Uno de los mayores temores de los padres, cuando tienen a su bebé, es el Síndrome de la Muerte Súbita del Lactante (SMSL), también conocido como Muerte en la Cuna. Las razones de que suceda no están todavía claras, aunque cada vez están más cerca de encontrarlas (al menos, cada vez se conocen más factores relacionados).
Ahora bien, que no se sepa aún el porqué no quiere decir que no pueda hacerse nada para prevenirlo, porque al estudiar las muertes de los bebés se logra ir encontrando factores comunes que evitar.
Uno de ellos sucede sobre todo en invierno, con el frío, y por eso este aviso de hoy: el síndrome de la muerte súbita del bebé es más frecuente en los meses de frío.
Cuando los abrigamos más de lo que necesitan
El riesgo de muerte súbita aumenta en invierno porque no siempre los abrigamos de manera adecuada. Hay padres que creen que tienen más frío del que realmente tienen y los abrigan más (o bastante más) de lo que en realidad necesitan, y eso pone a un bebé en riesgo porque empieza a respirar de manera más profunda, puede llegar a agotarse y llegar a un punto en el que sufra un golpe de calor, o haga una apnea y deje de respirar.
La recomendación al respecto, por eso, es la siguiente:
No utilizar protectores, peluches, cojines ni mantas en la cuna
La cuna debe tener la menor cantidad de cosas posible. Los protectores aumentan el peligro de asfixia del bebé y de atrapamiento y por eso ya no se usan.
Los peluches, que algunos padres podrían pensar que les podrían dar calorcito, son peligrosos por el riesgo de asfixia, y los cojines y edredones tienen el mismo problema: son blandos, se pueden mover de sitio y pueden acabar encima de la cabeza del bebé.
Por eso lo recomendable es que el bebé duerma solo con el pijama, sin taparse, teniendo una temperatura de la habitación agradable.
Si esto no es posible, si solo con el pijama tendrá frío, entonces se recomienda utilizar algo que tape al bebé pero no su cabeza (un saco de dormir liviano), o ropa de cama puesta muy abajo, de manera que el bebé duerma a los pies de la cuna, con la cantidad de ropa de cama suficiente para taparle solo el cuerpo. Así, a medida que crece, se va poniendo la ropa de cama cada vez más arriba.
No tener cojines ni ropa blanda que pueda acabar en su cabeza, en caso de colecho
A partir de los tres meses, cuando según los estudios el riesgo de muerte súbita es menor si el bebé duerme con los padres, hay que tener claro que en esa cama no haya riesgos añadidos.
Que el colchón sea firme, que no haya cojines sueltos que puedan acabar sobre el bebé y que el edredón o nórdico no pueda tampoco llegar a tapar al bebé por completo (en cualquier caso, es mejor utilizar mantas que edredón o nórdico). Tampoco cojines antivuelco o posicionadores.
Finalmente, que la temperatura de la habitación sea adecuada y no exagerada, para que en cualquier caso el bebé no pase demasiado calor.
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