Llega el otoño y llega la gripe: cinco consejos para librarse de ella

Entramos en una nueva estación y, con el frío y la vuelta a la rutina hay nuevas situaciones que pueden presentarse. Llega el otoño y llega la gripe. Vamos a daros cinco consejos para librarse de ella.

La gripe, aclaremos primero, no es un enfriamiento ni resfriado, es un virus para del que no siempre podremos protegernos ni proteger a los niños, pero si adoptar medidas de prevención, salud general y cuidados que nos ayudarán a evitar los contagios de gripe.

Reconocer la gripe

La gripe se reconoce por una fiebre alta (superior a los 38,5 grados), dolores musculares intensos, dolor de cabeza muy fuerte, perdida de apetito, irritabilidad y, en algunos casos, molestias abdominales y diarreas.

Hay tos, seca al principio y luego evoluciona a una tos productiva y con mocos. En los niños pequeños hay que estar atentos, pues son más vulnerables y existe la posibilidad de complicaciones como la neumonía o la bronquitis.

Es importante tener en cuenta que, en el caso de la gripe, tratándose de un virus, los antibióticos no están recomendados si no se diagnostican infecciones relacionadas, que puede suceder, pero, en principio, el tratamiento son los antipiréticos (pero nunca aspirina) y mantener al paciente hidratado.

En las oficinas, los colegios y especialmente en las guarderías, la gripe va a estar presente durante todo el otoño e invierno, y, aunque la protección absoluta no es posible y teniendo en cuenta que la vacunación no se aconseja para toda la población infantil, si es posible tomar medidas de prevención que os vamos a proporcionar con estos cinco consejos.

Vida al aire libre

La vida al aire libre es fundamental para prevenir la gripe, igual que para prevenir cualquier otra enfermedad. El aire limpio y fresco no es el espacio natural de este virus, que se contagia por contacto o por vía aérea y que prefiere los lugares cerrados y cálidos. Por tanto, pasar tiempo al aire libre ya supone una medida de protección y, por supuesto, hacer ejercicio.

Además, el aire libre y el ejercio proporcionan una ayuda a nuestro sistema inmune al mantener una mejor salud general y hacernos sentir más felices y alegres, lo que es, por si mismo, un factor de protección contra las enfermedades.

Si tenemos la posibilidad de ir a la playa es maravilloso, aunque ya no haga buen tiempo para bañarse pero, si no hace demasiado frío y nos secamos rápidamente, tampoco es malo darse un baño rápido si las aguas no son gélidas. Si no tenemos playa, vayamos a la montaña o al campo, o, en última instancia, a parques grandes y con arbolado.

Ambientes limpios y sanos

El virus se contagia, fundamentalmente, por vía aérea y por contacto con superficies o personas que estén contagiadas. Por tanto, una buena medida de prevención es mantener las habitaciones y los espacios cerrados bien ventiladas y limpiar las superficies en las que pueda haberse depositado el virus.

Esto, tristemente, es muy complicado en las guarderías y colegios, donde los niños pasarán muchas horas en una misma habitación con poca ventilación y donde la limpieza completa de las superficies es imposible.

En los momentos de máxima incidencia de contagios puede llegar a ser positivo, especialmente para los bebés, evitar las aglomeraciones o lugares con mucha gente como centros comerciales, cines, restaurantes o salas comunes, pero tampoco podemos mantenerlos en una burbuja. Sencillamente, evitemos, en lo posible, los lugares con mucha gente y escasa ventilación.

En casa y en otros espacios donde vayan a estar los niños sería conveniente no mantener una calefacción muy fuerte para evitar el contraste térmico, pues, aunque la gripe no sea un enfriamiento, si puede tener más sencillo atacar al individuo si sufre irritación en sus mucosas.

Cuando estemos al aire libre hay que ir correctamente abrigados, pero sin sudar, y no ponerse el abrigo en los espacios con calefacción, sino hacerlo en el momento de salir. Y en casa, la calefacción a una temperatura adecuada, yo diría que a no más de 21 grados aunque con 18 se está estupendamente si no nos empeñamos en ir en manga corta. De hecho, debo decir, que nosotros, desde que no la ponemos en casa, hemos evitado la gripe y los resfriados fuertes.

Una buena nutrición

Una correcta alimentación, rica en frutas y verduras que tienen muchas vitaminas y que nos proporcionan una buena salud general es fundamental, pero tampoco hay que descuidar el aporte de proteínas de calidad, pues son indispensables para que nuestro cuerpo funcione correctamente.

La equinácea, la jalea real y el propóleo, aunque su efectividad no esté demostrada pero hay quienes recurren a ellas. La miel, lo que si hace, es calmar la tos.

Respecto a aumentar las dosis de vitamina C, tampoco parece que prevengan o curen los resfriados, pero si es indispensable asegurar que no haya déficit.

Lavarse las manos y otras medidas de salud básicas

Dejo para el final la que es, sin duda, la más clara recomendación posible, y la más sencilla, que evita muchos contagios tanto de gripe como de otras enfermedades contagiosas: lavarse las manos como hábito de salud indispensable.

Los virus que estén en las manos de los niños pasan rápidamente a estar en contacto con su cara, su nariz o su boca, por lo que una adecuada y frecuente higiene de las manos supone una primera barrera para los contagios.

Pero no basta con lavarse las manos antes de comer, habría que hacerlo siempre que hayamos tocado superficies de uso común o al llegar de la calle aunque eso, en el caso de los niños, no es posible y tampoco es conveniente pasarse con la higiene. Seamos precavidos pero sin obsesión, pues el exceso de higiene también debilita el sistema inmune.

Y lavarse la cara, no solo las manos, es otra forma de mantener una higiene de las zonas más accesibles a los virus. Además, por supuesto no basta con que los niños se laven las manos, también deben hacerlo los adultos y especialmente, los que llegan de la calle y sobre todo antes de coger a los bebés.

Medidas adicionales que protegerán a los niños de la gripe y de otras infecciones respiratorias es que se les evite el respirar aire con humo de tabaco, lo que supone, no solamente no fumar delante de ellos, sino también evitar hacerlo en las habitaciones que vayan luego ellos a usar aunque se ventile. En principio, donde haya niños no se debería fumar.

Si algún miembro de la familia ha estado en contacto con una persona enferma debería extremar las medidas de cuidado para no contagiar a los niños y, sin alguien enferma, habría que ser cuidadoso para que, si puede evitarse, no se lo pase a los pequeños, especialmente a los bebés, en los que la enfermedad puede ser más grave. Y, para los niños, por supuesto, la mejor de las vacunas siempre es la leche materna, no solo para los lactantes, sino para cualquier niño que siga queriendo mamar.

Con estos cinco consejos esperamos ayudaros a prevenir la gripe ahora que llega el otoño. Y si llega, ya sabéis, cama, líquidos, descanso y medicación bajo prescripción médica.

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