Según datos de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), entre un cuatro y un ocho por ciento de los niños en edad escolar en España tiene una o más alergias alimentarias, y la Navidad es la época del año en la que más aumenta el riesgo de reacción.
Las razones son varias, pero entre ellas destaca el elevado número de alimentos que se consumen en estas fechas y que son especialmente alérgenos, como los frutos secos y mariscos.
¿Por qué aumenta el riesgo de alergias en Navidad?
Los expertos señalan las fiestas navideñas como un momento especialmente crítico en cuanto a alergias alimentarias se refiere, sobre todo si hablamos de niños. Según las estadísticas, las reacciones alérgicas aumentan, como también lo hacen los riesgos de sufrir una alergia. Los motivos son diversos:
Se incrementan las comidas fuera de casa, y con ello un menor control sobre la preparación y manipulación de los alimentos.
La mesa se llena de una amplia variedad de platos, y esto aumenta el riesgo de contaminación cruzada cuando hay alguna alergia alimentaria.
El marisco es uno de los platos principales de los menús navideños, como también lo son los frutos secos, que además son el ingrediente base de muchos dulces típicos. Y precisamente estos dos alimentos tienen un alto potencial alérgeno.
Durante las comidas navideñas es frecuente consumir alimentos que no se toman de manera habitual a lo largo del año, por lo que muchos niños entrarán en contacto con ellos por primera vez en estas fiestas.
Alergia al marisco
Los mariscos son responsables de una de las cinco alergias alimentarias más frecuentes en niños, según datos de la SEICAP. Los síntomas de alergia a este alimento incluyen tos, dificultad para respirar, inflamación, urticaria, opresión de garganta, dolor abdominal, diarrea, vómito y anafilaxia, en los casos más graves.
La alergia a los mariscos es distinta de la alergia al pescado, pues son alimentos diferentes, por lo que si tu hijo es alérgico al pescado no tiene porqué serlo también al marisco, y viceversa.
Los mariscos se dividen en tres grandes grupos:
Crustáceos: son aquellos cuyo cuerpo está cubierto de un caparazón, y a veces también están provistos de pinzas. Son, por ejemplo, las langostas, los camarones, los cagrejos, los langostinos, las gambas, los percebes...
Cefalópodos: son moluscos generalmente sin caparazón, y con una cabeza voluminosa, como el pulpo, el calamar, la sepia...
Moluscos bivalvos: son moluscos con un caparazón que presentan dos valvas laterales, que se abren y se cierran. Por ejemplo, las almejas, los berberechos, las chirlas, los mejillones...
La alergia entre cada grupo de mariscos suele ser independiente, e incluso también puede darse el caso de presentar alergia tan solo a un tipo de marisco dentro de un mismo grupo, y no a los demás.
Aunque a partir de los seis meses el bebé ya podría comer prácticamente de todo, es aconsejable que si hay antecedentes de alergias alimentarias en la familia, o tu bebé presenta alergia a otros alimentos (como por ejemplo, alergia a las proteínas de leche de vaca o alergia al huevo), preguntes a tu pediatra cuándo considera que es el mejor momento para introducir el marisco en su dieta.
Y si estas Navidades van a ser las primeras en las que tu peque consuma marisco (bien sea cocido, a la plancha, en guiso, sopas, cremas...), recuerda que debes esperar entre tres y cinco días antes de incorporar otro alimento nuevo a su dieta, así como otra especie distinta de marisco. De esta forma, te será más sencillo detectar cualquier signo de alergia o intolerancia que se pueda presentar.
Alergia a los frutos secos
La alergia a los frutos secos constituye una de de las alergias alimentarias más frecuentes en la infancia. Los síntomas asociados pueden ser severos, y se presentan en forma de urticaria, inflamación en la garganta y lengua, conjuntivitis, problemas respiratorios y digestivos, y anafilaxia en los casos más graves.
Los frutos secos que dan alergia con mayor frecuencia son los cacahuetes, las nueces, las almendras y las avellanas, principalmente porque son los que más se consumen.
Aunque muchas familias optan por introduir los frutos secos en la dieta de los niños a partir de los seis meses (¡siempre molidos, por el riesgo de atragantamiento!), también hay quien prefiere esperar un poco más para su introducción pensando que así previenen la aparición de alergias.
Sin embargo, según han comentado los expertos en varias ocasiones, retrasar la introducción de un alimento no solo no previene la aparición de alergias, sino que puede ser contraproducente. De hecho, en el caso de los cacahuetes, los últimos estudios hablan de que una introducción precoz en la dieta del bebé podría disminuir la probabilidad de que desarrollara alergia en un futuro.
