Cuando tienen 8 o 9 meses, empiezan a mirar los libros con mayor detenimiento e incluso pasan las hojas, por eso deben ser resistentes, manejables, ligeros y de pocas hojas. Deben contener llamativos colores, imágenes simples y si hay textos que sean muy breves.
El material de estos libros debe cumplir todos los requisitos y homologaciones sanitarias estipuladas y no puede deshacerse en el caso de que el niño lo chupe.
Hay varios tipos de libros ideales para cada etapa, por ejemplo los blanditos, estos son de tela lavable y generalmente están rellenos de gomaespuma, pudiéndose dejar tranquilamente en la cuna junto al bebé. También encontramos libros duros, están elaborados con cartón plastificado y sus páginas son gruesas. Es preferible que esta clase de libros sean pequeños para que el niño pueda cogerlo con sus pequeñas manitas. Los hay incluso con asas o mordedores.
Podemos encontrar libros especiales para el baño, que flotan en el agua y están elaborados de plástico y finalmente, libros con sorpresa, son libros que presentan distintos sonidos, texturas, imágenes en relieve, etc.
Lo importante es fomentar la costumbre y familiarizar al bebé con los libros, esto potenciará en un futuro la afición por la lectura.
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