Seguro que alguna vez has escuchado el caso de algún niño con miedo a hacer caca, o puede que incluso le ocurra a tu propio hijo, pues es algo que sucede con relativa frecuencia en la infancia.
Aunque esta fobia coincide, en la mayoría de los casos, con el momento en que se abandona el pañal, también puede ocurrir en niños más mayores. Te explicamos las causas que están detrás de este miedo y cómo podemos ayudarles a superarlo.
Causas del miedo a hacer caca
El estreñimiento en la infancia es un problema frecuente que, según la Asociación Española de Pediatría, afecta de manera ocasional a un 34 por ciento de los niños con edades comprendidas entre los cuatro y los 11 años.
Las causas del estreñimiento pueden ser orgánicas (debido a ciertas patologías o enfermedades) o funcionales, que se suceden en un 95-97 por ciento de los casos.
Entre las causas funcionales se encuentran los factores psicológicos y el miedo a hacer caca provocado por:
La retirada del pañal supone para el niño un cambio importante en su rutina y en su conciencia corporal. Esto lleva a algunos peques a relacionar el hecho de hacer caca con la pérdida de una parte de sí mismos, de manera que consideran las heces como algo suyo y temen expulsarlas y perderlas.
Según los psicólogos, para otros niños la retención de heces se debe a una cuestión higiénica, es decir, tienen miedo, vergüenza o asco de que salga de su cuerpo algo sucio y desagradable.
Situaciones emocionales como el inicio del cole, la llegada de un hermanito o un cambio de residencia puede alterar al niño en edad preescolar, y comenzar a sufrir escapes de pipí, incontinencia fecal o, por el contrario, retención de heces.
Algunos niños no se sienten cómodos yendo al baño fuera del entorno familiar, como colegios, campamentos, baños públicos... Y otros, simplemente no desean interrumpir su actividad para ir al wc, reteniendo las heces de manera voluntaria.
La retención de heces hace que estas se vuelvan más duras y cueste más trabajo expulsarlas (llegando a causar dolor e incluso fisuras anales), de manera que el momento de ir al baño se acaba convirtiendo en un drama para el niño.
Al final, se produce un círculo vicioso del que es difícil salir: retención de heces por miedo al dolor - heces cada ves más duras por la retención - cada vez más dolor en la defecación.
Cómo se diagnostica
En la mayoría de las ocasiones, este episodio es algo pasajero que se acaba solucionando con el tiempo. No obstante, es importante consultarlo con el pediatra para que diagnostique el estreñimiento funcional mediante la historia clínica y la exploración.
El médico será quien determine si es necesario seguir algún tipo de tratamiento con laxantes, además de remitir al niño a la consulta con el gastroenterólogo si se trata de un episodo complejo o que requiera de una especial atención.
¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestro hijo a vencer este miedo?
Al margen del tratamiento y las recomendaciones que nos ofrezca el pediatra, los padres también podemos llevar a cabo unas sencillas pautas que ayuden a nuestro hijo a superar ese miedo a hacer caca, para que el momento de ir al wc no se convierta en una pesadilla para ellos.
La retirada del pañal debe ser un proceso respetuoso con el niño
Si vamos a comenzar con el proceso de retirada del pañal, debemos ser conscientes de la importancia de hacerlo de manera respetuosa con los ritmos y tiempos que marque el niño, pues solo así evitaremos este y otros problemas asociados a una retirada antes de tiempo.
Por supuesto, debemos evitar meterle presión, así como burlarnos, enfadarnos o castigarle, y en todo momento el niño debe sentirse cómodo y tranquilo con el proceso.
Revisar la dieta del niño
La Sociedad Norteamericana de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas, (NASPGHAN), recomienda también revisar la dieta del niño, con el fin de aumentar el consumo de frutas y verduras, y de alimentos ricos en fibra.
Así mismo, debemos asegurarnos que nuestro hijo bebe la cantidad de agua recomendada, pues esto ayudará a ablandar las heces y a que el momento de evacuar no sea molesto.
Ser pacientes y empáticos
Al igual que ocurre con cualquier aspecto de la crianza, es fundamental respetar a nuestro hijo y ser empáticos con su situación. De este modo, no podemos caer en el error de ignorarle, restar importancia a lo que le ocurre, ni mucho menos burlarnos de él.
Hay que entender que si el niño ha tenido una experiencia dolorosa previa, vivirá el momento como algo dramático, por lo que debemos comprenderle y ayudarle a superarlo mostrándole nuestro apoyo.
Hacer partícipe al niño de su problema
Puesto que este episodio se sucede en niños a partir de los dos o tres años, o incluso mayores, ya podemos intentar hablar con ellos de este tema, animarles a contarnos lo que les ocurre y explicarles por qué no es bueno para su salud que retengan las heces.
Si no quieren hacer caca porque temen perder una parte de sí mismos, les explicaremos que los adultos vamos al baño y no nos ocurre nada. Y si la retención se produce porque no se sienten confiados en un baño ajeno al de su casa, debemos insistirles en la importancia de atender a sus necesidades en cuanto surgen, así como de cuidar su alimentación para evitar este tipo de situaciones desagradables.
El momento de ir al baño: una rutina agradable
Hasta que se solucione el problema, puede ayudar el hecho de crear una rutina para ir al baño, en donde el niño se sienta cómodo, confiado y tranquilo. Acompáñale al wc y convierte el momento en algo agradable, ayudándote incluso de recursos como juegos, canciones o cuentos.
Otras pautas
El ejercicio físico es fundamental en cualquier etapa de la vida, y por supuesto también en la infancia. Y es que el movimiento ayuda a la motilidad intestinal, favoreciendo el momento de ir al baño. También puede ayudar dar a nuestro peque un suave masajito en la tripa.
En ningún caso debemos estimular la zona anal del niño ni administrarle ningún laxante que no haya sido prescrito por el pediatra. Así mismo, si la situación no mejora al cabo de unos días, o incluso sentimos que empeora, es muy importante consultar con el pediatra de inmediato para una nueva valoración.
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