En cualquier caso, si en estas Navidades tu peque va a consumir frutos secos por primera vez, ten muy presente los siguientes consejos:
Según la SEAIC, la mayoría de las reacciones alérgicas se producen dentro de los los 30 minutos posteriores a su consumo, por lo que en caso de detectar algún síntoma que te haga sospechar, acude de inmediato al servicio de urgencia del hospital.
Los pediatras recomiendan que los menores de seis años no consuman frutos secos enteros. Así que, si vais a ofrecérselos que sean molidos o en crema.
- Muchos de los dulces típicos navideños (mazapán, turrón, polvorones, pastas...) llevan entre sus ingredientes principales las almendras y avellanas. Tenlo presente a la hora de ofrecérselo a tus hijos.
Alergia al anisakis
Según los últimos datos, el número de reacciones alérgicas por anisakis ha aumentando en los últimos años, y aunque no se trata de una alergia típica entre la población infantil, es importante saber cómo podemos prevenirla y por qué las Navidades son una época con elevado riesgo.
Las larvas de anisakis se encuentran en la cavidad abdominal de entre un 40 y un 80 por ciento de los peces marinos y cefalópodos de todos los mares y océanos del mundo, pero no parasitan a los moluscos bivalvos, crustáceos, ni peces de río.
Lo más habitual es que la mayoría de nosotros hayamos ingerido larvas de anisakis presentes en los pescados que consumimos sin que este hecho nos haya provocado ninguna alteración ni complicación de salud. Pero, en otras ocasiones la ingesta de anisakis puede conllevar infección y/o alergia, que se manifiesta en forma de urticaria, rinoconjuntivitis alérgica, crisis asmática y, menos frecuentemente, reacción anafiláctica.
En Navidad aumenta considerablemente el consumo de pescado y cefalópodos, por lo que para prevenir el contagio por anisakis debemos tomar las siguientes medidas a la hora de consumir estos productos:
Comprar el pescado ultracongelado en alta mar, o bien congelarlo nosotros en casa durante un mínimo de 72 horas a -20º. Según los expertos, esta es la medida más eficaz para matar las larvas de anisakis.
Si no se ha congelado previamente, debemos cocinarlo a 60º durante al menos dos minutos, asegurándonos que queda muy hecho por dentro y evitando técnicas culinarias como la plancha o el microondas.
No consumir pescado crudo o elaborado con las siguientes técnicas: ahumado, en vinagre, escabechados, marinados, carpaccios, sushi...
¿Cómo afrontar las Navidades con alergias alimentarias?
Si tu hijo forma parte del porcentaje de alérgicos alimentarios que comentábamos al inicio y estas van a ser sus primeras Navidades, puede que te sientas especialmente angustiado y preocupado.
Te damos algunos consejos para minimizar riesgos y vivir las Navidades de la forma más relajada posible:
Lleva siempre contigo la medicación de tu hijo. A veces, las prisas, los viajes y las reuniones continuas fuera de casa pueden provocarnos despistes y olvidarnos de ella. Así que, antes de salir de casa revisa que la llevas contigo.
Aunque resulte una obviedad, lee siempre detenidamente el etiquetado de cualquier producto nuevo que tu hijo vaya a consumir. Y si comeis fuera de casa y no estas seguros de que alguno de los platos sea apto, pide la receta y los ingredientes utilizados y ante la duda, no se lo des.
Mucha precaución con las trazas presentes en algunos alimentos, así como con la contaminación cruzada que podemos provocar si no seguimos unas estrictas medidas de higiene y seguridad a la hora de manipular y cocinar los alimentos.
Algunos alérgicos alimentarios también pueden presentar alergia por inhalación. Esto ocurre, por ejemplo, en el caso de los alérgicos al marisco cuando respiran los vapores o el humo que desprende su cocinado.
Si os invitan a comer, informa siempre sobre la alergia de tu hijo y asegúrate de que el anfitrión ha entendido lo que puede y no puede comer y cómo debe preparar el menú. Ante la duda, es mejor que optes por llevar de casa tu propia comida.
Si habéis decidido marcharos de viaje en estos días festivos, hay una serie de factores que debes tener muy en cuenta, especialmente si vais a salir fuera del país. Entre ellos está el tipo de gastronomía, el medio de transporte utilizado para viajar, el idioma y la atención sanitaria del país. En este artículo te dábamos todas las claves para viajar seguros.
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Más información | Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP)