Ayer os expliqué en una entrada nada breve (lo siento, las cosas importantes requieren algo de extensión) cómo funciona la homeopatía y en qué se basa.
Tras ver cómo se crean los remedios homeopáticos y por qué es imposible que funcionen (los remedios homeopáticos más “potentes" son agua, como la del grifo o la embotellada) hoy vamos a explicar cómo puede ser que a pesar de saber esto la gente diga que “a mí me funciona" porque a mi hijo se le curaron las otitis, o los resfriados, o dejó de tener bronquitis o vete tú a saber qué.
A continuación lo explico todo, pero para el que no tenga muchas ganas de leer: funciona porque la homeopatía trabaja como un placebo.
Qué es un placebo
El efecto placebo es el fenómeno que sucede cuando un paciente recibe una sustancia inocua (sustancia sin efectos relacionados con el tratamiento de síntomas o enfermedades) como tratamiento, mejorando sus síntomas.
Esto sucede porque las personas somos capaces de autosugestionarnos, llegando a mejorar por el simple hecho de estar tomando algo que creemos que va a curarnos (evidentemente hay enfermedades con las que no funciona… si no se curaría todo con placebos).
Nadie duda de la existencia del efecto placebo y se sabe que si se compararan a cien personas enfermas a las que no se les da ningún tratamiento con cien personas con la misma enfermedad a las que se les da un placebo, las del segundo grupo mejoran con respecto a las del primero.
Como nadie duda de la existencia del efecto placebo, cuando alguien quiere saber si un medicamento real o una sustancia tiene algún efecto no puede hacer un estudio entre personas que toman el medicamento y personas que no lo toman, porque siempre logrará buenos resultados, sino que tiene que hacer un estudio comparando personas que toman la sustancia a estudiar y personas que toman un placebo, para ver si el efecto positivo de la medicación tiene efecto más allá del efecto placebo.
En caso de que un medicamento no funcione significativamente mejor que el placebo se considera ineficaz e inadecuado para tratar la enfermedad y entonces no puede salir al mercado.
¿Qué dicen los estudios científicos de la homeopatía?
Estudios sobre homeopatía hay muchos, muchísimos, básicamente porque la gracia de una nueva manera de hacer medicina es que haya evidencia científica que diga que funciona. Si no, cualquiera se puede poner a inventar medicinas (yo podría inventar la “armandoterapia") y decir que con eso curas cualquier cosa.
El problema de los estudios es que los hay bien hechos y los hay mal hechos (sin tener en cuenta variables que pueden influir en el resultado), como sucedió con el conocidísimo estudio de Benveniste, publicado en la revista Nature en 1988 en el que se observó que el agua tenía memoria y que a pesar de estar extremadamente diluida afectaba a ciertas células con las que entraba en contacto.
La prestigiosa revista Nature lo publicó diciendo en un rinconcito que tenía sus reservas y que trataría de dilucidar si los datos se podían volver a producir. Dos meses después, cuidando todas las variables posibles, los resultados demostraron que la memoria del agua no existía. Lo que sucedió en el primer estudio fue que los investigadores sabían qué muestras habían sido tratadas con agua normal y cuáles con el agua que debería tener memoria. No es que hubiera mala intención (digo yo…), sino que estaban condicionados por la ilusión o las ganas de obtener resultados favorables y las muestras celulares que habían estado en contacto con el agua “milagrosa” se comportaban, a ojos de los investigadores, de otra manera.
Para conocer el resto de estudios y poder valorarlos sin miedo a que haya errores en la planificación o ejecución de los mismos es buena idea buscar las revisiones realizadas por la Cochrane Collaboration, que analiza los estudios sobre un tema sin tener en cuenta aquellos que no están bien realizados.
Veamos qué dicen dichas revisiones acerca de la homeopatía:
- Uso de homeopatía para el tratamiento del síndrome de déficit de atención: La conclusión a la que llegan los autores de la revisión es que “actualmente, hay pruebas insuficientes para recomendar el uso de la homeopatía para niños con diagnóstico de TDAH".
- Uso de homeopatía para el tratamiento del asma crónico: La conclusión a esta revisión es que “no hay suficientes pruebas para evaluar de forma fiable el posible papel de la homeopatía en el asma".
- Uso de homeopatía para el tratamiento de la gripe y síntomas asociados: Lo mismo: “los datos no son suficientemente significativos como para recomendar el uso del oscillococcinum como tratamiento o prevención de la gripe y enfermedades con síntomas similares”.
- Uso de homeopatía para inducir el parto: “No hay pruebas suficientes como para recomendar el uso de la homeopatía como método de inducción”.
- Uso de homeopatía para tratar efectos adversos de tratamientos contra el cáncer: Para la revisión se analizaron ocho estudios. Cuatro de ellos no dieron resultados positivos, dos tenían una metodología muy dudosa y los dos restantes sí parecían arrojar resultados positivos. La conclusión de los revisores es que “es necesario repetir los estudios favorables para confirmarlos o desecharlos”.
O sea, que no hay evidencia ninguna
Exacto, no hay ninguna evidencia de que funcione y ni siquiera es porque no haya sido estudiado, sino que nadie hasta la fecha ha podido demostrar que la homeopatía funciona mejor que un placebo. Algo totalmente lógico, si tenemos en cuenta que en resumidas cuentas es agua y punto (como mucho agua con azúcar, si la añaden).
Continuará
Mañana seguimos con esta entrada y nos centramos más en el efecto de la homeopatía en niños. O mejor dicho, en el efecto placebo en los niños, porque la homeopatía, efecto, ninguno.
Más información | Qué es la homeopatía (pruebas científicas)
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