de estar atentos también a este aspecto tan importante de su salud.

Foto | Thinkstock
En Bebés y más | Desarrollo de la audición del bebé, Deficiencia auditiva en los bebés

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