Tal y como dice la OMS, las vacunas salvan vidas, son un derecho fundamental (aunque, por desgracia no siempre es fácilmente accesible para todos), y son rentables porque son seguras, eficaces y poco costosas.
Sin embargo, como ocurre con cualquier medicamento, las vacunas también pueden tener contraindicaciones que eleven el riesgo de reacciones adversas graves. En ese caso, el pediatra podría recomendar posponer o evitar la administración de la vacuna, siempre sopesando las ventajas y los inconvenientes.
Te contamos qué recomendaciones ofrece el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) al respecto.
¿Qué son las contraindicaciones?
Una contraindicación es una situación específica que se presenta en el paciente y por la cual no debería utilizase un fármaco, una vacuna o un procedimiento quirúrgico, ya que podría elevar el riesgo de efectos graves o incluso mortales.
Cuando hablamos de vacunas, las contraindicaciones pueden ser de dos tipos:
Temporales: cuando el individuo presenta una condición durante un tiempo determinado, que puede elevar el riesgo de reacciones adversas. Pasado ese tiempo y superada esa condición, el riesgo dejaría de existir.
Permanentes: cuando el individuo presenta una determinada condición que contradice la vacunación.
En qué casos se recomendaría posponer la vacunación
El niño no tiene la edad recomendada
Cada vacuna debe administrarse a una edad concreta porque de hacerlo antes de lo recomendado, podría no producir la respuesta inmunológica esperada. Tal es el caso, por ejemplo, de la vacuna triple vírica, que no se aconseja administrarla antes de los 12 meses de vida.
Por eso, debemos tener muy presente el calendario oficial de vacunas para saber cuándo toca vacunar a nuestros hijos, el número de dosis que corresponden a cada vacuna y el intervalo entre todas.
Aún así, recordemos que en caso de riesgo epidemiológico, el pediatra podría recomendar adelantar la administración de la vacuna de la triple vírica, si los beneficios en ese caso concreto superaran los riesgos.
En caso de prematuridad, el bebé recibirá las vacunas acorde a su edad cronológica y no corregida, independientemente de la edad gestacional que tuvo al nacer y de su peso, salvo situaciones excepecionales que el médico determine.
El embarazo
Hay dos vacunas seguras y recomendadas durante el embarazo: la gripe, que debe administrarse cuando comienza la campaña, y la difteria, tétanos y tosferina, que se administra al final del embarazo para prevenir la tosferina en el recién nacido.
Pero las vacunas de virus vivos están contraindicadas durante la gestación, por el riesgo potencial de provocar lesiones en el feto. Sin embargo, en situaciones especiales y siempre evaluando el riesgo-beneficio, podría ser necesaria la administración de alguna vacuna específica.
Proceso de enfermedad aguda
Si a la hora de recibir las vacunas el paciente está atravesando un proceso infeccioso moderado o grave, debe posponerse la vacunación hasta su recuperación. También en los casos de enfermedad aguda cuando hay fiebre alta, diarrea grave, crisis asmática o cardiopatía o nefropatía descompensadas.
¿Y si mi hijo tiene convulsiones febriles?
Los niños que en algún momento han presentado convulsiones febriles pueden vacunarse sin ningún riesgo adicional, aunque desde la Asociación Española de Vacunología se recomienda la administración de un antitérmino previa y posteriomente a la vacunación.
¿Y si mi hijo está tomando antibiótico?
Los antibióticos no son contraindicación para las vacunas, a excepción de la vacuna antitifoidea oral.
Pacientes con inmunodeficiencias
En niños con inmunodeficiencias, las vacunas con gérmenes vivos como la triple vírica (sarampión, rubeola y paritoiditis), la varicela y la fiebre amarilla están contraindicadas porque podrían provocar la enfermedad de forma grave. No así el resto de vacunas, aunque podrían ser necesarias más dosis porque suelen provocar una escasa respuesta inmunológica.
En los casos de niños con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se debe consultar con el médico.
En qué casos no se recomendaría la vacunación
Ciertas alergias y anafilaxia
Los alérgicos a la levadura no deberían recibir la vacuna contra la hepatitis B.
Los que tienen anafilaxia a la gelatina no deben vacunarse de la triple vírica.
Los que tienen anafilaxia a la neomicina o polimixina B no deben recibir vacuna triple vírica, gripe ni la vacuna inactivada de la poliomielitis.
Los que tienen una historia de anafilaxia a la estreptomicina no deben recibir la vacuna de poliomielitis inactivada.
Cuando tras la vacunación se desencadena una reacción anafiláctica, las dosis posteriores de esa misma vacuna están contraindicadas. No así cualquier otra vacuna diferente que no tenga el mismo componente.
¿Y en los casos de alergia al huevo?
En la Asociación Española de Vacunología podemos leer lo siguiente con respecto a la alergia al huevo, tan común en la infancia:
"En caso de que el niño presente alergia al huevo sí podrá vacunarse excepto en los casos en que tenga una alergia grave al huevo (hipotensión, shock y dificultad respiratoria), en los que no podrá recibir la vacuna frente a la gripe o frente a la fiebre amarilla. En estos casos, la vacuna triple vírica se administrará bajo estricta observación médica".
"El padecer de diarrea o de dolores abdominales tras tomar huevo no son razones para no administrar la vacuna triple vírica"
Encefalopatía de etiología desconocida
La presencia de una encefalopatía de etiología desconocida, aparecida en los siete días siguientes a la administración de una vacuna con componente frente a la tosferina, contraindica la administración de dosis posteriores de vacunas que contengan dicho componente.
Precauciones a tener en cuenta
En los casos que a continuación vamos a detallar, la vacunación deberá ser valorada por el médico o/y tener en cuenta una serie de precauciones, pero no se contraindica a priori:
Las convulsiones, la parálisis cerebral y el retraso psicomotor no contraindican ninguna vacuna, siempre que la enfermedad se encuentre estabilizada.
Fiebre superior a 40,5 °C en las 48 horas siguientes a la administración de una dosis de cualquier vacuna con el componente de la tosferina.
Precaución en la administración de dosis posteriores, si tras la vacuna de la tosferina el paciente presenta convulsiones en los tres días siguientes, llanto con grito de más de tres horas de duración, y síndrome de hipotonía e hiporrespuesta en las primeras 48 horas tras la vacunación.
Si en las seis semanas posteriores a la administración de una vacuna el paciente desarrolla el síndrome de Guillain-Barré, se valorará con precaución la conveniencia o no de administrar una dosis posterior de dicha vacuna.
El médico valorará en cada caso concreto el riesgo-beneficio de la vacunación en pacientes con enfermedades crónicas e inmunodepresión, y aquellos en tratamiento con productos biológicos.
Antes de administrar la vacuna triple vírica a personas con una tuberculosis activa no tratada, conviene que se haya iniciado la terapéutica antituberculosa correspondiente.
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Vía | Asociación Española de Vacunología, Comité Asesor de Vacunas de la AEP