Elige una cuna segura para que tu bebé duerma tranquilo y sin riesgos

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A la hora de comprar la cuna de nuestro bebé, son muchas las cosas que debemos tener en cuenta. Si queremos una cuna con la que hacer colecho desde el nacimiento, que evolucione a medida que el bebé crece, si queremos que combine con la decoración o el dinero que nos gastaremos en la compra.

Pero un aspecto muy importante que debemos tener en cuenta además de todo eso, es la seguridad de la cuna, porque el bebé pasará allí muchas horas, la mayoría durmiendo pero también despierto.

La seguridad de las cunas: qué mirar

La normativa que regula las cunas para bebés y niños fija los criterios de seguridad que deben cumplir las que se venden en la Unión Europea, prestando especial atención a los materiales con las que están hechas, a la distancia de los barrotes en las cunas, a la obligatoriedad de usar frenos en las ruedas, etc.

En España la seguridad de las cunas se basa en la norma UNE-EN 716-1:2018 y UNE-EN 716-2:2018, 'Mobiliario. Cunas y cunas plegables de uso doméstico para niños. Parte 1: Requisitos de seguridad y parte 2: Métodos de ensayo" y publicada su aprobación en el BOE en julio de 2019.

Así que a la hora de comprar la cuna para tu hijo, es aconsejable comprobar visualmente que la cuna dispone de las siguientes medidas de seguridad previstas en la normativa:

  • Tamaño adecuado. Las medidas estándar de una cuna normal son 120 x 60 cm. La cuna debe tener una profundidad desde el colchón hasta el borde de la barandilla de, al menos, 60 centímetros y ser 20 cm más larga que el niño. Si el diseño es de barrotes, estos deben estar separados por una distancia de entre 45 y 66 mm para evitar que el bebé quede atrapado.
  • Acabados seguros. La cuna debe estar elaborada con materiales atóxicos y no contener ninguna pieza que pueda soltarse en manos del niño. Los cantos y formas deben ser redondeadas, sin aristas afiladas o que se puedan astillar. Además, los tornillos y piezas que unen las distintas partes deben quedar bien ajustados y no disponer de salientes o bordes afilados para no ocasionar rasguños.
  • Ruedas sí, pero con freno. Buena parte de los modelos del mercado viene con ruedas para facilitar el traslado de la cuna de una habitación a otra. Al menos dos de ellas tienen que llevar frenos para evitar que los movimientos del bebé puedan desplazarla. Deben estar puestos siempre y únicamente deben desbloquearse en el momento de cambiarla de lugar.
  • Varias alturas de la base de la cuna. El somier debe ser regulable para ir adaptándose a la edad del bebé conforme vaya creciendo: desde unos 60 cm desde el suelo (cuando es muy pequeño), hasta 30 cm cuando el niño crece y bajamos la base. Así impedimos que el niño pueda saltar de la cuna y que para los padres sea más cómoda la tarea de acostarle y levantarle.
  • Barandilla lateral abatible o deslizante, para facilitar el acostar y sacar al bebé de la cuna. Hay que asegurarse de que el mecanismo lleva un sistema de bloqueo doble que el bebé no pueda manipular y que sea lo suficientemente sólido para que no se desbloquee por accidente.
  • Confortable. Los bebés pasan muchas horas durmiendo, y también jugando en su cama cuando van creciendo. Así que es lógico procurar que su cuan sea lo más cómoda posible para él. El colchón y el somier han ser suficientemente rígidos para que el bebé descanse cómodamente sin hundirse y para favorecer la salud de su espalda.

Además, el colchón tiene que encajar perfectamente en el somier, con una holgura mínima de un par de centímetros por cada lado para evitar que quede demasiado justo y se deforme, pero que no queden huecos donde el bebé pueda quedar atrapado.

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