Además de los factores medioambientales, (como ya hemos sabido, la mayoría de los niños asmáticos son de ciudad), uno de los factores más estrechamente vinculados al asma infantil es el tabaquismo de los padres, y especialmente el de la madre.
Un bebé de una madre que fuma tiene un 37% más de probabilidades de sufrir asma en el futuro. Y esas posibilidades aumentan si su padre también es fumador afectando al bebé tanto en el embarazo como al convertirse en fumador pasivo una vez que nace.
Además de la mayor posibilidad de sufrirla, los especialistas de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) indican que de desarrollarla, los niños asmáticos de madres fumadoras sufren un asma más grave y tienen menor capacidad pulmonar que aquellos cuyas madres no fuman.
Es decir que el fumar (tanto la madre como el madre, aunque la madre tiene mayor influencia) predispone al asma en los hijos y encima lo agrava.
Hace apenas 3 días (el 6 de mayo) se celebraba el Día Mundial del Asma, una fecha para que tomemos conciencia sobre la enfermedad y para que intentemos revertir la gran incidencia que está teniendo en nuestros hijos con las soluciones que están a nuestro alcance.
¿Cómo podemos prevenirla? En primer medida con hábitos saludables, llevando un embarazo sano, por supuesto, eliminando el tabaco antes, durante y después del embarazo, no exponiendo al niño a malos humos, y preocupándonos por la salud medioambiental para tener un aire más respirable.
Vía | Consumer | La nueva España
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