Por sí misma la piel del bebé huele fenomenal, pero no obstante muchas veces se le quieren añadir productos cosméticos con distintos fines, incluso para protegerla (y no solo para perfumarlos). Pero, ¿se puede usar cualquier producto cosmético para el bebé y los niños pequeños? ¿Qué precauciones debería tomar para que estos productos no supongan ningún riesgo para mi hijo?
Empezaremos señalando que estas dudas tienen su razono de ser, muy justificada, ya que si en cualquier persona la piel queda expuesta a los productos que se le apliquen, en los bebés y niños pequeños esta exposición es mucho más evidente. Y no solo por las características de la dermis infantil, sino también por su modo de actuar, por su comportamiento.
En los bebés nacidos a término, la epidermis y el estrato córneo de la piel son más finos que los de un adulto, por lo que su función de barrera protectora es menos eficaz. En el caso de los bebés prematuros, aunque su piel madure con rapidez, el tejido protector está inmaduro al nacimiento y durante unas semanas, durante las cuales su piel es más permeable.
Además, en el caso de bebés y niños hemos de tener en cuenta que la relación entre la superficie cutánea y la masa corporal es superior en comparación con la de los adultos. En los recién nacidos, esa relación es 2'3 veces superior a la de los adultos. A los seis meses, 1'8 veces superior. A los 12 meses, 1'6 veces superior e incluso a los cinco años sigue siendo 1'5 veces superior.
Todo hace que la composición de los productos cosméticos infantiles tenga que ser diferente a la de sus equivalentes para adultos. Los productos son específicos infantiles y por ello deberán cumplir con los requisitos básicos establecidos para los ingredientes cosméticos, así como para su presentación en envases adecuados: su forma, olor, color, aspecto, envasado, etiquetado, volumen o tamaño, no deben poner en peligro la salud ni la seguridad del niño (por ejemplo, que no se abra con facilidad y que no se confunda con un alimento)
Pero no solo las características de la dermis infantil determinan que no se pueda usar cualquier cosmético para los más pequeños. Un producto cosmético para niños debe ser seguro para su salud cuando se utilice en las condiciones normales y previsibles de uso, considerando que las características fisiológicas, la zona de aplicación y también los hábitos de comportamiento de los niños, pueden aumentar la exposición a determinadas sustancias o a sus efectos tóxicos.
Para niños, los cosméticos han de ser mucho más seguros
Como vemos, un niño menor de tres años puede ser más sensible a determinados efectos tóxicos de las sustancias químicas y, por lo tanto, es necesario prestar una especial atención a la seguridad de los productos cosméticos destinados a esta población y así se advierte en la normativa europea.
La guía "Cosméticos seguros para niños pequeños", publicada por la Dirección de Calidad del Medicamento y la Asistencia Sanitaria del Consejo de Europa, señala nuevos riesgos para los niños menores de tres años (aunque en algunos casos, incluso por encima de esa edad). Y es que el comportamiento de los niños genera nuevas vías de exposición a los ingredientes de los productos cosméticos.
Porque está claro que un adulto (en condiciones normales) no va a pegar un trago de colonia, o de champú, o va a comer pasta de dientes... Pero el caso de los niños es diferente. Los escenarios de exposición son muy variados y dependen de la edad y del comportamiento del pequeño. Algunos ejemplos son:
- Ingesta fortuita del producto al chupar el recipiente o tragar el contenido.
- Ingesta de pequeñas cantidades de producto, por ejemplo, al tragar el agua que se utiliza para aclarar el champú o el gel de baño, o al tragar el dentífrico (se considera que la cantidad que ingieren habitualmente es del 60%).
- Aspiración o ingesta de elementos pequeños del recipiente, por ejemplo, tapones, dosificadores, etc.
- Aspiración de líquidos; son especialmente peligrosos los productos que contienen hidrocarburos.
- Los ojos quedan expuestos, de manera directa o indirecta, a champús, espumas de baño, sprays u otros tipos de productos cosméticos.
Por ello, tanto la composición, como las cantidades recomendadas, como la fabricación de los envases... son factores que han de ser tenidos en cuenta de manera especial en el caso de los productos infantiles.
En definitiva, recordemos que en cuanto a productos cosméticos para el bebé hay que utilizar los justos, teniendo en cuenta las recomendaciones de los fabricantes de cosméticos infantiles y las características específicas de la piel y el modo de actuar de nuestros retoños.
Fotos | Brett Samuel en Flickr-CC, iStock
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