Realizaron un seguimiento a 456 niños cuando tenían dos meses de vida, a los que se les midió la frecuencia cardiaca, la tensión y la función pulmonar. El 6,6% de las madres de estos bebés fumó durante el embarazo y el 13,8% eran fumadoras pasivas, es decir, se encontraban en ambientes con humo. La tensión de estas futuras mamás no mostraba diferencias, pero sí la de los hijos. Los bebés de las embarazadas fumadoras mostraban una tensión sistólica (la que mide la presión sanguínea cuando el corazón está contraído) más alta, lo que sorprendió fue que se daba en mayor grado en los varones. Valoran la posibilidad de que el fallo en el crecimiento fetal por causa del tabaquismo puede provocar un deficiente desarrollo de los órganos en general, entre ellos los riñones. Esto podría culminar en una mala expulsión de la orina y como consecuencia la hipertensión. También se pueden considerar los cambios hormonales, en el sistema nervioso autónomo, etc.
El equipo de investigación pretende continuar con el seguimiento a estos niños durante unos cuatro o cinco años para valorar si este aumento en la presión sanguínea eleva el riesgo cardiovascular en el futuro.
Vía | El Mundo En Bebés y más | Noticias sobre tabaquismo, madres fumadoras