Una de las grandes dudas de las madres y los padres cuando tienen un bebé varón es si tienen que bajar la piel del prepucio para que no tenga fimosis.
A la mayoría de adultos, que yo sepa, nadie nos hacía nada especial, por lo que la mayoría deberíamos pensar que no hay que hacer mucha cosa al respecto. Sin embargo, muchos pediatras suelen recomendar que se vaya bajando el prepucio del bebé cada vez más, para ir haciéndolo más elástico.
Algunos incluso bajan el prepucio a la fuerza, produciendo dolor y algunas heridas que luego cicatrizan espontáneamente, porque “de no habérselo hecho ahora le tendríamos que operar más adelante".
Yo no estoy de acuerdo con esta práctica y, de hecho, debo ser uno de los padres que menos toca el pene de sus hijos. Os voy a explicar por qué y además vamos a ver qué es realmente lo más recomendable.
Los bebés tienen adherencias prepuciales hasta los 12 meses
Cuando los bebés nacen, el prepucio (la piel de la parte final del pene que cubre el glande) protege el glande de manera tan intensa que viene de serie adherido al mismo. Hasta el año las adherencias son tan evidentes que lo raro es poder bajar la piel del prepucio, por lo que hasta ese momento es un poco absurdo pretender que se movilice y deslice hacia abajo mostrando el glande.
Son muchos los bebés que se han ido a casa llorando y con heridas en el prepucio porque un pediatra (o una pediatra), a los seis meses de vida (mes arriba, mes abajo) ha considerado que lo tenía muy cerrado.
Esta maniobra está desaconsejada por dos motivos muy evidentes: en primer lugar, porque como hemos dicho no tiene sentido. El prepucio y el glande están adheridos y eso no es un problema, es algo normal. En segundo lugar, porque lo último que se recomienda hacer si lo que se pretende es que una piel sea elástica es herirla, porque las heridas producen cicatrices y las cicatrices tienen siempre menos elasticidad que la piel sana e intacta.
A partir de los 12 meses las adherencias empiezan a desaparecer
A partir del año, poco a poco, las adherencias van desapareciendo paulatinamente, pero no es una cosa que suceda en unas semanas o meses. Es algo que va sucediendo en los siguientes años (sí, he dicho años).
Por poner un ejemplo, en la revisión de 2 años de mis hijos el pediatra le bajó el prepucio para valorar la fimosis y dijo “muy bien, ya veo que le vais bajando el prepucio cada día". La realidad es que, como he dicho al principio, nos felicitó por algo que no hacemos, porque lo único que hago es bajar un poquito de vez en cuando para que entre un poco de agua y jabón, vamos, por higiene.
De esto se deduce (no por el caso de mis hijos, sino porque sucede en la gran mayoría de los niños) que si no haces nada las adherencias van desapareciendo poco a poco.
Los niños son los primeros “agentes antifimosis"
Muchas madres se sorprenden cuando les digo que no tienen que hacer nada que no sea abrir un poquito el prepucio por higiene, siempre sin forzar (si tu hijo pone cara de “¡Ay!”, es que te has pasado bajando). Es como si sintieran que no están haciendo nada por sus hijos, cuando podrían estar ayudándoles.
Es bueno saber, si alguna madre se queda con la sensación de que no está haciendo nada por su hijo, que los niños son los primeros “agentes antifimosis" y que además lo hacen de maravilla.
En el momento en que les quitas el pañal empiezan a cogerse la piel del pene y a tirar hacia afuera, hacia el lado, a estirar, a toquetear, a meter el dedo por el agujerillo y a hacer cosas que cualquier padre seguramente no se haría a sí mismo para evitar el dolor posterior.
Con todas esas manipulaciones, y sobretodo la que consiste en estirar el prepucio hacia afuera (y no hacia adentro), van eliminando adherencias y van solucionando la fimosis basada en las adherencias.
¿Hasta cuándo es normal que tengan adherencias?
Depende un poco de las consideraciones de cada médico. Si tienes uno de esos pediatras a los que le gusta dar un tirón antes del año, seguramente te dirá que es normal hasta los 5-6 meses. Si tienes un pediatra que basa su trabajo en la evidencia científica, te dirá que a los doce meses la mayoría de los niños tiene fimosis fisiológica y que hacia los tres o cuatro años las adherencias van desapareciendo.
Hacia los 5-7 años aún queda un porcentaje (cercano al 10%) de niños que tiene adherencias (al 90% restante se le resuelve sin hacer nada especial) y hacia los 8-11 años es un 6% de los niños. Pues bien, aún en ese momento se considera que es posible que la fimosis se resuelva espontáneamente.
Entonces, ¿qué hacer cuando un niño tiene fimosis?
Después de lo dicho, repito, hasta los 3 años es normal que los niños tengan adherencias y no se pueda bajar la piel del prepucio. Hasta esa edad no se hace nada a no ser que haya complicaciones como infecciones o molestias porque la piel no se desliza por el glande.
Lo único que hay que hacer, por higiene, es retraer un poco el prepucio, sin forzar, para que entre un poco de agua y jabón.
A partir de los tres años se puede seguir simplemente esperando, porque lo más seguro es que se resuelva sin hacer nada especial, aunque existe la posibilidad de hacer un tratamiento con una crema de corticoides de media o baja potencia, que se ha demostrado muy eficaz.
En el centro en el que trabajo esta crema no se utiliza hasta los cinco o seis años, aunque hay pediatras que, como digo, empiezan a hacer uso de ella a los tres. Dicha crema hace que las adherencias vayan desapareciendo, evitando en muchos casos la intervención quirúrgica.
Si hubiera que operar, ¿cuándo se haría la intervención?
La mayoría de especialistas recomiendan no operar hasta que el niño tenga 5 ó 6 años, aunque visto lo visto, si el niño no tiene síntomas, aún se podría esperar un poco más porque podría resolverse espontáneamente más adelante.
En cambio, si el niño tiene síntomas, como dolor al tener erecciones o si va haciendo infecciones como balanitis, podría ser recomendable intervenir antes si la crema corticoide no ha hecho el efecto deseado.
Concluyendo
Respondiendo a la pregunta con la que titulo la entrada: no, no hay que bajarle el prepucio a los bebés ni a los niños a no ser que sea para que entre un poquito de agua y jabón, es decir, por higiene y siempre sin forzar.
Incluso cuando no hiciéramos esto las adherencias irían desapareciendo con el paso de los meses o años en la mayoría de los niños, quedando unos pocos niños a los que se les resolvería más adelante, y unos pocos a los que se les solucionaría con una crema. Todos ellos sin necesidad de bajar la piel forzando un poco cada día, como recomiendan muchos pediatras y sin dar tirones salvajes que producen heridas, dolor y llanto sin necesidad.
Foto | Rsgranne en Flickr
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