Los ataques de tos van creciendo y producen en el niño dificultad para respirar, los niños lactantes menores de un año son especialmente sensibles a esta enfermedad y es necesaria en muchas ocasiones su hospitalización.
Es una enfermedad grave, de hecho puede provocar neumonías graves, convulsiones e incluso daños cerebrales. Cada año se producen en el mundo alrededor de 60 millones de casos de esta enfermedad y unas 350.000 muertes, es para que tengamos un poco de respeto a la enfermedad. Suelen ser los países en vías de desarrollo los que más la sufren, en España gracias a las vacunas se ha reducido su indicencia notablemente, hasta un 90%, llegando a producirse tan sólo unos 3 casos por cada 100.000 habitantes al año.
Tampoco hay que hacer mucho caso de esta última cifra, ya que hay bastantes dificultades para diagnosticarla dado su parecido con el resfriado común. La vacuna de la tos ferina no puede faltar en el bebé, es importante como sistema de prevención y necesaria para salvaguardar la salud del pequeño.
Recuerda que ante cualquier duda lo mejor es acudir al pediatra, él se encargará de averiguar si se trata de un simple resfriado o de una infección de tos ferina.
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