Nuestros bebés y niños tendrán fiebre varias veces a lo largo de su infancia, aunque la mayoría de veces no serán casos preocupantes y la fiebre no será motivo de urgencia.
La mayor parte de la infecciones febriles tienen un origen vírico y, por tanto, son intrascendentes, y además la fiebre es considerada como un mecanismo de defensa que puede llegar a ser beneficioso. Es decir: si mi hijo tiene fiebre, es porque su organismo está funcionando bien, defendiéndose correctamente.
La fiebre por sí sola no debe producirnos angustia ni ha de conllevar en principio un peligro para la salud del bebé. Por ello la fiebre no debe ser considerada como un síntoma de alarma salvo en contadas excepciones.
No debemos alarmarnos ni acudir al servicio de urgencias en cuanto el termómetro suba unos grados (la temperatura por debajo de 37'5ºC se considera normal), aunque esto casi nunca resulta fácil.
No obstante, sí hay algunos casos en los que hemos de acudir a Urgencias del centro de salud u hospital para que el bebé o niño sea reconocido sin dejar pasar más tiempo.
Si el bebé tiene menos de 3 meses.
Si tiene una temperatura superior a 40ºC.
Si lleva 4 días o más con fiebre. Esto no es un signo de alarma pero deberá consultar obligatoriamente, aunque sin prisas, salvo que su pediatra le haya dado otras instrucciones.
Si el bebé o niño padece de alguna enfermedad crónica grave (malformación del corazón, inmunodeficiencia, cáncer en tratamiento quimioterápico).
Si se queja de dolor de cabeza intenso y vomita varias veces.
Si el niño respira con dificultad.
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Si presenta alguno de los siguientes síntomas de alarma:
Rigidez de nuca franca: sólo puede explorarse en el niño de más de 1 o 2 años y que colabora. Hay rigidez de nuca si el niño es incapaz de sujetar una hoja de papel con el mentón (cerrando la boca) sobre el pecho. No obstante, la fiebre elevada puede producir rigidez de nuca siendo necesario bajarla para comprobar que persiste.
Convulsión febril: el niño pierde la conciencia, se pone rígido y empieza a sacudirse. A veces, simplemente se desmaya o suceden las dos cosas.
Petequias. Son manchas puntiformes de color rojo que no desaparecen al estirar la piel circundante. Acudiríamos a urgencias en el caso de que no sean petequias producidas por la tos y los vómitos (son habituales en estos casos en la cara y pecho), se extiendan y/o exista decaimiento.
Decaimiento importante. La fiebre, por muy escasa que sea, puede producir decaimiento en el niño. Sólo deberá alertar si el decaimiento es importante y persiste pese a lograrse bajar la temperatura por debajo de 37,5º C.
Lo que habremos de hacer ante un cuadro de fiebre normal, que no conlleve ningún signo de alarma, es procurar bajarle la temperatura corporal (ambiente fresco, baños, antitérmicos) y ofrecerle abundante líquido en espera de que la fiebre remita y finalmente desaparezca.
Es difícil para los padres mantenerse serenos ante los casos de fiebre del bebé, pero si no se produce alguna de las situaciones anteriores no es necesario acudir a Urgencias.
Vía | AEPED Fotos | Tomás Fano y eyeliam en Flickr En Bebés y más | Cómo medirle la fiebre al bebé, El bebé tiene fiebre: qué hacer, Cómo bajarle la fiebre