Precauciones al ir a la playa: las radiaciones solares

Nos quedan unos cuantos días de verano todavía y para muchos, las vacaciones empiezan en esta segunda quincena de agosto. Nos vamos a la playa o a la piscina con los niños y desde luego es una de las actividades más divertidas para ellos, además de proporcionarles todos los beneficios del ejercicio al aire libre. Podrán jugar con la arena, bañarse, correr libres y estar con otros niños. Pero todas estas actividades a pleno sol y en el agua tienen sus peligros y es muy importante no olvidar la prevención de los problemas que pueden derivarse de esto. Hay que tomar precauciones con las radiaciones solares.

Recibir la luz del sol es bueno para la salud, aumenta nuestra sensación de bienestar y felicidad y además ayuda a sintetizar la vitamina D, pero tiene peligros si se toma sin precauciones adecuadas; quemaduras, golpes de calor y la predisposición a desarrollar cáncer de piel a medio o largo plazo.

Los menores de seis meses no deben ser expuestos directamente a los rayos solares, ni usar cremas de protección sin indicación expresa del pediatra. Su piel es muy fina y delicada, y tanto el sol directo como las cremas están contraindicadas.

Los niños pequeños son especialmente sensibles a las quemaduras. Yo me acuerdo, cuando era una niña con la piel muy clara y rubita, que todos los veranos terminaba con la espalda enrojecida o con ampollas, y hoy tengo mucho cuidado con mi hijo.

En principio hay que descartar bajar a la playa entre las 12 y las 17 o 18 horas, para asegurarnos de que los rayos solares lleguen a ellos de forma muy suave. Además, hay que habituarse y habituarlos a desarrollar las costumbres adecuadas de fotoprotección. Que las radiaciones llegan igualmente si el día está nublado es una de las cuestiones que más fácilmente llegamos a olvidar y en las que hay que incidir.

Para protegernos del sol la ropa es lo más seguro. Con una camiseta amplia de algodón el niño estará bien protegido, siendo importante aplicar además cremas en las zonas expuestas y llevar una gorra, La ropa debe estar seca.

Con una buena gorra se previenen las quemaduras en las zonas más sensibles y expuestas: cara, cuello y orejas. Y si llevamos una sombrilla nos aseguraremos de tener una sombra adecuada para los ratos de descanso.

Es indispensable usar cremas de protección solar adecuadas para los niños, con el índice más conveniente para su fototipo y resistentes a sus juegos y baños. El farmaceútico nos aconsejará cuales son las que debemos usar en cada caso.

Con estas medidas generales podremos disfrutar con nuestros niños de la playa con seguridad, protegidos de las quemaduras y de las radiaciones peligrosas.

En Bebés y más | Muchos padres no protegen a sus hijos del sol adecuadamente , Siete sencillas medidas para proteger a los niños del sol

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