Así son los hiperpadres que protegen en exceso a sus hijos: cinco señales para reconocerlos

Padres o madres quitanieves, helicóptero, cortacésped, mayordomo, tigre... En los últimos años se han ido sumando cada vez más etiquetas ilustrativas de los tipos de hiperpadres que podemos encontrar en la actualidad.

El concepto "hiperpaternidad" surgió en Estados Unidos con la primera generación millennial, y llegó hace unos años a España de la mano de Eva Millet, periodista especializada en crianza y autora de los libros 'Hiperniños. ¿Hijos perfectos o hipohijos?' e 'Hiperpaternidad'.

Aunque hay matices que diferencian a los diferentes tipos de hiperpadres, todos ellos guardan algo en común: son padres o madres extremadamente protectores que no permiten a sus hijos crecer ni desarrollarse de forma autónoma. Lógicamente, como cualquier padre siempre actúan con la mejor de las intenciones, pero intervenir constantemente en la vida de los hijos no solo no les prepara para la vida, sino que puede afectar negativamente a su desarrollo.

Analizamos cuáles son las cinco características que definen a los hiperpadres y cómo afecta a los hijos este estilo de crianza.

Hiperpadres: cinco señales para reconocerlos

Nuestra misión como padres es procurar siempre lo mejor para nuestros hijos, cuidarlos, protegeros y dotarlos de las herramientas necesarias para que aprenden a valerse por sí mismos.

Pero, ¿cómo diferenciar una crianza con apego, positiva y responsable de la crianza intensiva y la hiperpaternidad?

Estas son las cinco señales que delatan a los hiperpadres:

1. Supervisión constante. Los hiperpadres supervisan continuamente a sus hijos y tienden a controlar todos los aspectos de su vida. Lo hacen sobre todo para evitar que sus hijos se enfrenten a situaciones que consideran peligrosas, fracasen o hagan las cosas de una forma poco apropiada, según su criterio.

2. Excesiva sobreprotección. Los hiperpadres suelen estar muy preocupados por el bienestar físico y emocional de sus hijos, lo que les lleva a sobreprotegerlospara evitar que se enfrenten a dificultades, frustraciones o desafíos que puedan lastimarlos.

3. Rescate constante. Como consecuencia de la sobreprotección, estos padres a menudo hacen todo lo posible para evitar que sus hijos se enfrenten a situaciones que puedan causarles dolor o estrés. Así, tienden a allanarles el camino para que no encuentren dificultades, los rescatan de situaciones difíciles o resuelven los problemas por ellos.

4. Falta de autonomía. Con frecuencia, los hiperpadres no permiten que sus hijos tomen decisiones por sí mismos o asuman las responsabilidades de sus actos, lo que puede dificultar la autonomía y el desarrollo de ciertas habilidades.

5. Expectativas demasiado altas. Puesto que los hiperpadres se dedican a quitar todos los obstáculos de la vida de sus hijos, esperan que actúen con perfección en todas las áreas, exigiendo que tengan éxito y depositando sobre ellos expectativas excesivamente altas. A menudo, ejercen sobre ellos una crianza denominada 'intensiva', que puede llegar a resultar especialmente estresante y frustrante para el niño.

Las consecuencias de la hiperpaternidad para el desarrollo de los hijos

A menudo, la hiperpaternidad tiene consecuencias muy negativas en el desarrollo de los hijos, tanto en su infancia, como adolescencia y adultez. Aunque estas consecuencias pueden variar según la crianza y personalidad del niño, con frecuencia encontramos las siguientes:

Falta de autonomía. Los niños que son criados en un entorno hiperprotector a menudo tienen dificultades para actuar de forma autónoma en casa, en la escuela o en cualquier otro entorno, así como para tomar decisiones, manifestar su opinión o desarrollar habilidades de resolución de problemas.

Dependencia de los padres. La sobreprotección puede llevar a una dependencia emocional continua de los padres, incluso en la vida adulta. Los hijos pueden tener dificultades para establecer relaciones independientes y tomar decisiones por sí mismos sin la aprobación de los padres.

Falta de resiliencia. La hiperpaternidad impide que los niños aprendan a lidiar con el fracaso y las dificultades de la vida, pues carecen de las herramientas emocionales necesarias para manejar situaciones difíciles o decepciones.

Ansiedad y miedo al fracaso. Los niños hiperprotegidos pueden desarrollar ansiedad y estrés relacionados con el miedo al fracaso o al juicio externo. Al no haber tenido la oportunidad de desarrollar habilidades de afrontamiento efectivas, tendrán dificultades para asumir riesgos por temor a cometer errores.

Dificultades en las relaciones interpersonales. Los niños criados en un ambiente hiperprotector pueden tener dificultades para establecer relaciones saludables y funcionales con sus pares, ya que carecen de las habilidades sociales y emocionales necesarias para interactuar de manera efectiva.

Baja autoestima. La hipertaternidad hace que los niños no desarrollen la confianza en sus propias habilidades y capacidades. Al sentir que no son capaces de enfrentar desafíos por sí mismos, su autoestima se acaba deteriorando, lo que a su vez repercute en su felicidad.

Un enfoque equilibrado, positivo y amoroso en la crianza, lejos del control y más cerca de la supervisión respetuosa y el acompañamiento sin intervención -salvo cuando se necesita-, permite a los niños crecer de forma libre y autónoma, desarrollando una mayor confianza y seguridad en sí mismos y construyendo una base sólida para una vida adulta más saludable y satisfactoria.

Foto de portada | Freepik

También te puede gustar

Portada de Bebés y más

Ver todos los comentarios en https://www.bebesymas.com

VER 0 Comentario